Fuentes fidedignas. Por: Isaias Alvarez
El juez Faustino Gutiérrez Pérez, un nombre que debería ser sinónimo de justicia imparcial, se ha convertido en una vergüenza para el sistema judicial de México. En un país donde la justicia suele ser lenta y a menudo manipulada por intereses oscuros, Gutiérrez Pérez es el ejemplo perfecto de cómo funciona lo peor del sistema judicial: un juez que, en vez de hacer su trabajo, dobla la ley para cubrirle las espaldas a los que tienen dinero y poder. Su relación con Francisco García Cabeza de Vaca, acusado de múltiples delitos, ha demostrado una y otra vez que el juez está más interesado en servir a sus amos políticos que en impartir justicia.
Desde que lo pusieron al frente del Juzgado Segundo de Distrito en Matamoros, Faustino Gutiérrez Pérez no ha hecho más que mostrar lo podrida que está la imparcialidad en el Poder Judicial. Su historial está plagado de decisiones que favorecen claramente a Cabeza de Vaca y su círculo cercano, incluyendo la concesión de amparos y suspensiones judiciales que han permitido al exgobernador esquivar con astucia las investigaciones y los procesos penales en su contra. Con todas las acusaciones de corrupción y nexos con el crimen que trae a cuestas, Cabeza de Vaca ha encontrado en Gutiérrez Pérez a su mejor compadre.
No es coincidencia que Gutiérrez Pérez se haya convertido en el «juez de confianza» de Cabeza de Vaca. Desde su paso por el Juzgado Octavo de Distrito en Reynosa, su actuación ha sido tan escandalosa que el Congreso del Estado de Tamaulipas solicitó la intervención de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y del Consejo de la Judicatura Federal, argumentando que su proceder estaba claramente alejado de los principios de imparcialidad y legalidad que deberían regir la labor judicial. Como resultado, en agosto de 2023, el Consejo de la Judicatura decidió moverlo «temporalmente» a Matamoros, pero esto no ha mitigado su tendencia a favorecer a Cabeza de Vaca.
Y la cosa no queda ahí. Hace unos días, Gutiérrez Pérez, lejos de mostrar algún tipo de arrepentimiento, se lanzó a las protestas y hasta dio entrevistas donde asegura que va a buscar ayuda de organismos internacionales para oponerse a la reforma judicial. Pero, ¿cómo puede hablar de independencia alguien que ha mostrado un descarado favoritismo hacia un político tan controvertido como Cabeza de Vaca?
Pero Faustino Gutiérrez no se ha conformado con ayudar solo a Cabeza de Vaca; también les ha echado la mano a toda su familia y amigos. En el juicio de amparo 1431/2023, se aseguró de que el exgobernador mantuviera su equipo de seguridad personal, pagado con fondos públicos. También concedió una suspensión en el juicio de amparo 2477/2022, donde justificó transacciones sospechosas, asegurando su supuesta «licitud». La lista sigue y sigue: su hermano, Ismael García Cabeza de Vaca; su primo, Víctor Hugo García Guerra, y sus prestanombres como Juan Francisco Tamez Arellano, Baltazar Higinio Reséndez Cantú y Nancy Treviño Vega, todos han sido beneficiados por las resoluciones del juez.
Lo más descarado pasó en 2021, cuando le giraron una orden de arresto a Cabeza de Vaca mientras todavía era gobernador. El juez Gutiérrez Pérez, siempre dispuesto a proteger a su benefactor, intervino de inmediato otorgando un amparo que, una vez más, salvó al político de enfrentar la justicia. Está clarísimo que el juez ha sido clave en el plan de Cabeza de Vaca para escapar de sus líos legales, usando el sistema judicial como si fuera su propio chaleco antibalas.
¿Cuántos más como él están escondidos detrás de sus togas, protegiendo a los poderosos mientras los ciudadanos comunes sufren las consecuencias de un sistema injusto? Gutiérrez Pérez es solo un síntoma de un problema mayor, pero su caso es una alerta urgente de que se tiene que actuar pronto. Que su ejemplo nos abra los ojos a una verdad incómoda: la justicia en México no puede ser un juego de poder, tiene que ser un derecho innegociable.
