Fuentes fidedignas. Por: Isaias Alvarez
Antes, bastaba con repetir como perico la frase “No robar, no mentir, no traicionar” para convertirse en militante de Morena, sin importar que toda la vida se haya sido del PAN, del PRI o anti lópezobradorista. La farsa fue corregida por los fundadores, quienes propusieron exámenes a quienes obtuvieran candidaturas como invitados externos, es decir, como no militantes. Ahora, hasta pruebas de control y confianza se le exige a los que buscan candidaturas. Si es así, la carrera política de Carlos Peña Ortiz ha llegado a su fin.
Es evidente que no le aplicaron esas pruebas en el proceso de 2021 porque, en tal caso, Peña Ortiz nunca hubiera sido alcalde de Reynosa por Morena. Él desconoce completamente los principios, estatutos y visión del partido, que se autodefine de izquierda y se compromete, primero que nada, con los más pobres. Tampoco tiene la más remota idea sobre historia de México y sus luchas sociales, que le dan sentido al movimiento y al discurso mismo del presidente López Obrador. Así que fue una de esas candidaturas negociadas que desprecian los fundadores y viejos militantes del partido.
El problema es que pretende reelegirse en el 2024 . Y entonces deberá pasar todas las supuestas evaluaciones que Morena ha implementado para evitar la llegada de políticos sin las convicciones que defiende el movimiento.
De inicio, Carlos Peña ni siquiera honra aquellos principios sintetizados de “No robar, no mentir, no traicionar”, que dijo alguna vez el presidente. Solo por eso no tiene nada que hacer dentro del partido, como dicen los fundadores. Pero quizás convenga que le den la oportunidad de presentar los exámenes en el nuevo proceso interno para que no queden dudas de su perfil y preparación como militante de la 4T.
Sería bueno que lo sometieran a pruebas de control y confianza. Que verifiquen su buena reputación e imagen pública y demuestre una trayectoria de servicio a los más necesitados. E, igualmente, que quede demostrada su honestidad y respeto por la ley.
Vamos a adelantarnos a los resultados del partido para que no le hagan perder el tiempo a los funcionarios morenistas. Carlos Peña Ortiz está reprobado en todos los indicadores, evaluaciones y pruebas que lo sometan para medir su integridad. La 4T cometería un error grave si lo vuelve a declarar candidato a la alcaldía de Reynosa.
Tenemos evidencia que configura actos de corrupción, ilegalidad y abuso de poder. Con estas características no puede ser candidato de Morena.
Incluso podría decirse que Carlos Peña sí traiciona y sí miente. De cometer robos, de que él, con sus manos, sustraiga dinero público, no podríamos decirlo todavía, pero no lo dudamos, en vista de su tendencia a mentir.
La administración municipal 2021-2024, que él preside, firmó un contrato de arrendamiento con una pariente suya. Con frecuencia se da este tipo de negocios ilícitos al amparo del poder, pero siempre se atribuyó a prácticas del PRIAN, incluso a Cabeza de Vaca. Carlos Peña, ahora, exhibe a Morena como igual a los corruptos.
El contrato se entregó por adjudicación directa a nombre de Bertha Isabel Peña Garza, con quien está emparentado por la rama paterna. El inmueble se localiza en calle Zaragoza número 496, entre Ocampo y canales, en la zona centro de Reynosa.
El importe que pagará el alcalde de Reynosa a su pariente es de 130 mil pesos mensuales, es decir, que el Ayuntamiento erogará un millón 350 mil pesos al año. Se trata de una cantidad elevada que, en las condiciones del mercado, solamente los bancos suelen pagar por un alquiler.
Bastaría con descuidar la ciudad de Reynosa para que Carlos Peña quedara excluido del proceso interno de Morena. Pero asignarle un contrato de 130 mil pesos por mes a un pariente no solo es razón para descartarlo de la contienda sino que amerita una investigación de la fiscalía anticorrupción.
Hay aquí abuso de poder, delitos contra la administración pública y un evidente conflicto de intereses. Nada de esto encaja en los principios de la 4T.
Será tarea de los fundadores y militantes de trayectoria dentro del partido los que exijan una revisión profunda del perfil de Carlos Peña para considerarlo por segunda vez como candidato a la alcaldía de Reynosa. Por este caso y muchos más, ni él ni Maki Ortiz, su mamá, ni la familia Peña completa, pertenecen a corrientes humanistas y de izquierda. Entregar contratos a familiares es la cara opuesta de la 4T de AMLO.
De nominarlo a pesar de las evidencias, Morena podría perder su credibilidad y convertirse en partido fachada.