Los Amos del Miedo
Sin Filtros; por Brenda Ramos
En Nuevo Laredo, la violencia electoral ha alcanzado un clímax tenebroso, oscureciendo cualquier esperanza de un proceso democrático transparente y seguro. Morena, a través de voces como la de Yuriria Iturbe, ha lanzado acusaciones severas contra el PAN y su candidata Yahleel Abdala, por haberse convertido en los amos del miedo en Nuevo Laredo, quienes mediante alianzas de grupos oscuros y tácticas intimidatorias, crearon en esta campaña electoral una atmósfera de miedo y desconfianza para manipular el voto en favor de Abdala.
¿Cómo esperar que las elecciones sean justas cuando el aire se satura con el hedor de la corrupción y la violencia? Yahleel Abdala, quien pretende lavarse las manos de lo que le acusan, pretendiendo de una manera hipócrita de encarnar la paz y la legalidad bajo el estandarte del PAN, no tiene ni un gramo de credibilidad, puesto que no se olvida que arrastra un pasado de controversias, traición, corrupción, prepotencia y violencia.
Si bien, la mujer había sido conocida por su prepotencia y malos tratos cuando estuvo al frente del PRI estatal, con el tiempo su personalidad violenta y peligrosa se fue desarrollando cada vez más. Su derrota en 2021 dejó más que simples titulares; destapó sus ataques de ira que aún resuenan en los corredores del poder. Los audios filtrados sobre el tema, donde se le escucha perder el control, revelan un temperamento explosivo que pone en duda su capacidad para ocupar cualquier puesto que le dé un gramo de poder. Este descontrol emocional es una bandera roja que cuestiona no solo su estabilidad, sino también la integridad con la que manejaría responsabilidades políticas.
Tras la elección, y ya incrustada en la administración como responsable de la SEBIEN Estatal, Yahleel no tardó en demostrar decisiones tiránicas y una gestión plagada de desfalcos. Es alarmante que no se sometiera a evaluaciones psicométricas o psiquiátricas que aseguraran su aptitud para ocupar un cargo de tal magnitud y sensibilidad.
Pues no fue nada cuerdo el cómo actuó después. En una situación que pareciera sacado de un guión de venganza, y aún herida por la derrota, Yahleel utilizó la fuerza bruta de los GOPES para asaltar el gobierno municipal de Carmen Lilia, intentando arrebatarle los recursos de los TAMUL. Este movimiento no fue solo una represalia directa contra su adversaria política, sino también una clara demostración de cómo sus emociones no tienen límites y pueden traducirse en acciones gubernamentales destructivas.
Y apun así, El PAN, defiende a su candidata con fervor, calificando las declaraciones de la dirigente de Morena como «graves e irresponsables». Pero, ¿cómo olvidar que, bajo el mando de Abdala, su equipo, en un arranque de furia por la pérdida electoral, casi termina con la vida de un representante de Morena ante el INE en 2021? Estos no son hechos aislados sino patrones de lo que sucede alrededor de las campañas políticas en las que participa Yahleel Abdalá.
Yuriria Iturbe y sus compañeros en la coalición «Sigamos Haciendo Historia» han subrayado la gravedad de la situación actual, advirtiendo que la violencia está siendo instrumentada como herramienta electoral. Si Yahleel con tal de ganarle a Carmen Lilia sería capaz hasta de pactar con el diablo, ¿qué no haría para asegurar una victoria?
Ante esta turbulenta escena, el gobernador de la entidad, Américo Villarreal Anaya, ha establecido un comando de seguridad en Nuevo Laredo con el objetivo de proteger y asegurar las elecciones del 2 de junio. Este esfuerzo conjunto incluye la participación de la Guardia Nacional, la Marina, y las Fiscalías Federal y Estatal. Confiamos en que esta respuesta sea suficiente para restaurar la calma y garantizar que la elección se lleve a cabo en un ambiente democrático, permitiendo a los ciudadanos ejercer su derecho al voto de manera libre y segura este próximo domingo.