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LA EXPRESIÓN DE LA DERROTA RUMBO A LA CDMX

Por Francisco Javier Rojas/ ReynosaNews

La pregunta que se hizo en las últimas horas dentro del ambiente político local, fue sobre dónde estaban la pareja que se cree dueña del poder político dentro de MORENA en Reynosa.

La tan criticable ex-alcalde Maki Ortíz Domínguez y su vástago y a la vez alcalde, Carlos Peña Ortíz, estuvieron ausentes de la frontera en al menos día y medio, del martes 6 de noviembre en la noche hasta después del miercóles 7.

Para quienes los vieron entre esos días, la imagen que mostraron ambos fue de cansancio, agotamiento y fastidio por decir lo menos.

Con quienes se cruzaron pudieron observar que no traían el clásico equipo de guardaespaldas, asistentes, limpia-botas y allegados que a todo les dicen que sí.

Esta vez los poderosisimos y riquísimos (el alcalde mismo lo ha presumido) “representantes” de la 4T en Reynosa se vieron diferentes…solos, derrotados y sin esperanza.

El escenario fue ni más ni menos que los asientos 13B y 13C en el avión de Viva Aerobus, que partió con el vuelo Y7392Y de Reynosa a la Ciudad de México, a eso de las 23:30 horas del martes, después de un retraso de 120 minutos.

A Maki Ortíz y a Carlos Peña, acostumbrados a lo contrario, muy poca gente los saludó tanto al subir al último al avión como al descender de él.

La cara de la ex-alcalde era evidencia de un profundo cansancio, despeinada sin arreglo personal tras un día de trabajo. Lo mismo proyectaba su hijo, con barba y camisa blanca del día.

Cuando prendieron las luces interiores del avión al aterrizar, Maki Ortíz tenía sus dos manos en la cara, como pidiendo que acabara todo mal, toda angustia o toda espera.

Su hijo miraba hacia arriba, quizás rezaba, quizás pedía perdón…No se sabrá … Lo que sí, es que se fueron a la CDMX sin justificar, al menos él como alcalde, el viaje y sin saber quién pagó los viáticos.

Ellos van más a la capital del país que a la del Estado, el motivo no se sabe pero se ve que ya se les convirtió en un suplicio ir a estos dos lugares con las manos vacías y las esperanzas rotas.

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