La movilidad social en la 4T
Por Oscar Díaz Salazar
La historia de esta pareja es el mejor ejemplo de la promesa cumplida de ascenso social, que representa el movimiento hecho gobierno, bajo la denominación de Cuarta Transformación de nuestra patria.
Él, muy joven, de clase media baja, o de clase baja alta, era chofer del junior del líder político más fuerte de la capital en los últimos cuarenta años.
Chofer y ayudante de políticos priistas. Pariente y amigo de los porros universitarios. Familiar cercano de «mañosos», cuando estos se fueron apropiando de las riendas del poder y los negocios.
Ella, tan joven como hermosa, se ganaba la vida en un teibol dance. Para usar una expresión que «matiza» el oficio más antiguo del mundo, diremos que era Escort, que era bailarina y «alternaba» con los clientes, lo mismo en «privados» que en servicios a domicilio.
La muchacha fue pareja sentimental de un «trampa», de un sujeto sin oficio ni beneficio, de un padrotillo que montaba en motocicleta y que un mal día (para él, aunque bueno para los demás) tuvo que salir huyendo, sin despedirse de la novia.
La ausencia del malandro, fue la oportunidad para que el muchacho de nuestra historia, con menos galanura, prieto, más bien feo, con voz de pito y con una motocicleta rabona, conquistara el corazón del pajarillo de blancas alas / que vendía la piel / a precio caro / y en horario nocturno / en una Casona de la capital.
Al igual que en tiempos de la revolución, y en la fase inmediata posterior a la lucha armada, las gentes de bien se escandalizan hoy por el ascenso social de «los pelados», de los sujetos que se empoderaron por andar en «la bola», y se apropiaron de los puestos de mando, irrumpiendo en oficinas públicas y en las casas que antes estaban reservadas para las personas decentes y que hoy ocupan los peladillos y sus queridas.
Esa circunstancia que molesta a las buenas conciencias, es prueba contundente de que se vive una transformación, que permite que se encumbren choferes y que las damiselas dejen de trabajar en La Casona, para habitar su propia residencia.
¿A poco no está interesante esta historia de amor y de ascenso social?