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Hombres de buena madera

Sin Filtros; por Brenda Ramos

Como en la épica novela «Los pilares de la tierra», donde las piedras y morteros de una catedral se entrelazan con la vida y ambiciones de la gente, la historia de Neder Juan Nader Habib refleja una travesía similar. En su vida, no se construyó una catedral, pero se erigieron los cimientos de una empresa que impactaría a generaciones y cambiaría el paisaje comercial de México.

Nacido un día tan especial como lo es el 25 de diciembre de 1927, Neder Juan Nader Habib llevaba en sus venas la resiliencia y el espíritu emprendedor de sus padres inmigrantes del Líbano. Enviado a Kingsville, Estados Unidos, para su educación, regresó con la determinación de contribuir al negocio familiar. Sin embargo, su verdadera odisea comenzaría con la muerte de su padre y el subsiguiente distanciamiento de la empresa familiar.

En 1956, junto a su esposa, decidió fundar Uniformes Reno. De manera similar a cómo un maestro albañil se sumerge en todos los aspectos de la construcción de una catedral, Nader se sumergió profundamente en su negocio, desde las ventas hasta la cobranza. A través de décadas de esfuerzo incansable, lo que comenzó como un humilde negocio de dos locales y 28 costureras, se convirtió en un imperio textil con más de 50 sucursales y cerca de 900 empleados directos.

Esta monumental hazaña refleja la visión y perseverancia de un hombre que, similar a los personajes de Follett, entendió que los grandes legados se construyen con tiempo, sacrificio y una pasión inquebrantable.

Pero, ¿qué es un legado sin alguien que lo continúe y lo honre? Jesús Antonio, o «Chucho» como es cariñosamente conocido, se ha convertido en uno de los pilares más destacados de este legado. Su liderazgo como alcalde de Tampico refleja las mismas cualidades de integridad, compromiso y visión que su padre demostró en el mundo empresarial. Bajo su gestión, Tampico ha florecido, posicionándose como una de las ciudades más seguras de México.

Los reconocimientos y honores que ha recibido, como el doctorado honoris causa y la presea “Jaiba de Oro”, son testimonios de su dedicación y enfoque altruista, que refuerzan aún más la idea de que, en la familia Nader, el deseo de mejorar la vida de la comunidad está profundamente arraigado.

El legado de Neder Juan Nader Habib no es simplemente una empresa próspera, sino una tradición de excelencia, una mentalidad de servicio y un compromiso con la comunidad. Así como la catedral en «Los pilares de la tierra» simboliza el poder de la fe y la tenacidad humana, la vida y obra de Nader representan la poderosa capacidad del espíritu humano para superar desafíos, construir imperios y, más importante aún, influir positivamente en las vidas de innumerables individuos.

En su partida, no solo se conmemora a un empresario exitoso, sino a un pionero, un líder y, sobre todo, un pilar fundamental en la historia de su familia y su nación. A través de su hijo Chucho y su empresa, el legado de Neder Juan Nader Habib seguirá viviendo, inspirando a futuras generaciones a construir con pasión, integridad y amor por su comunidad.

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