Opinión con sentido

De mis recuerdos del ciclón “Hilda” a la tormenta tropical “Alberto”

Por: Vicente Hernández

“Cuando el clima es demasiado caluroso se quejan, demasiado frío se quejan, y cuando está bien, están viendo la televisión”.
«Rita Rudner»

Los recuerdos que tengo del ciclón “Hilda” que azotara en Tampico el 19 del mes de septiembre de 1955 son un poco vagos, ya que apenas contaba con cinco años de edad, pero recuerdo que vivíamos mi madre Virginia, mi hermana Carmen y yo, en una casa ubicada sobre la calle llamada en ese entonces “Calle de la Ladrillera” hoy Dr. Carlos Canseco, entre las calles Obregón y Tamaulipas, recuerdo en esa madrugada los fuertes vientos con lluvia, y los fuertes truenos acompañados de relucientes relámpagos, que me despertaron abruptamente, mientras que mi madre me arropaba en su seno, y me cubría los ojos y los oídos con su mano para que no me espantaran los truenos y los relámpagos, así recuerdo esa noche o madrugada de ciclón.

En realidad en ese mes de septiembre de 1955 fueron tres los huracanes que alcanzaron la zona, “Gladys”, “Janeth” y el “Hilda”, pero fue este último, el causante del desastre más grande registrado en la historia del puerto jaibo, esa madrugada y parte del amanecer las fuertes rachas que avanzaban a gran velocidad arrasaban todo a su paso, en las casas de madera sus techos fueron arrancados de manera violenta, los anuncios espectaculares con todo y sus estructuras metálicas, fueron derrumbadas y convertidas en chatarra en cuestión de minutos.

Recuerdo un amanecer gris, sin sol, en silencio, quizás lo que los expertos en términos náuticos dan en llamar “la calma chicha”, pero esta sensación de calma y silencio fue desapareciendo conforme avanzábamos mi madre y yo, cogido de su mano por las calles aledañas, donde en varias partes ya se podían escuchar martillazos, serruchazos, comentarios en voz alta, sobre las noticias de un gran número de personas muertas y desaparecidas, (memorias de mi madre) pero sobre todo lamentaciones sobre lo ocurrido en sus casas, también se hablaba sobre las zonas bajas que estaban inundadas como las colonias Cascajal y la Morelos.

De acuerdo a las crónicas sobre el suceso, el ciclón Janeth ya había tocado tierra en la Sierra Madre los primeros días de septiembre, así que debido a este acontecimiento se vertió demasiada agua, lo que ocasiono una gran creciente de los ríos, que aunada con la que dejo el ciclón “Hilda” propiciaron lo que los cronistas reseñaron como “La gran inundación de Tampico” debido (reitero) al desbordamiento de los ríos, ocasionando que algunas de las calles del centro de Tampico se convirtieran en canales de navegación al estilo Venecia, así como el edificio de la aduana, la terminal de los ferrocarriles, y los dos mercados municipales quedaran bajo el agua.

No recuerdo, (ni se lo pregunte a mi madre) si fue ese mismo día, al siguiente día, o dos días después, cuando los helicópteros de la Fuerza Aérea de los Estados unidos realizaban recorridos para rescatar a personas, y hasta familias enteras que habían quedado atrapadas en los techos de sus casas, pero recuerdo vivamente a los carros tanque anfibios, que llegaron a una cuadra donde vivíamos (calle Carpintero) para proporcionarnos comida en unos platos metálicos redondos, y con separaciones, así como despensas y agua purificada, y aunque nuestra condición no era de pobreza extrema, mi madre nos llevo a mi hermana Carmen y a mí, hasta las instalaciones de la Planta Potabilizadora de Agua (hoy Comapa) en la colonia Bella Vista, donde en las aéreas de su interior, había montañas de ropa para niños, niñas, hombres y mujeres, donadas por familias altruistas, y proveniente de los Estados Unidos para que cada quien escogiera lo que le quedara.

El saldo de esta singular tragedia, de acuerdo a datos oficiales, fue de más de 12 mil muertos y 50 mil damnificados aproximadamente, ocasionando que lo mismo, ricos y pobres tuvieran que lamentar la pérdida de algún ser querido, así como la pérdida de su único patrimonio familiar que eran sus casas y enseres, que quizás con mucho trabajo habían logrado comprar.

Poco tiempo después de esta tragedia, la gran “Revista Tamaulipas” propiedad de los hermanos Lattuada, edito un álbum fotográfico donde se pueden apreciar las zonas que fueron afectadas por la inundación, y en el que de manera grafica hacen un muy buen reportaje, y a casi 69 años de aquella inundación, hoy las nuevas generaciones y los que ya vivimos una experiencia como la del ciclón “Hilda”, esperamos la llegada, o el paso de la tormenta tropical “Alberto”, que si no reúne las características para que nos cause daños mayores, al menos será benéfico para que con sus lluvias eleve el nivel de nuestras lagunas, que nos ha ocasionado una casi tragedia a la inversa: la sequia.

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