Sin Filtros; por Brenda Ramos
Desde el momento en que Carlos Peña ejerce como alcalde, desde que se le reconoce la legitimidad de su cargo, hay Estado de Derecho. El edil de Reynosa ha salido a cantinflear para defenderse de la orden de aprehensión en su contra. Sin quererlo, o tal vez premeditadamente, ha puesto en entredicho la gobernabilidad de Tamaulipas al rechazar la validez del proceso judicial; incluso también ha descalificado, indirectamente, la resolución del Poder Judicial de la Federación, que le negó el amparo. En resumen, ha pintado una tierra sin ley y sin destino.
Es la clase se mensajes que espanta la inversión extranjera, la generación de empleos y la paz social, de por sí castigada por campañas malintencionadas de pánico.
En vez de lanzar señales de progreso y estabilidad, Carlos Peña retrata el peor escenario a México y al mundo acerca de nuestro estado que, si bien arrastra algunos obstáculos heredados del cabecismo, avanza y se transforma gracias al gobernador Américo Villarreal.
La actitud del hijo de Maki Ortiz es la típica de los malos perdedores: “Si yo me hundo, todos nos hundimos”. Ya fracasó con los magistrados del Primer Tribunal Colegiado del Décimo Noveno Distrito que revisaron su petición de amparo y decidieron negársela una vez más. Nadie quiere “comprar” su caso o salir a apoyarlo porque los Ortiz Peña son soberbios y no se mezclan con morenistas.
Ni una palabra de aliento ha salido de la diputación de Morena ni de Yuridia Iturbe, presidenta estatal del partido, a favor del alcalde de Reynosa. Se está quedando solo.
Antes al contrario: como hienas sobre la presa moribunda, se abalanzan sobre la alcaldía la diputada federal morenista Claudia Hernandez y su padrino el senador José Ramón Gómez, así como los diputados locales Marco Gallegos y Magaly Deandar del mismo partido, pensando que pueden suceder a Carlos Peña en la elección de 2024. Ya lo ven “muerto” políticamente, y es posible que no les falte razón.
El único que ha respaldado al alcalde con orden de aprehensión es el gobernador Américo Villarreal, pero se debe a su alta visión de la política, en la que los símbolos de apoyo y unidad son fundamentales. El doctor no quiere dividir al movimiento y hace bien. Pero fiel al movimiento, respetara y apoyará cuando el partido tome la última palabra. En este momento, el gobernador se sumará al proyecto de la 4T, más que a una persona en lo particular.
Lo que ya está sucediendo, sin intervención de las dirigencias centrales, es el abandono de Carlos Peña a su problema judicial. Como siempre, tendrá que salir al rescate Maki Ortiz, su mamá, negociando con la cúpula para evitar la cárcel o el reemplazo de Carlos como candidato de reelección.
Que no se confíe el junior de los expanistas. Estamos en Tamaulipas y todo puede pasar, incluso la detención de un alcalde; más todavía si está imputado por delitos graves.
Basta recordar el caso de Iván Noé Estrada, alcalde de Matehuala. Al edil potosino lo detuvieron agentes de la Fiscalía General del Estado, el pasado 27 de julio, después de negarse reiteradamente a presentarse de manera voluntaria. También tramitó amparos para no hacerlo, como Carlos Peña.
Se le investigaba por unas grabaciones en las que Iván Noé Estrada presuntamente se comunicaba con integrantes del crimen organizado. Ese día lo condujeron ante el fiscal, le tomaron muestras de la voz y lo dejaron libertad. El caso sigue adelante.
También, entreguen el siguiente mensaje al alcalde de Reynosa: en 2018 le retiraron el fuero a los presidentes municipales del país cuando se les juzgue por delitos graves, precisamente como los de Carlos Peña.
En abril de ese año, la Cámara de Diputados aprobó la eliminación del fuero a una larga lista de funcionarios públicos de primer nivel. Estos son gobernadores, diputados locales, presidentes municipales, regidores y síndicos, magistrados de los Tribunales Superiores de Justicia de las entidades federativas, miembros de los Consejos de las Judicaturas Locales, y los concejales.
Sin embargo, la reforma advierte que a los servidores públicos que se les vincule a proceso no podrán ser sujetos a prisión preventiva ni se les podrá separar del cargo hasta que haya una sentencia. Con esta salvedad, queda asegurada la libertad del alcalde de Reynosa, pero solo mientras no lo declaren culpable.
Casi con un pie en la cárcel, Carlos Peña sigue arruinando su imagen pública y credibilidad en cada palabra que dice. En su desesperación, ha dado a entender que Francisco García Cabeza de Vaca tiene más poder que el gobernador Américo Villarreal, y que este último no logra dar certeza jurídica en la entidad. “No hay Estado de Derecho (en Tamaulipas), está comprado por una persona que sigue mandando desde el extranjero”.
En sus últimas apariciones, se nota un igual desprecio del alcalde hacia el ambiente político, como si aún gobernara Cabeza de Vaca, a pesar de que Morena ya es la primera fuerza. Cualquier morenista auténtico estaría feliz con esta situación. Pero él no lo está, y eso lo dice todo acerca de su afecto a la Cuarta Transformación.