Sin Filtros; por Brenda Ramos
Los libros de texto gratuitos han conmocionado a muchos estados del país por sus contenidos renovados; detrás de los alaridos están los antimorenistas, quienes se espantan de estos materiales sin haberlos leído siquiera. Precisamente, esa es su intención, escandalizar. Pero, mientras en otras entidades hacen tormentas en un vaso de agua, en Tamaulipas se asume de forma civilizad la Nueva Escuela Mexicana.
A nuestro entender, las reacciones furibundas contra los libros de texto es el miedo a lo nuevo, a lo diferente, a lo desconocido. Esta puede ser una reacción muy entendible en personas acostumbradas a las mismas viejas ideas, pero no hay ni un rastro de inocencia en los reproches que la derecha le endereza a estas herramientas de enseñanza. Es pura politiquería y sabotaje.
La gente de mentalidad cuadrada no quiere ver en estos libros temas como las culturas indígenas, las luchas sociales o la diversidad sexual. Directamente, piden que se censuren. Sin embargo, ¿no son acaso realidades, hechos de la vida diaria, imágenes actuales de este país? Nada se ganaría ocultando estos asuntos de los libros si los niños van a encontrarse con ellos en su camino. Es preferible decir lo que son, sin miedo ni fanatismos.
A pesar de que la Nueva Escuela Mexicana es un proyecto perfectible, un modelo revisable de acuerdo con los resultados, este enfrentará muchas dificultades para su implementación. De hecho, eso está sucediendo ya en gran parte del país.
El viernes 11 de agosto, un ministro de la Suprema Corte ordenó suspender la distribución de los libros de texto después admitir una controversia constitucional de Chihuahua. En su demanda, la gobernadora MaruCampos argumentó diversos ordenamientos violados en la elaboración de este material.
Al día siguiente, Aguascalientes se sumó al veto para distribuirlos. “Anunciamos que los libros de texto gratuito no serán distribuidos, en tanto las autoridades competentes se pronuncian ante los distintos juicios de amparo que ciudadanos y organizaciones no gubernamentales han promovido”, dijo la gobernadora María Teresa Jiménez.
Chihuahua y Aguascalientes son estados panistas, es decir, son opositores a la Cuarta Transformación y sus políticas públicas.
Sin embargo, la defensa de los libros textos de parte de sus autores y el gobierno federal ha carecido de contundencia y de estrategia de comunicación. Se extraña incluso una campaña de difusión sobre las nuevas publicaciones; eso hubiera adelantado al gobierno en el manejo del tema, con su propio punto de vista y su postura. Pero lo guardó en secreto, como si hubiera hecho algo malo, y eso le permitió a la oposición tomar la iniciativa y satanizar los libros.
El resultado de esa negligencia (porque hay que decirlo, pecaron de exceso de confianza), es la ola de rechazos que atraviesa el país. La derecha logró sembrar la idea de que los nuevos contenidos afectarían a los niños, a los más indefensos, aunque no fuera cierto, y ahora millones creen que se ataca a la infancia.
Al martes 15 de agosto, el total de estados que no distribuirán los libros de texto ya son ocho; además de Chihuahua y Aguascalientes, se agregaron Coahuila, Guanajuato, Jalisco, Nuevo León, Querétaro y Yucatán. Es altamente probable que la cifra aumente en los días siguientes, ya que la demanda de Chihuahua sirve de precedente para detener judicialmente la entrega, aunque sea de manera temporal.
Como decíamos arriba, los libros y el plan denominado Nueva Escuela Mexicana son corregibles, como todo buen proyecto hecho con espíritu crítico, pero su politización impiden saber si funciona o no. Este es el principal error de la oposición, que se adelantan a los hechos sin haberlos experimentado. Decir que atacan la infancia es pura demagogia.
Por fortuna, en Tamaulipas hay un clima de respeto más estable que en otras entidades, aunque no falten algunos inconformes. De entrada, Lucía Aimé Castillo, secretaria de Educación en el estado, anunció que los libros serán entregados a partir del 28 de agosto, cuando inicie el ciclo escolar 2023-2024.
Junto con este material, Tamaulipas agregará documentos auxiliares de lectura, escritura, matemáticas y ciencias, con los cuales se alcanzarán los objetivos educativos del próximo ciclo en la entidad.
Recientemente, Aimé Castillo encabezó los trabajos “Orientaciones de la Fase Intensiva de Consejo Técnico Escolar y Taller de Formación Continua para Docentes”, en reinosa, en la que participaron inspectores, coordinadores y maestros.
Con este foro, inicia formalmente el ciclo escolar 2023-2024 en Tamaulipas, tomando como base los principios de la Nueva Escuela Mexicana, “cuyo objetivo es contribuir a la construcción de una sociedad más justa, humanista, inclusiva y democrática”.
Si bien podría aparecer algún grupo que quiera detener su distribución, los libros se entregarán puntualmente en el estado, ya que aquí se busca proteger realmente a la infancia, no amedrentarla con el cuento del Coco. Ya tuvimos suficiente con los cuentos de Cabeza de Vaca.