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Lo que «Alberto» se llevó

Sin Filtros; por Brenda Ramos

La tormenta tropical Alberto no solo se llevó la incertidumbre, impotencia y desesperación de una de las peores sequías en la historia del estado, sino que también arrastró consigo la euforia remanente de las elecciones, esa vibrante energía que aún se palpaba en el aire. Este fenómeno natural forzó un cambio de ritmo en nuestra cotidianidad, robándose la normalidad de nuestros días con la suspensión de clases y la imposición de días de descanso, como medidas de precaución ante la adversidad climática.

Así como necesitábamos el agua, también nos hacía falta esta calma, un respiro inesperado que nos recuerda la importancia de pausar y reevaluar en medio del caos continuo. Sobre todo, este evento nos confronta con nuestra propia fragilidad humana, destacando cuán preciosa es la vida y la necesidad imperiosa de cuidar nuestros recursos naturales, como el agua, que es esencial no solo para nuestra supervivencia, sino también para mantener el equilibrio en nuestras vidas.

Pero, ojalá que el agradecimiento, la reflexión y la concientización que nos da la alegría de recibir esta lluvia necesaria no se evapore tan rápido como el agua en el pavimento caliente. Ojala que esta situación también sirva, tanto para impulsarnos a cambiar nuestro estilo de vida, como para evaluar qué tipo de gobernantes tenemos cuando se presentan estos eventos meteorológicos. Acontecimientos como este arrancan las caretas, revelando la verdadera capacidad de nuestros líderes a través de las acciones que emprenden en momentos críticos. Esto demuestra quién está realmente preparado para gestionar nuestras necesidades y quién no.

Por ejemplo, en Reynosa, Carlos Peña, quien durante la campaña proyectaba una imagen de humildad y religiosidad con su frase “Que Dios me los bendiga y me los bendiga parejo”, dejó al descubierto su verdadera personalidad, patana y mezquina, al insultar a quienes se atrevieran a transitar por el BLVD. Hidalgo, una zona propensa a inundaciones, llamándolos «pendejos». Posteriormente, no se presentó a supervisar las acciones que su administración debía llevar a cabo ante la llegada de la tormenta tropical, intentando ocultar su ausencia con boletines que llevaban su nombre en los encabezados y utilizando fotos antiguas para simular su presencia en los recorridos, como si realmente estuviera en Reynosa asistiendo a la situación.

Un contraste completo con Ciudad Victoria, donde este viernes, fue rescatado por Protección Civil municipal un joven de 18 años que quedó atrapado en la corriente del río San Marcos. El personal estaba listo y capacitado para la ocasión, no los vimos quejarse ni pendejear a nadie, solo trabajar y exhortar a la ciudadanía a evitar este tipo de actos. En este contexto de preparación y diligencia, el alcalde Lalo Gattás ha estado presente personalmente supervisando continuamente la limpieza de canales y otras medidas necesarias ante la tormenta tropical Alberto. Su gestión activa y presencia en el terreno fueron clave para mantener un saldo blanco en la ciudad, destacando su liderazgo efectivo en situaciones de crisis.


Y mientras en Ciudad Victoria y otros municipios se realizaban esfuerzos coordinados para manejar las emergencias causadas por la tormenta tropical Alberto, el gobernador Américo Villarreal Anaya supervisaba personalmente las zonas afectadas de la zona centro de Tamaulipas, su enfoque proactivo permitió mantener un saldo blanco, reflejando su compromiso con la seguridad de los ciudadanos. Este liderazgo efectivo en situaciones de crisis no solo asegura la protección y el bienestar de la población, sino que también fortalece la confianza pública en su administración.

Es precisamente este interés que muestra el doctor Villarreal en Tamaulipas, que no se espera menos de sus colaboradores. Entre ellos los que más han trabajado son los elementos de la guardia estatal en coordinación con protección civil, quienes activaron el Plan Tamaulipas para evacuar con helicópteros que antes se utilizaban para viajes personales de los poderosos, a fin de evacuar a población afectada por las precipitaciones. 

También SEBIEN se activó, llevando apoyos a los damnificados en tres albergues de los ejidos de Miraflores de Güémez y El Barretal, para entregar a las familias paquetes alimentarios entre otros insumos más. Y también al sector Salud se le vio presente pues, el doctor Vicente Hernández recorrió la zona del ejido Miraflores en Güémez, en el municipio de Hidalgo y se organizaron comisiones especiales para recorrer Tula y Palmillas.

Lastimosamente, hemos de señalar que no todo fue miel sobre hojuelas, pues “Alberto” al parecer, con su pasó despojó las ganas de trabajar (si es que un día las tuvieron) de los secretarios del agua y la energía. Con las beneficiosas lluvias que trajo la tormenta tropical, Raúl Quiroga, se vuelve a cruzar de brazos regresando a su faceta de fantoche roba cámaras, que realmente nunca ha hecho nada desde recién creada Secretaría de Recursos Hidráulicos, por lo que esperamos que las lluvias lo lleven muy lejos y fuera de la administración estatal muy pronto.

Uno igual o peor, sería el secretario de la SEDENER, José Ramón Silva, un pequeño sujeto, no originario de Tamaulipas, que se fue a dar el roll a las Europas en tiempo de campaña, para llegar fresco a las fotos del importantísimo del Congreso Mexicano del Petróleo ocurrido esta semana en el sur del estado, pero eso sí con las ínfulas de correr a todos los de su organigrama, para meter a sus amigos, familiares y compadres, cosa que no fue bien vista por sus superiores, y que nos cuentan podría culminar en debut y despedida al frente de la también recién creada Secretaría.

En definitiva, mientras la tormenta tropical Alberto ha pasado, dejando tras de sí una mezcla de alivio y claridad, nos preparamos para lo que sigue. Conagua ha alertado sobre la posible formación de un nuevo ciclón en el Golfo de México en cuestión de días, anticipando más lluvias torrenciales. Mientras tanto, reflexionemos sobre los impactos políticos dejados por Alberto, y preparemos para lo que la nueva tormenta pueda traer.

 Sin duda, el clima continuará siendo un factor impredecible que pone a prueba nuestra resiliencia y la capacidad de nuestros líderes para gestionar crisis. Con cada ciclón, la naturaleza nos recuerda nuestra vulnerabilidad y la importancia de la preparación de tener una respuesta efectiva ante desastres, llevándose la preocupación por la sequía, las ganas de trabajar de unos, las caretas de otros y demostrándonos por otra parte quien si sabe y quiere hacer un buen trabajo, en esta época de lluvias.

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