AnálisisColumnasOpinión con sentidoPolíticaPrincipal

Estalla Nuevo Laredo contra Yahleel Abdala

15 mil asistentes a la mega marcha por la paz, refrendaron su confianza en Carmen Lilia Canturosas

Sin Filtros; por Brenda Ramos

Nuevo Laredo ha hablado. No con susurros o murmullos, sino con una voz clara y resonante. Más de 15,000 almas congregadas en la plaza Miguel Hidalgo, vestidas de blanco como símbolo de paz y unidad, iniciaron una marcha pacífica que no solo dio la vuelta a la ciudad, sino que también se convirtió en un claro reflejo del deseo colectivo de un cambio.

El evento, convocado por Carmen Lilia Canturosas Villarreal, candidata a la presidencia municipal por la coalición Morena, Verde Ecologista y PT, no fue solo una manifestación de apoyo a su campaña. Fue una declaración de principios, un llamado a un proceso electoral limpio, sin guerra sucia, y un refrendo al derecho de los ciudadanos de elegir libremente a sus líderes. El mensaje fue inequívoco: Nuevo Laredo merece y demanda respeto.

En esta ciudad fronteriza, donde la política a menudo se juega en los márgenes de lo tenso y lo turbio, la convocatoria de Canturosas Villarreal no podría haber sido más oportuna. «El pueblo unido jamás será vencido», resonó en las calles, no solo como un canto de esperanza, sino también como un desafío a aquellos que han intentado ensuciar este proceso electoral con tácticas que deshonran la democracia.

Durante la marcha, Carmen Lilia no se limitó a caminar; lideró. Su discurso no solo abordó los retos que enfrenta, sino que también delineó una visión de lo que podría ser Nuevo Laredo: una comunidad donde la participación ciudadana no es solo bienvenida, sino esencial. “Me da mucho gusto ver a tantos neolaredenses reunidos, lo que queremos es que Nuevo Laredo sea una ciudad con más democracia, en el que la ciudadanía pueda sentirse libre de participar y elegir a los gobernantes de su elección,” afirmó con vehemencia.

Lo que hizo particularmente notable esta marcha fue la diversidad de sus participantes. Líderes empresariales, religiosos, miembros de asociaciones civiles, maestros, jóvenes, amas de casa y trabajadores, todos unidos por una causa común. Cynthia Arriaga, una joven participante, encapsuló el sentir de muchos: «Soy una ciudadana inquieta y transformadora como lo sé que son todas y todos ustedes, pertenezco a una generación que no se piensa quedar con los brazos cruzados que a través de la libertad de expresión, busca defender a esta bella ciudad que nos vio nacer».

Al concluir la marcha, Carmen Lilia y los ciudadanos presentes liberaron palomas blancas, un acto que simbolizó no solo la unidad, sino también la esperanza de que el proceso electoral culmine en una celebración de la democracia y no en conflictos postelectorales.

Esto es lo que hace imprescindible el periodismo en tiempos de elecciones: dar testimonio, no solo de los hechos, sino también del pulso de la gente. Nuevo Laredo ha demostrado que su pulso es fuerte y que su voz no será silenciada por campañas de desprestigio o acciones intimidatorias. Este es un momento definitorio para la ciudad, un momento en el que los ciudadanos están exigiendo ser escuchados, respetados y representados adecuadamente. La democracia, después de todo, debería ser precisamente eso.

Notas relacionadas

Botón volver arriba