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La Dictadura Blandengue de Maduro

Un Peligro para las Democracias Constitucionales

El Satornino

Por Óscar Aldrete.

La dictadura blandengue de Nicolás Maduro representa un serio peligro para las democracias constitucionales occidentales. Esta situación fue el tema central de una tertulia conversatoria con colegas de la República Bolivariana de Venezuela, actualmente exiliados en diversas partes de Latinoamérica.

El caso de Maduro es un hito en la historia de Latinoamérica por ser un contrasentido total a las bases elementales de las democracias electorales instituidas en el mundo. Atrincherado en el Palacio de Miraflores, sede del poder central en Venezuela, y apoyado por dictadores totalitarios como Vladimir Putin y Daniel Ortega, así como por China, y con el apoyo parcial de Brasil, Colombia y México, lanza ataques arteros contra la oposición, encabezada por Corina Machado, Edmundo González y otros líderes opositores.

Invoca y reclama la no intervención de la comunidad internacional en la vida política y electoral de Venezuela, mientras él, con toda la fuerza del Estado, reprime, golpea, desaparece y asesina a sus adversarios. Las instituciones electorales, subordinadas a su mandato, lo declaran ganador de los comicios presidenciales del pasado 28 de julio, sin una sola evidencia tangible como boletas electorales o actas de escrutinio y cómputo.

La oposición, representada por millones de venezolanos, lo vapuleó en las urnas. Fue una derrota aplastante e inobjetable, pero este psicópata, aspirante a dictadorcillo blandengue, se niega a aceptar su derrota y a reconocer el repudio de millones de venezolanos expresado en las urnas.

La situación electoral en Venezuela es más que preocupante. Si no se atiende esta aberrante e insostenible situación, sería un golpe muy severo al marco jurídico regulatorio que rige a las naciones o democracias latinas para dirimir su vida constitucional electoral. Esto podría dar paso, automáticamente, al autoritarismo y a las tiranías despóticas totalitarias instauradas en el siglo XX. Así, de golpe y porrazo, se echarían por la borda más de un siglo de perfeccionamiento de la vida democrática electoral de las naciones, cuyo fin es arreglar su vida interna de manera directa y democrática, privilegiando siempre la voluntad popular, mandante por excelencia en los países democráticos del mundo.

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