Panaderos paleros
Sin Filtros; por Brenda Ramos
El diputado Humberto Prieto Herrera, presidente de la Junta de Gobierno del Congreso de Tamaulipas, fue claro y directo: no existe ninguna solicitud de desafuero en contra del diputado Ismael García Cabeza de Vaca. Prieto insistió en que esta legislatura no persigue a nadie, y dejó muy en claro que lo que sucedió durante el gobierno de Francisco García Cabeza de Vaca, hermano del diputado, es muy distinto a la realidad actual bajo el mandato de Américo Villarreal. “Aquí está el señor”, mencionó Prieto en referencia a Ismael, quien estaba presente en el Congreso durante la sesión. No hay represión, aseguró, y cualquier acusación de persecución política es un mero espectáculo.
Y es precisamente este “show mediático” al que Prieto alude, que muchos no creen. ¿Qué tan cierto es que Ismael García Cabeza de Vaca enfrenta una persecución política? El diputado, quien regresó al Congreso tras una supuesta recuperación de COVID-19, ha afirmado que está protegido por un amparo que evita cualquier orden judicial privativa de libertad. Y lo dice sin titubear: está aquí para ser la voz de los tamaulipecos que no están de acuerdo con lo que está pasando en el país. La pregunta es, ¿a quiénes representa realmente? ¿A los ciudadanos o a quienes le han permitido maniobrar al filo de la legalidad para evadir problemas mayores?
Lo que no se puede ignorar es que Ismael no enfrenta ningún proceso legal por ahora, pero no porque no existan motivos, sino porque ha sabido aprovechar los resquicios legales que le permiten mantenerse en pie. Amparado, no solo legalmente, sino también por su partido, García Cabeza de Vaca sigue en su curul, y lo hace con la plena seguridad de que cuenta con la protección del PAN. A pesar de las pruebas y señalamientos que se han levantado en su contra, su presencia en el Congreso sigue siendo un recordatorio de cómo los políticos, especialmente los vinculados al exgobernador, han logrado evitar la rendición de cuentas.
El respaldo del PAN no se limita a Ismael. Vicente Verástegui Ostos, conocido por sus amenazas a trabajadores y su historial violento, también ha sido arropado por el partido. Después de un escándalo mediático tras un supuesto intento de secuestro, Verástegui ha intentado desviar la atención de sus propios problemas judiciales. Y el PAN, en lugar de enfrentarlo o pedir cuentas, se ha dedicado a respaldarlo y seguir alimentando el “show”. El partido parece más interesado en mantener a sus figuras cuestionadas en posiciones de poder que en limpiar su imagen. Son precisamente estas situaciones las que han llevado al blanquiazul a la extinción.
El mensaje que Humberto Prieto intenta enviar es claro: esta legislatura no es represiva como la anterior. Pero mientras figuras como Ismael sigan en el Congreso, protegidos por amparos y respaldados por un partido que no parece tener límites, nos lleva a una realidad incómoda: el pasado sigue persiguiendo a la política de Tamaulipas.
Lo que estamos presenciando es un espectáculo en el que ciertos “panaderos” siguen siendo paleros, resguardados por un sistema que parece estar diseñado para proteger sus intereses y mantenerlos a flote, sin importar las consecuencias.