Polvo, escombros y silencio: la otra realidad del Informe de Gobierno de Carlos Peña Ortiz
Sin Filtros; por Brenda Ramos
Hoy, mientras Carlos Peña Ortiz se alista para presentar su informe de gobierno en el lujoso y fifí salón Cantera, para presumir los “supuestos logros de su administración”, en Reynosa todavía se respira el polvo de una explosión que dejó dos muertos, decenas de heridos y cientos de familias sumidas en el desconcierto. A escasos días de la tragedia en la colonia Módulo 2000, las víctimas aún se encuentran sin respuestas claras y sin la justicia que merecen.
El incidente, ocurrido a pocos días del Día del Grito, ha dejado muchas preguntas sin respuesta. Vecinos aseguran que ya habían denunciado ante las autoridades la presencia de grandes cantidades de pirotecnia en la vivienda que explotó. Sin embargo, las autoridades municipales dicen no tener registro de estas quejas. ¿Se ignoraron estas advertencias deliberadamente? ¿Quién debía actuar para evitar una tragedia de esta magnitud y por qué no lo hizo?
En vez de respuestas, Peña Ortiz ha desplegado una estrategia de «control de daños», abriendo un albergue temporal y ofreciendo ayuda básica que no pasa de ser un parche momentáneo. Hasta ahora, no hay claridad sobre quién era el dueño de la casa repleta de explosivos ni del propósito de su almacenamiento. Solo se ha pedido paciencia, mientras se espera un peritaje del que nadie sabe nada concreto.
¿Casualidad? La explosión ocurrió apenas unos días antes del Día del Grito, cuando las ciudades de todo México se preparan para las festividades patrias con espectáculos de fuegos artificiales. ¿Coincidencia? Las esferas pirotécnicas encontradas entre los escombros de la vivienda no eran las típicas que se usan en celebraciones menores; eran del tipo y tamaño utilizados en eventos oficiales de gran escala, como el propio festejo del 15 de septiembre. La proximidad del evento, el tipo de pirotecnia involucrada el silencio respecto a los culpables y los distractores de la opinión pública (como el escape de un tigre en Reynosa) plantean serias preguntas: ¿Estaba esta pirotecnia destinada para las celebraciones oficiales del Día del Grito? ¿Por qué no se ha aclarado esto?
Hoy, mientras el alcalde se prepara para hablar de logros y avances, las víctimas de la explosión siguen en la incertidumbre, los responsables de almacenar material explosivo en una vivienda residencial permanecen impunes, y los rumores en las calles se multiplican.
Hoy, mientras el alcalde presume sus «triunfos», las familias afectadas por esta tragedia aún no encuentran consuelo ni justicia. En lugar de esconderse detrás de discursos vacíos, Carlos Peña Ortiz debe responder a preguntas urgentes: ¿Quién permitió que esa pirotecnia se acumulara en un área residencial? ¿Por qué se ignoraron las advertencias de los vecinos? Y sobre todo, ¿cuándo se hará justicia para las víctimas de esta explosión?
Hoy, Carlos Peña Ortiz no debería enfocarse en seguir su guion de éxitos imaginarios. Debería, más bien, empezar a explicar por qué su administración ha fallado en proteger a los ciudadanos, por qué no se actuó preventivamente, y cómo planea rectificar estas graves omisiones. La gente de Reynosa merece saber la verdad, no solo las historias que el alcalde quiera contarles.