Por Redacción SC.
El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) enfrenta un desafío significativo en su capacidad instalada, quedando rezagado frente al crecimiento de su población afiliada. El informe anual del Instituto reveló que, a diciembre de 2023, la proporción de camas disponibles es de 0.67 por cada mil derechohabientes, una cifra que contrasta con el promedio de 4.3 camas de países miembros de la OCDE en 2022. Para cumplir con la recomendación de una cama por cada mil derechohabientes, el IMSS necesita incrementar su infraestructura en 16 mil camas.
Actualmente, el IMSS dispone de mil 843 inmuebles dedicados a la salud, distribuidos en mil 539 de primer nivel, 250 de segundo y 36 de tercer nivel. El año 2023 vio la incorporación de 9 inmuebles adicionales a la red. Sin embargo, el estado de conservación de estos inmuebles es preocupante, con un 59% de los de primer nivel, 63% de los de segundo y 56% de los de tercer nivel en condiciones de regulares a malas.
El informe destaca que «el número creciente de derechohabientes de edad avanzada y el incremento de las tasas de incidencia de las enfermedades no transmisibles están generando una mayor demanda de servicios médicos, prestaciones económicas e infraestructura de atención». Esta doble transición demográfica y epidemiológica representa un reto para el IMSS, no solo en términos de capacidad, sino también en la sostenibilidad financiera a largo plazo. La institución se encuentra en una encrucijada crítica, donde la inversión en infraestructura se vuelve imperativa para garantizar la calidad y accesibilidad de los servicios de salud para sus derechohabientes.
