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En Nuevo Laredo, “Los vientos de cambio” se extinguieron 

Fuentes fidedignas. Por: Isaias Alvarez 

Carmen Lilia Canturosas acaba de tomar protesta como presidenta municipal por segunda ocasión, y lo ha hecho con un mensaje claro y contundente: la mejor época de esta ciudad está por venir. La ceremonia, llevada a cabo en la Sala de Cabildo “Niños Héroes fue un símbolo de resistencia con el pueblo que la eligió, desafiando las embestidas de un sistema que intentó, sin éxito, detener el movimiento lopezobradorista.

Carmen Lilia llega a este nuevo ciclo con la frente en alto, recordando el camino recorrido desde que asumió su primer mandato. En aquellos días y también en esta última campaña, Yahleel Abdalá y sus aliados del PAN intentaron minar la voluntad de los neolaredenses, con campañas de desprestigio y una serie de ataques que buscaban impedir lo que ya era inevitable: la victoria de Canturosas. Pero no pudieron. La gente vio más allá de las mentiras y eligió a quien ha demostrado su compromiso con el bienestar de la ciudad.

Los años de persecución quedaron atrás. 

Carmen Lilia, junto con su equipo, se comprometió a levantar una ciudad que estaba en ruinas y a devolver la dignidad a un pueblo que fue ignorado por quienes, durante años, solo pensaron en sus intereses personales. Su gestión ha demostrado que cuando se trabaja con honestidad y transparencia, las promesas no se quedan en el aire. En la ceremonia de toma de protesta, la presidenta municipal reafirmó que los cimientos que han construido no solo son firmes, sino que son la base para un futuro de crecimiento y oportunidades para todos.

A diferencia de lo que ofrecieron sus oponentes, Canturosas ha buscado unir al pueblo de Nuevo Laredo en torno a una visión común. En su discurso, dejó claro que el trabajo entre el gobierno y la sociedad es fundamental para superar los desafíos. No se trata de discursos vacíos ni de promesas de campaña olvidadas; se trata de entender que la fuerza del pueblo radica en su unidad. El PAN, bajo el liderazgo de Yahleel Abdala, intentó sembrar la división, pero Nuevo Laredo ha demostrado ser más fuerte que cualquier intento de desunión.

Y ahora, Carmen Lilia tiene ventaja: apoyo de grandes aliados tanto a nivel estatal como federal. Con el respaldo del gobernador Américo Villarreal y de la próxima presidenta de México, Claudia Sheinbaum, la transformación de Nuevo Laredo está asegurada. Pero más allá del apoyo institucional, lo que realmente respalda a Carmen Lilia es el compromiso de cada ciudadano que ha decidido no volver al pasado. Un pasado en el que los recursos se desviaban y las oportunidades eran solo para unos pocos.

La toma de protesta también fue un momento de agradecimiento y de reconocimiento al papel de su familia. Carmen Lilia no solo es una líder política, es también una mujer de familia que entiende el valor de la empatía, la solidaridad y el compromiso. Agradeció a sus hermanos, a sus padres, a su esposo y a sus hijos, quienes han sido un pilar en los momentos más difíciles de su carrera política. Ese apoyo personal ha sido una fuente de fuerza que ahora se convierte en un compromiso público: construir un Nuevo Laredo donde el progreso sea para todos y donde la paz no sea un sueño, sino una realidad.

Para muchos, la continuidad de Carmen Lilia como alcaldesa significa la consolidación de un proyecto que comenzó hace tres años y que ahora está listo para dar un paso al siguiente nivel. El PAN y sus aliados intentaron detener el cambio, pero lo que no comprendieron es que cuando una ciudad decide avanzar, no hay fuerza capaz de frenarla. Los ataques de Yahleel Abdala solo sirvieron para fortalecer la convicción de los neolaredenses, que vieron en Carmen Lilia una líder capaz de enfrentar cualquier adversidad con valentía y determinación.

La historia de Nuevo Laredo está cambiando, y lo está haciendo de la mano de una mujer que nunca bajó la guardia, a pesar de los obstáculos. Carmen Lilia ha demostrado que la verdadera fuerza de un líder no está en el poder que ejerce, sino en la capacidad de unir a su gente, de inspirarla a ser mejor y de trabajar incansablemente por un futuro compartido. Hoy, Nuevo Laredo puede mirar hacia adelante con esperanza, sabiendo que la mejor época, como dijo su presidenta, está por venir. Y con cada paso, se confirma: nadie podrá detener la transformación de esta extraordinaria tierra.

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