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El poder del relevo generacional

Sin Filtros; por Brenda Ramos

En las elecciones de 2018, Andrés Manuel López Obrador obtuvo el respaldo de más del 41% del voto joven, consolidando una conexión especial entre Morena y las nuevas generaciones. Morena, un partido nuevo, logró capturar el hartazgo de una juventud que había sido ignorada por las estructuras tradicionales. Esa conexión se confirmó en 2024, cuando Claudia Sheinbaum obtuvo el 54% del respaldo de los votantes de entre 18 y 27 años, según datos de Enkoll. Los jóvenes no solo quieren ser testigos del cambio; quieren ser parte de él.

Sin embargo, el tránsito de la juventud de las calles al poder no siempre ha sido sencillo dentro del partido. Durante las dirigencias de Yeidckol Polevnsky y Mario Delgado, muchos jóvenes se sintieron relegados a tareas operativas: pintar bardas, organizar mítines, ser vistos pero no escuchados.

En respuesta, comenzaron a manifestarse mediante movimientos como Rebeldes con Causa. Hicieron “talacha” por un espacio real en la toma de decisiones. Este colectivo encarnó un mensaje claro: la energía juvenil es fundamental, pero también lo es el respeto a su inteligencia y su capacidad.

El relevo generacional en Morena no podía postergarse más. La llegada de Luisa María Alcalde a la presidencia del partido es una gran señal. No solo es mujer, sino una mujer joven, que envía el mensaje de que se buscará comprender y atender las demandas de una generación que quiere transformar desde adentro.

Por supuesto, su nombramiento no es una solución mágica a los problemas del partido, pero sí un reflejo de una apuesta por un liderazgo más fresco y conectado con las bases. Representa un mensaje hacia el interior del partido y hacia afuera: el relevo generacional dejó de ser eslogan.

Lo vimos con la designación de Claudia Sheinbaum para buscar la presidencia de la república y su gran aceptación en las urnas. Y casi de inmediato con Alcalde, quien está cumpliendo el reto de demostrar que este relevo no es decorativo. Ya vimos cómo no le tembló la mano en San Luis para declarar que se pintara de guindo.

La lectura del partido es clara: empoderar a las mujeres y a la juventud. Con Luisa María Alcalde al frente, Morena tiene la oportunidad de inspirar confianza y demostrar que las puertas del partido están abiertas para quienes quieran construir el cambio, no solo presenciarlo.

Porque si algo queda claro es que la juventud no es un sector más; es la fuerza que mantiene en movimiento las ideas. Morena está frente a una oportunidad histórica de consolidarse como el partido de las nuevas generaciones, siempre que recuerde que lo que cuenta no son los discursos, sino los hechos.

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