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La mujer mexicana a través de dos breves historias

Por: Vicente Hernández

“Si valoramos lo que hemos heredado de manera gratuita del esfuerzo de otras mujeres que lucharon antes, sin duda es moralmente ético levantarnos y decir: Sí, soy feminista.”
«Annie Lennox»

Hurgando un poco en la historia política de este México machista, donde hasta el pasado 2 de junio en las urnas electorales gano una mujer: Claudia Sheinbaum Pardo, los gobiernos estuvieron monopolizados por los hombres, pero la historia también registra mujeres de gran valía que a través de los años han luchado para conquistar espacios militares, políticos y religiosos, que antaño les estuvieron vetados, y que en algunos casos durante la revolución mexicana, tuvieron que disfrazarse de hombres para que sus hazañas militares les fueran reconocidas, e incluidas en las paginas del libro de la historia, que en su mayoría esta escrita por prejuiciosos biógrafos, novelistas e historiadores, que en algunas de sus paginas que escribieron antes, durante y después de la revolución de 1910, las describían como abnegadas “Adelitas” destinadas únicamente para alimentar y servir de reposo a sus “Juanes”, esos valerosos guerreros que con fusil en mano, combatieron a los “Pelones” lo mismo a lado de Zapata, Villa o Carranza, sin embrago algunos otros historiadores, reseñan y destacan a las mujeres revolucionarias por su valor, lo mismo disparando balas con un fusil, que disparando ideas tecleando sobre una maquina de escribir, o un micrófono a favor de los derechos de la mujer, y de los espacios que en política en el pasado les fueron negados.

Amelia Robles Álvarez
Fue en la pequeña población de Xochipala muy cerquita de Chilpancingo Guerrero, donde nace en el año de 1891 Carmen Amelia Robles Ávila, una intrépida amazona que desde muy pequeña aprendió a montar a caballo, así como el manejo de las armas de fuego, pero sin descuidar sus estudios que realizo en Iguala Guerrero, antes de cumplir los 21 años de edad, se integro al movimiento armado en contra del dictador Porfirio Diaz (entre 1911-1912) posteriormente se unió al Ejercito Libertador del Sur, donde ya vestía toscas prendas masculinas, y sus compañeros se dirigían a ella como; “El Capitán Amelio” participo también en diferentes acciones de guerra en Morelos, Puebla y la ciudad de México.

Para el año de 1920, ya ostentaba el grado de Coronel, pero la indumentaria de varón que vistió desde su incursión revolucionaria, con el fin de ser aceptada por los rudos combatientes, lo conservo hasta su muerte en el año de 1970, incluso la Secretaria de la Defensa Nacional, le rindió un homenaje y le impuso una condecoración al “veterano de la revolución” y legionario del Ejercito Mexicano Coronel Amelio Robles Álvarez, personalidad asumida por Amelia hasta su muerte en el pueblo que la vio nacer como mujer, y la vio morir como hombre.

Hermila Galindo
Lo que más llamó la atención de don Venustiano Carranza a su entrada a la ciudad de México el 20 de agosto de 1914, fue la presencia de una jovencita, que pronuncio un encendido y fogoso discurso de bienvenida, que el primer Jefe de la Nación impresionado por su oratoria, la invito a trabajar en su gobierno, esta jovencita de apenas 18 años se llamaba Hermila Galindo, nacida en Lerdo Durango en 1886, de donde emigro a la ciudad de México, y con apenas 15 años de edad ya era una excelente taquimecanógrafa, y hablaba un magnifico inglés, de tal suerte que se desempeñó, como lo que hoy seria el equivalente a ser Directora de Comunicación Social del Gobierno Federal, así que este nombramiento le vino como anillo al dedo, y de inmediato organizo campañas de propaganda, lo mismo hablando en las tribunas, que escribiendo en los periódicos de la época, además fue Comisionada Especial para dar a conocer el programa de gobierno de don Venustiano Carranza en el extranjero.

También viajo a la Habana para impartir seis conferencias, en las que se declaraba contraria a la intervención de los Estados Unidos en los asuntos nacionales de los países latinoamericanos, asimismo escribió numerosos artículos periodísticos, en los que defendió apasionadamente los derechos de la mujer, un poco después fundo la revista “Mujer Moderna”, en la que apoyo la iniciativa de Carranza para establecer en México el juicio de divorcio.

En 1817, propuso a los constitucionalistas reconocieran el voto femenino, pero su propuesta no tuvo el éxito deseado, y a pesar de este descalabro, no se desanimo para lanzar en 1918 su candidatura a Diputada Federal, la cual obviamente perdió, que aunada a su derrota electoral, su buena estrella política empezó a declinar, cuando apoyo a Pablo González como sucesor de Carranza, resultando ganador el General Álvaro Obregón, y comprendiendo el error cometido, se retiro a la vida privada, pero siguió escribiendo artículos y varios libros, que en su mayoría no le fueron publicados, tras de conocer su lucha y tenacidad, el presidente de la republica Adolfo Ruiz Cortines (1952-1958), logro hacer realidad el sueño de doña Hermila, al convertirla en la primer diputada del país, satisfacción que la acompaño hasta su muerte en el año de 1954 en la ciudad de México.

Estos son tan solo dos ejemplos de la valentía en el campo de batalla, y la férrea decisión de llegar a la Cámara de Diputados, pero así como estos, existen cientos de casos de mujeres brillantes, que han destacado en la literatura, en la política, en la revolución y en las artes, por mencionar solo algunos de los espacios, que hasta hace pocos años solo estaban reservados para los varones, pero desde los tiempos de doña Malinalli Tenépatl, conocida también como “La Malinche” quien logro desempeñar un papel muy importante en el proceso de conquista de México hasta nuestros días, en que en la silla presidencial la ocupa Claudia Sheinbaum, han transcurrido cientos de años, y habrán de transcurrir muchos más, porque la lucha de las mujeres en este 2024 sigue su marcha, para tratar de ganarle la batalla al machismo y a la misoginia, que todavía están enquistados, tanto en lo laboral, lo legal, en lo político y en lo familiar.

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