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Con o sin alianza, el PAN está condenado a entregar el estado


Por:Mauricio Fernández Díaz

Ciudad Victoria.- El reloj político se ha adelantado, y cada vez se respira más la elección de 2022 cuando faltan tres meses para finalizar el año. La llegada del doctor Rodolfo González a la coordinación de Programas Federales en Tamaulipas, prevista para el 1 de octubre, corrió los tiempos, y lo mismo sucedió con el informe legislativo del senador Américo Villarreal. A partir de hoy, cada hora traerá algún movimiento.

En la cancha de Morena, el candidato está casi listo, y se le puede reconocer por el cargo que le acaba de conceder el Gobierno Federal. Las cartas también juegan a su favor si se toman en cuenta los resultados de la elección reciente, con alcaldías ganadas en cinco ciudades importantes y la primera mayoría en el Congreso Local. Pero, ¿qué sucede en los demás partidos?

En Acción Nacional se percibe confusión y secretismo sobre la persona que los representará en la elección de gobernador. Los problemas de Francisco García Cabeza de Vaca han debilitado al panismo ciudadano, si alguna vez hubo tal, y provocan incertidumbre en el partido. De todas sus posibilidades, los más fuertes son César Verástegui, actual secretario general, y Jesús Nader, alcalde de Tampico; detrás viene Gerardo Peña, hoy diputado federal. De los tres, el tampiqueño tiene más experiencia y reconocimiento. En el PRI, se decantan entre Óscar Melhem y Ramiro Ramos, aunque otros incluyen a Enrique Cárdenas del Avellano. Pero, en el juego de las apuestas, el Revolucionario Institucional ya se coloca como el perdedor de los comicios por su baja votación, su propuesta obsoleta y su desaprobación popular.

En Morena están listos para repetir la victoria de 2021 por el desgaste actual de sus adversarios. A estos últimos les queda alguna posibilidad de competir, de acercarse al primer lugar, si forman una alianza. Subrayamos: la posibilidad, no la victoria. Pero sin coalición, ya habrán comprado el boleto para el fracaso.

Una de las razones que debería empujar a Acción Nacional a esta opción son los resultados electorales de este año. Los albiazules sumaron 496 mil 936 votos el 6 de junio, con 35.8 por ciento del total. El ganador, Morena, recibió 524 mil 221 sufragios o el 37.7 por ciento. Los panistas quedaron a poca distancia de empatar, prácticamente a dos puntos porcentuales. Por testimonios y comentarios en redes, salieron a gastar frenéticamente durante la campaña, y se puede colegir que sus votos fueron más costosos que los de otros partidos. Como haya sido, les reportó una carga importante de apoyos que no deben ignorar. En Nuevo Laredo, una de las ciudades decisivas electoralmente, perdieron por tres mil votos.

El PRI, en cambio, causó lástima con el 9.1 por ciento de la votación y sus 127 mil 562 sufragios. Sin cuadros, fortaleza ni estrategia, su tendencia es a empeorar el año entrante.

El escenario lógico para el PAN es concertar una alianza con el PRI en busca de posicionarse y dar la batalla por la gubernatura. Para ello, debe deponer la ceguera política que ha caracterizado al partido durante la era Cabeza de Vaca. Los verdaderos panistas sufren de verse conducidos por el inexperto y vano Luis Cantú, su líder estatal, y le atribuyen el haber perdido el Congreso Local y las grandes ciudades. Esperan que una figura del panismo, un líder auténtico al interior de ese instituto, interprete correctamente las señales y forme acuerdos con otras fuerzas para ir en alianza en el 2022.

¿En verdad puede salir un proyecto ganador de este maridaje? Quizás el referente pueda ser el proceso electoral de la Ciudad de México. La alianza PAN-PRI-PRD ganó 9 de las 16 alcaldías en que se divide la capital del país, es decir, la mayoría. Esto no ocurría desde hace 25 años. Un cúmulo de circunstancias llevó a ese resultado más que la fortaleza de esos grupos. Es cierto, no lograron repetir la hazaña en otros estados, pero dieron una muestra de que algunos acuerdos sí producen victorias.

En tanto, queda por verse qué harán Movimiento Ciudadano (MC) y el Partido Verde (PVEM) en esta competencia. MC alcanzó el 3.5 por ciento de la votación en 2021, y el PVEM, el 2.6. El primero retuvo su registro y el segundo, lo perdió. Pero ambos ya tienen un nicho en la sociedad tamaulipeca y pueden decidir el resultado de una elección muy competida. Los dos, actualmente, son cercanos a Morena.

PRI, PAN, PRD han de ir tras la 4T si quieren sobrevivir en Tamaulipas. Separados, están perdidos de antemano, relegados a segundo, tercero y cuarto lugar. PRI y PRD, sobre todo, deben ansiar la alianza más que nadie, ya que un gobierno estatal morenista los marginaría de cualquier acción o trabajo conjunto. Solo con Acción Nacional tendrían alguna oportunidad de colaborar mutuamente, como hicieron en la pasada legislatura del Congreso Local.

Por lo tanto, los pronósticos dan como ganador a Movimiento Regeneración Nacional en la elección de Tamaulipas. Es la marca más fortalecida y posicionada gracias a los programas sociales del Gobierno Federal y a Andrés Manuel López Obrador, el Presidente con mayor aprobación de este siglo. Sin embargo, bastaría con un error de cálculo, una decisión arriesgada e imprudente, para echarlo a perder. El partido debe seguir firme con el aspirante que ha estado más cerca de los tamaulipecos, de los morenistas y de los operadores: Rodolfo González Valderrama. Cualquier otro nombre puede abrir una grieta en el barco de la Cuarta Transformación y echar a pique el proyecto.

Porque no todos los morenistas son iguales, sobre todo en Tamaulipas.

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