Mario López practica la unidad en medio de las divisiones en Morena
Sin Filtros; por Brenda Ramos
Desde que inició el proceso interno de Morena, se ha desatado una rivalidad real entre los aspirantes a la candidatura presidencial. Los anima la promesa de tener las mismas posibilidades. Además, las encuestas que ubican al partido en primer lugar aumentan el interés de los competidores. Por consiguiente, los grupos que los apoyan amenazan con dividir al movimiento y debilitar el impulso inicial.
La efervescencia llega a tales grados que recuerdan las apuestas millonarias que se cruzan en el hipódromo o en un campeonato de box. La figura presidencial arrastra consigo a toda la sociedad a adivinar quién puede ser el elegido entre los precandidatos, hoy llamados “corcholatas”. Lógicamente, igual que en el juego de las apuestas, los perdedores quedan descontentos y resentidos con el triunfador. Por lo general, la política suele contentarlos, pero no siempre lo logra.
El principal peligro para Morena no es la alianza opositora, ni Xóchitl Gálvez, ni la inseguridad; es la división.
El reto de la campaña de 2024 para Morena no es convencer a los votantes sino preservar la unidad, que da señales de agotamiento.
Hasta los alcaldes, diputados y senadores morenistas se separan en grupos contrarios por apoyar a uno u otro aspirante. Esto es completamente válido desde el momento en que el partido lo alienta, pero va dejando conflictos en las figuras del movimiento debido a las mismas discrepancias.
Sobran dedos en una sola mano para contar quien rompe con esa tendencia, entre los cuales está Mario López, la “Borrega”, alcalde de Matamoros. Mario, ha ofrecido las mismas atenciones a las “corcholatas” que llegan a su municipio a encontrarse con la militancia. Nadie recibe tratos preferentes por encima de los demás en esta ciudad fronteriza, aunque no se pueda decir lo mismo de otros municipios morenistas, donde se han oído quejas por las condiciones desiguales que encuentran los aspirantes.
La ansiada fraternidad entre los integrantes del movimiento, que en muchos casos es solo labia o letra muerta, Mario López lo ha llevado a la práctica sin presunción ni vanidad. Él también ha dicho en público que lo más importante para el partido es defender la unidad. Sin embargo, a diferencia de la mayoría, también predica con el ejemplo.
El alcalde de Matamoros ha dejado antecedentes de su madurez política desde los pasados procesos internos del partido. Lo hizo, por ejemplo, en 2022, cuando contendió para la candidatura de Morena al gobierno estatal, que terminó en el doctor Américo Villarreal.
Mario López había llegado a la interna precedido de un resultado histórico en la elección de 2021, cuando se reeligió. Fue el único alcalde de Tamaulipas en superar la cifra de 100 mil votos. Tenía, entonces, suficientes méritos para buscar el cargo más alto en la entidad.
Como ya mencionamos, se designó finalmente a Villarreal Anaya, pero la Borrega siempre llamó a la unidad del proyecto morenista para sacar al PAN de la gubernatura y apoyar al doctor. Maki Ortiz, en cambio, impugnó en tribunales y descalificó públicamente el proceso, aunque no pudo revertir la decisión.
También, en este 2023, Mario López se presentó como aspirante a la elección extraordinaria de Senador. El partido se inclinó por José Ramón Gómez Leal, cuñado del insoportable Francisco García Cabeza de Vaca, y se ganó la posición. Pero hubo de pagar un precio muy alto en divisiones y enfrentamientos, ya que otros aspirantes estaban patrocinados por figuras poderosísimas, que no pudieron influir. El único que mostró lealtad al movimiento y espíritu constructor fue Mario López.
La actuación de la Borrega, incluso como alcalde, desentona comparado con sus demás compañeros. Nunca ha utilizado un protagonismo extremo y siempre coloca al gobernador Américo a la cabeza del liderazgo estatal. Su influencia entre los ciudadanos, sin embargo, es enorme y marca la diferencia en toda la zona fronteriza y aún de todo el estado.
Según Mario Delgado, su tocayo, hay un riesgo grande de fracturar al movimiento si los grupos contendientes se desgastan entre sí. Algunos pudieran considerar esto como una señal de la competitividad de Morena. Pero para otros no es mas que la ambición galopante de estas “corcholatas”, que sueñan solamente con ganar el poder.
Si el presidente nacional de Morena anda en busca de un asesor inteligente y capaz, que sepa trabajar en unidad de propósitos, indíquenle el camino a Matamoros y denle la dirección de Mario López.