Opinión con sentido

Chito el cadenero

Por Oscar Díaz Salazar

Por la conversación con un destacado militante del PAN, me pude cerciorar del triste papel de portero – cadenero que asumió el dos veces diputado federal y ex presidente del Congreso Local, Carlos «Chito» Garcia, durante la visita que realizó Xochitl Galvez a Reynosa, un par de semanas atrás.

El tema del panista de Matamoros, Chito García, surgió porque nos ubicamos en mesas contiguas, en la comida que ofreció el candidato a diputado local por el sexto distrito, Leonel Cantú, en ocasión de celebrar su cumple años.

La presencia del Chito García en Reynosa, obedece a la instrucción girada por Francisco N, para que el Agente Aduanal Chito García, funja como coordinador de las campañas de Acción Nacional en esta ciudad.

Me decía mi compañero de mesa y buen amigo, señalando al Chito García, que en el evento de Xochitl con la sociedad civil acompañó a un par de damas que por su carácter de invitadas especiales tenían reservado un asiento en las primeras filas del salón. Al arribar al recinto, pocos minutos antes de la hora programada en la invitación, se encontró con que las puertas estaban cerradas porque ya estaba lleno el sitio, agregando que al solicitar el acceso, intervino Carlos García para informar en tono de cadenero de antro de tercera categoría, que ya no iban a entrar, que estaba lleno, y que se ubicarán en la carpa colocada en el exterior.

Luego de escuchar el desaguisado que tuvieron con el Chito, le platiqué que yo viví una experiencia similar, que no obstante haber sido convocado (invitado) por el diputado Gerardo Peña, representante de la candidata presidencial en Tamaulipas, y aún cuando el presidente del partido en Reynosa, solicitó me abrieran las puertas del lugar, el Chito también intervino para ordenar que no me abrieran.

Debo confesar que con la camiseta de la campaña y la gorra «mohosa» que cubría una parte de su rostro, no reconocí al diputado Carlos García, con quien conviví en más de una ocasión cuando fue diputado federal.

Fue muy evidente que el Chito García no conoce Reynosa, no conoce a los panistas de Reynosa, no conoce la chamba que le corresponde hacer a un coordinador de campaña.

Como prefecto de escuela secundaria de barrio bravo, como gendarme mal pagado, como cadenero de tugurio, así se comportó el Chito García, un tipo que ha sido dos veces diputado federal, diputado local, presidente de la Junta de Coordinación política del Congreso del Estado, Secretario de Desarrollo Económico, Agente Aduanal y profesionista.

Al verlo actuar en Reynosa, comprendí por qué los matamorenses no le dieron el voto cuando quiso ser presidente municipal (ni a su esposa), un cargo que por cierto me dijo que jamás buscaría, porque era incompatible o por lo menos le complicaba su auténtica aspiración que era ser gobernador de Tamaulipas.

Por lo pronto debe estar muy contento pues muy pronto terminará la jail school, su padrino Tomas Yarrington Ruvalcaba.

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