El miedo no anda en burro
Fuentes fidedignas. Por: Isaías Álvarez
En las últimas 48 horas, se presenciaron y se seguirán presentando, una serie de ataques en medios nacionales y locales dirigidos contra dos morenistas: Humberto Prieto Herrera y Olga Sosa Ruiz. Primero, fue Reforma quien abrió fuego contra Prieto, seguido rápidamente por El Norte, donde se ataca a la Senadora Olga Sosa. Resulta curioso, por decir lo menos, que estos ataques coincidan con la llegada de Prieto Herrera a una posición clave dentro del Congreso del estado, una posición que claramente preocupa a los Peña Ortiz.
La narrativa que intentan imponer es clara: desacreditar a Humberto Prieto utilizando argumentos que, más que sólidos, parecen dirigidos desde un libreto redactado en la oficina de comunicación social de Reynosa, comandada por Karla Luna. Esta, quien tras los evidentes fallos en el tercer informe del alcalde Carlos Peña Ortiz, parece estar más preocupada por redimirse de sus errores que por proteger la imagen de su jefe político.
Los desaciertos cometidos durante dicho informe no son menores: una baja convocatoria, una transmisión en vivo con apenas 400 vistas, propaganda millonario en calles donde los baches están a centímetros de ser socavones y doña Maki Ortiz, acaparando el protagonismo que debería haber sido del propio alcalde. Estos deslices no pasaron desapercibidos y ahora, con su puesto en la cuerda floja, es comprensible que Luna busque desviar la atención hacia otros objetivos, como Humberto Prieto y Olga Sosa.
Pero, ¿qué motiva realmente estos ataques? Para entenderlo, hay que mirar más allá de las palabras publicadas en Reforma o El Norte. Varios de los asesores de los Peña Ortiz tienen vínculos cercanos con las casas editoriales que están difundiendo estas historias. La conclusión es inevitable: los ataques son una campaña orquestada desde Reynosa, donde se percibe a Humberto Prieto como una amenaza real a la estabilidad política de aquellos que, como los Peña Ortiz, han vivido sin una verdadera rendición de cuentas.
Es precisamente este temor lo que ha desatado una campaña de desinformación y ataques personales. Humberto Prieto representa un liderazgo independiente dentro de Morena, alineado con los valores del partido bajo el liderazgo del gobernador Américo Villarreal. Su llegada a la JUCOPO no es bien vista por aquellos que prefieren mantener la opacidad y el manejo discrecional de los recursos en Reynosa.
Este esfuerzo desesperado por desacreditar a Humberto Prieto solo evidencia la fragilidad del grupo que lo ataca. Si Carlos Peña Ortiz y su equipo no tienen nada que ocultar, no deberían temer una revisión de cuentas. Pero su preocupación por la llegada de Prieto a una posición de control legislativo parece indicar lo contrario.
Por otra parte, los ataques a la Senadora Olga Sosa tienen la misma firma. Es relevante preguntarse: ¿por qué Olga Sosa? La respuesta es sencilla. Sosa está despuntando en el ámbito nacional, es palomeada por las cúpulas morenistas y bien vista hasta por la propia presidenta de la república y este liderazgo es una posición que codicia Maki Ortiz,
La guerra mediática que inicia contra Olga Sosa es una maniobra para eliminar a una fuerte contendiente y allanarle el camino a Maki, quien ha hecho de sus aspiraciones políticas un tema central en la lucha por el poder estatal.
Además, estos esfuerzos por atacar a Humberto y a Olga Sosa no solo buscan proteger intereses locales, sino que también muestran la falta de lealtad hacia el gobernador Américo Villarreal. Participar en esta guerra sucia es, en esencia, actuar en contra del liderazgo legítimo de Morena en Tamaulipas.
La pregunta que todos deberían hacerse es: ¿quién está realmente al servicio de los tamaulipecos y quién está al servicio de sus propios intereses?
Más interesante aún, son tiempos de definiciones ¿Vale la pena ponerse la soga al cuello, para quedar bien con los makiavelicos?