Sin Filtros; por Brenda Ramos
Arrancaron las lonas, pero no les arrancarán el voto
Nuevo Laredo no se dejará intimidar este 2 de junio
Mensaje a la ciudadanía en general: el voto es libre y secreto
Yahleel Abdalá Carmona representa lo más podrido, violento y corrupto de un grupo político que, cuando dirigió el estado, solo se dedicó a enriquecerse y a dañar a los tamaulipecos. Francisco García Cabeza de Vaca mantuvo a Tamaulipas bajo su yugo durante seis años, con el apoyo de una mujer que ahora busca votos bajo el manto del color morado. De haberse postulado con los colores del PAN, el rechazo hubiera sido inmediato, tal como ocurrió en 2021, cuando ni con el poder del estado pudo arrebatar la presidencia municipal a la Cuarta Transformación.
Este gobierno, que prometió no doblegarse ni venderse, convirtió a Tamaulipas en un infierno de violencia y pobreza. La crueldad de su administración llegó a tal punto que las narco series de televisión y streaming advertían sobre no venir a nuestro estado, porque no saldrían con vida. Precisamente por gobiernos como el de Francisco García Cabeza de Vaca, la narco cultura se ha arraigado profundamente en México. Desde los modos de hablar, gritar, ordenar, vestir, hasta el tipo de música y conversaciones, se han infiltrado en millones de personas, convirtiendo a figuras del crimen organizado en héroes. Ahora, muchos jóvenes aspiran a ser buchonas y alucines en lugar de profesionistas y progresistas.
Estas conductas aberrantes son, lamentablemente, esperables (aunque inaceptables) en jóvenes que aún están descubriendo el mundo y carecen de la experiencia y madurez necesarias para resistir tan poderosa influencia. Sin embargo, es inaceptable que quienes buscan un cargo de elección popular actúen peor que personajes de narco series.
Quienes conocen de cerca a Yahleel Abdalá aseguran que parece un personaje sacado de estas series: prepotente, gritona, acosadora, conspirativa, mentirosa e iracunda. Y quienes no la conocemos no lo dudamos, pues, como dice el dicho, “Crea fama y échate a dormir”. Los audios desquiciados que circularon tras su derrota ante Carmen Lilia, y su comportamiento en redes sociales, burlándose de la intimidación que sufren los militantes de MORENA a manos de grupos criminales, confirman su reputación. Estos grupos, según medios de comunicación estatales y nacionales, no solo roban lonas, sino que también intimidan a los militantes. Ante esto, Yahleel desafía a que presenten pruebas y la denuncien, evidenciando su arrogancia.
Incluso reta a Carmen Lilia Canturosas, quien la ha señalado por lo sucedido en la ciudad, a que renuncie a su candidatura y la denuncie. Lamentablemente, sería el pueblo quien sufriría las consecuencias, ya que el sistema judicial mexicano requiere que te presentes con documentos oficiales, como el INE, que contiene tu dirección y podría facilitar represalias graves.
Esta situación ha llegado tan lejos que a los sindicatos, agrupaciones y ciudadanos en general que sean amedrentados para votar por el PAN, que les hayan arrancado lonas de sus casas o microperforados de sus coches o a aquellos choferes que fueron obligados a acudir el 16 de mayo a la colonia Los Arcos, donde les pidieron juntar gente para una marcha en apoyo y además recibieron un formato para registrar a 10 personas que se comprometan a votar por Yahleel y todas las demás situaciones que se puedan presentar les decimos: el voto es libre y secreto, y será su manera de hacer justicia.
La liberación de Nuevo Laredo se acerca. Los sindicatos, agrupaciones y ciudadanía en general podrán demostrar este próximo 2 de junio que Nuevo Laredo no se deja intimidar. Mediante su voto, seguirán construyendo el futuro que merecen, libres de presiones, amenazas y de un grupo político tan podrido desde sus entrañas, que ni siquiera su líder fue capaz de obtener la candidatura a la diputación federal plurinominal por su partido Acción Nacional.
¡Ya se van! Pues Nuevo Laredo es más fuerte que cualquier amenaza, aunque esta haya cambiado el color azul por el morado y tenga nombre y apellido: Yahleel Abdalá Carmona.
