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Armando Martínez: Una victoria política en el cuadrilátero tamaulipeco

Crónicas del Sur; por Juan José Tomás

En Tamaulipas, la política no es solo un juego de palabras, es un cuadrilátero donde cada movimiento importa y donde los liderazgos se miden por su capacidad para resistir los embates y salir victoriosos. Armando Martínez Manríquez, alcalde de Altamira, se ha consolidado como uno de los contendientes más destacados, no solo del estado, sino del país. Así lo refleja la más reciente encuesta de RUBRUM, que lo posiciona en el séptimo lugar nacional entre 102 alcaldes evaluados, con una calificación de 7.29.

Este logro, sin embargo, no es un golpe de suerte. Altamira se ha convertido en un referente en áreas clave como seguridad y servicios públicos. Según la misma encuesta, ocupa el segundo lugar nacional en seguridad, solo superado por San Pedro Garza García, el municipio más rico de México, y el tercer lugar en servicios públicos. Estos resultados evidencian un gobierno que no se conforma con administrar lo que hay, sino que se esfuerza por mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos.

La cercanía con la gente es otro punto que distingue al liderazgo de Martínez Manríquez. Ocupar el octavo lugar nacional en esta categoría no es un dato menor, pues refleja una conexión que otros alcaldes envidiarían. En una época en la que la distancia entre los gobernantes y los gobernados parece ser la norma, Altamira se alza como una excepción.

La próxima visita de Julio César Chávez a Altamira, como parte del evento “Knock Out contra la Violencia”, añade un simbolismo interesante al liderazgo de Martínez Manríquez. Así como el legendario boxeador enfrentaba cada pelea con estrategia y determinación, el alcalde ha sabido sortear los retos de la administración pública con un enfoque claro y contundente. Además, el propósito social del evento —recaudar fondos para la primera Casa Hogar en Altamira— refuerza la idea de que un buen gobierno no solo gestiona, sino que transforma vidas.

Sin embargo, sería un error limitar el análisis al municipio. Altamira está marcando el paso en una región donde otros liderazgos parecen quedarse rezagados. Tampico y Ciudad Madero, históricamente pilares del desarrollo del sur de Tamaulipas, enfrentan dinámicas que no reflejan su potencial. Mientras tanto, Altamira se perfila como un ejemplo de lo que se puede lograr con voluntad política y una visión clara.

El reto para Armando Martínez no termina con los resultados de una encuesta. Mantener el ritmo de avance en un entorno político siempre cambiante será su verdadera prueba. Pero si algo ha demostrado hasta ahora es que sabe jugar su papel en el cuadrilátero político, con estrategia, fuerza y, sobre todo, resultados.

En un estado que necesita liderazgos fuertes y comprometidos, Altamira está dando un paso al frente. Y aunque la pelea aún no termina, es evidente que Martínez Manríquez no solo está en el cuadrilátero; está ganando.

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