La trampa de las metas inalcanzable
Fuentes fidedignas. Por: Isaías Álvarez
Cada año nuevo trae consigo la misma escena: una lista de propósitos escrita con entusiasmo y optimismo, cargada de sueños que prometen, en su mayoría, un cambio radical. Sin embargo, para cuando llega febrero, muchas de esas metas ya están olvidadas o abandonadas. ¿Por qué sucede esto? La respuesta, en gran parte, está en la trampa de las metas inalcanzables.
La sociedad actual nos ha llevado a idealizar el éxito y la perfección, convirtiendo los propósitos en una especie de competencia para ver quién logra más en menos tiempo. Las redes sociales están llenas de ejemplos: personas que prometen “cambiar su vida en 30 días”, “ganar más dinero que nunca”, o “transformar su físico por completo”. Aunque estos objetivos pueden ser inspiradores, también son un recordatorio de que muchas veces nos planteamos metas que no tienen raíces en nuestra realidad ni en nuestras capacidades actuales.
El problema de estas metas es que, al ser poco realistas, generan frustración y una sensación de fracaso que nos paraliza. La narrativa del “todo o nada” —donde no alcanzar un objetivo es sinónimo de fracaso total— contribuye a que muchas personas abandonen incluso los propósitos más alcanzables.
Esto no significa que debamos conformarnos o evitar los grandes sueños, sino aprender a fijar metas que sean desafiantes pero alcanzables. Para ello, es fundamental enfocarse en los pequeños pasos que nos acercan al objetivo. Por ejemplo, en lugar de prometer “perder 15 kilos en dos meses”, podría ser más útil establecer metas semanales de ejercicio o cambios específicos en la alimentación. La clave está en celebrar cada avance, por pequeño que sea.
Además, es importante recordar que los propósitos deben responder a nuestros deseos genuinos, no a lo que otros esperan de nosotros. Las metas más significativas son aquellas que tienen un propósito personal, que nos emocionan y nos motivan desde dentro, no porque sean tendencia o estén socialmente aceptadas.
El inicio de un nuevo año no es un llamado a la perfección, sino una invitación a reflexionar, crecer y avanzar a nuestro propio ritmo. Si dejamos de caer en la trampa de las metas inalcanzables y aprendemos a celebrar el progreso, por mínimo que parezca, podremos darle un verdadero significado a nuestros propósitos de año nuevo.
Este 2025, les deseo que cada uno de sus objetivos se convierta en realidad, que el éxito los acompañe, la salud los fortalezca y el amor llene sus días. Gracias por su lectura y su tiempo a lo largo del año que termino. ¡Que tengan un 2025 pleno, lleno de alegría y trabajo bien remunerado!