Es tiempo de fundadoras
Sin Filtros; por Brenda Ramos
En la política, los verdaderos liderazgos no surgen de la improvisación ni de la búsqueda del poder por sí mismo, sino de un trabajo constante, silencioso y guiado por principios. Este es el caso de Lupita Gómez Núñez, quien recientemente fue designada como presidenta del Comité Ejecutivo Estatal de Morena en Tamaulipas. Su trayectoria y su trabajo como una de las fundadoras del movimiento en la entidad la posicionan como un referente de los valores que dieron origen al partido.
Desde 2017, Gómez Núñez formó parte del grupo “El principio de la patria”, un colectivo que adoptó reglas estrictas basadas en la responsabilidad y la integridad. Este grupo buscaba fortalecer a Morena desde sus cimientos, priorizando los ideales del movimiento sobre los intereses personales. Fue en este contexto donde Lupita comenzó a destacar como una líder disciplinada y comprometida.
Su experiencia profesional respalda su liderazgo. Abogada de carrera, ha impartido clases de leyes en licenciatura y maestría durante más de una década, y anteriormente se desempeñó como juez en Miguel Alemán y agente del ministerio público. Su rectitud y su preferencia por el bajo perfil la han distinguido dentro y fuera de la política.
Una de sus primeras contribuciones significativas al partido fue la apertura de CASA MORENA, la primera en su tipo en todo el estado. Este espacio no solo fue un símbolo del compromiso de Gómez Núñez con el movimiento, sino también un lugar clave para la formación política y la organización del trabajo territorial. Bajo su liderazgo, Morena en Tamaulipas se consolidó como una fuerza electoral mediante la creación de estructuras para la defensa del voto y estrategias de campaña innovadoras.
Un ejemplo notable de su impacto es el caso de Isidro Vargas, un candidato que inició su campaña con apenas un 4% de aceptación. Gracias al trabajo estratégico de Gómez Núñez y su equipo, Vargas alcanzó el 36% y logró la victoria, demostrando que el trabajo organizado y disciplinado supera cualquier improvisación.
Ahora, como presidenta estatal, Gómez Núñez enfrenta el reto de fortalecer a Morena en Tamaulipas en un contexto político crucial. Su gestión ya ha planteado metas ambiciosas, como superar la cifra de 315,000 afiliados en el estado, un objetivo que busca consolidar la estructura territorial del partido y reforzar su presencia en todas las regiones de Tamaulipas. Además, su enfoque en la unidad interna promete ser clave para enfrentar los desafíos de las próximas elecciones.
Pero mientras Morena apuesta por liderazgos de verdad, otros partidos siguen a lo suyo, con nepotismo a la orden del día. En Matamoros, el Partido Verde acaba de montar un espectáculo que raya en lo ridículo. Julieta Estefanía Hernández Quezada, hija del segundo Síndico Julio Hernández, fue nombrada presidenta local del Verde. ¿No les parecía suficiente? También metieron a sus hermanas, Natasha Pollet y Dulce Rocío, en Capacitación y Administración, respectivamente.
Con esto, el Verde deja clarísimo que no está buscando líderes, está buscando apellidos. Aquí no importan los ideales, solo los contactos. Y, para rematar, Manuel Muñoz Cano, el dirigente estatal, apareció todo sonriente para tomarles protesta, como si no fuera evidente que el partido sigue siendo un club familiar.
Mientras Morena apuesta por liderazgos como el de Lupita Gómez, que representan trabajo, compromiso y resultados tangibles, el Partido Verde sigue siendo un club de amigos y familiares, alejado de las verdaderas necesidades de la ciudadanía.
Este contraste no solo es evidente, sino alarmante, porque mientras unos construyen, otros siguen desmantelando cualquier esperanza de profesionalismo en la política.