Guadalupe Quezada, una mujer de 35 años y originaria de Meza, Arizona, ha sido sentenciada a 135 meses de prisión después de declararse culpable de traficar migrantes y abandonarlos en el desierto, lo que resultó en la muerte de algunos de ellos.
Quezada es la tercera persona sentenciada como parte de una conspiración que se dedicaba al tráfico de migrantes entre 2019 y 2021. Según las investigaciones, los migrantes eran cruzados hacia Estados Unidos a través del desierto de Chihuahua, cerca del poblado de Van Horn, en Texas.
La acusación reveló que los migrantes eran guiados a pie a través del desierto, pero en dos ocasiones, dos personas fueron abandonadas porque no pudieron mantener el ritmo del grupo, resultando en sus fallecimientos.
El Departamento de Justicia de Estados Unidos informó que Guadalupe Quezada recibía las ganancias del tráfico de personas en efectivo y a través de instituciones financieras. Utilizaba los fondos para promover el tráfico de personas e invertir en bienes raíces. Guadalupe Quezada y sus dos coacusadas, Verónica Quezada y Elizabeth Miranda Lozano, se declararon culpables de conspiración para llevar a migrantes a Estados Unidos, resultando en la muerte de algunos de ellos.
Verónica Quezada, colega de Guadalupe, fue sentenciada hace una semana a 63 meses de prisión. Su función incluía proporcionar apoyo logístico a los guías, conductores y otras personas, registrando los vehículos utilizados para transportar a los migrantes. Trabajaba tanto en México como en Estados Unidos.
Elizabeth Miranda Lozano fue sentenciada el 13 de diciembre a 97 meses de prisión. Su papel estaba centrado en transportar y albergar a los migrantes en casas de seguridad antes de dejarlos en su destino final. Operaba desde Dallas, Texas.
Este caso pone de relieve los riesgos mortales y las prácticas criminales asociadas con el tráfico de migrantes a través de zonas desérticas, subrayando la necesidad de abordar esta problemática desde un enfoque legal y humanitario.
