Proteger y cuidar el negocio familiar
Sin Filtros; por Brenda Ramos
Maki Ortiz ha avanzado en la política por que ha hecho tres cosas de manera bastante efectiva, divide, controla y engaña a la gente. La narrativa de ser víctima de persecución política es la que mayor beneficio le ha brindado, una estrategia que ahora su hijo, Carlos Peña, busca emular. Tras la revocación de sus derechos políticos, lo que le impide postularse para la alcaldía de Reynosa, ciudad que tanto él como su madre han dominado durante tres administraciones consecutivas, la familia Peña Ortiz está movilizando todos sus recursos en un intento de asegurar su dictadura, a fin de llegar al record de 4 administraciones en donde una sola familia se hereda el poder de madre a hijo.
No se necesita ser defensor de los institutos electorales ni del poder judicial, para saber que, la remoción de los derechos políticos de las múltiples identidades legales del actual presidente municipal de Reynosa, rayó en lo correcto, en lo legal y sobre todo en lo moral, pues ¿Quien en su sano juicio pensaba que no tendría consecuencias, luego de haber faltado siete audiencias a fin de resolver su situación legal, que lo ha llevado a tener una orden de aprehensión vigente?
Es probable que, dentro de su círculo cercano, alguien haya señalado que desafiar abiertamente a la autoridad no era la mejor de las estrategias. Sin embargo, tras observar el comportamiento de Carlos durante casi tres años, en los que ha demostrado poco interés por mantener una conducta adecuada, su tendencia a despreciar a la prensa —particularmente al género femenino—, y su hábito de abandonar sus deberes municipales para asistir a conciertos, bodas y fiestas, queda claro que su actitud está profundamente marcada por el orgullo y la prepotencia, dominada ante todo por una arraigada soberbia.
Carlos Peña Ortiz, en su ambición por «volar más alto», perdió el contacto con la realidad hace tiempo. Hace aproximadamente un año, redactamos un artículo anticipando la caída de este Ícaro contemporáneo, una predicción que se materializó anoche, impactando de lleno a la dinastía Peña Ortiz. Este revés judicial fue propinado por la Sala Regional del Tribunal Electoral con sede en Monterrey, los magistrados votaron de manera unánime ratificando que Carlos Peña Ortiz no es elegible como candidato de Morena para la alcaldía de Reynosa, dado que sus derechos políticos están suspendidos y, adicionalmente, carece de la credencial para votar necesaria.
Después de eso, supimos dónde aprendió Makito sus pésimos modales y arranques de ira, como el de esta misma semana cuando tachó al INE de corrupto, casi amenazando que le “iban a llamar” al vocal que dio a conocer su situación electoral, además de mentar la madre a todo el que estuviera en su contra y difundiera esta verdad, pues como reguero de pólvora se dio a conocer la noticia que su padre “Don Carlos” (Quien también tiene sus derechos políticos suspendidos) le hizo un zafarrancho a Marcelo Olan en un restaurante en la ciudad de Reynosa, luego que se supiera que su “junior” no sería candidato a la alcaldía de Reynosa.
Más temprano a este altercado, Carlos nuevamente descalificó a la prensa, sobre todo a los columnistas que daban a conocer su situación, tachando de mentirosos a todos aquellos que dijeran que no podía ser el candidato de MORENA. Ahora solo falta la reacción de Maki Ortiz, quien, con tal de proteger y cuidar el negocio familiar, es capaz de todo.
Y fue precisamente esa ambición la que la separó de tener la oportunidad de que la candidatura a la alcaldía recayera nuevamente en su familia, ya que, al no quererse quedar fuera, aceptó la candidatura a la senaduría por el Partido Verde, lo que ahora legalmente la impide de tomar el lugar de su hijo, una vez que el IETAM notifique al partido de MORENA que Carlos es inelegible y tienen que presentar otro candidato.
Situación que es cuestión de horas para que pase, dejando los sueños e ilusiones del equipo de siempre de los Makiavélicos por saborearse el presupuesto y las regidurías tres años más y un boquete muy grande en las cuentas de la señora Maki, que dicen anda como leona tratando de recuperar “lo invertido” con los Marios de la lejana Ciudad de México, que nada pudieron hacer ante la decisión del tribunal.
¿Se atreverá Makito a mentarle la madre al poder judicial por ratificar que no puede ser candidato? ¿Se atreverán a jugar en contra de MORENA si no logran imponer al candidato? ¿Cuál será su desenlace jurídico una vez que se le acabe la protección de la alcaldía? ¿Cuántos de sus funcionarios irán a parar a la cárcel cuando la ASE revise sus cuentas?
Son preguntas que resuenan con fuerza en el ambiente político de Reynosa y más allá, donde el espectro de las consecuencias legales planea sobre la administración saliente. La incertidumbre sobre el futuro político de Carlos Peña Ortiz y su madre, Maki Ortiz, se intensifica a medida que se aproxima el fin de su periodo en la alcaldía, un momento que podría marcar el inicio de un exhaustivo escrutinio de sus gestiones.