Fuentes fidedignas. Por: Isaias Alvarez
Arnulfo Rodríguez Treviño pudo organizar una fiesta de cumpleaños con su esposa y sus hijos, en total privacidad. Uno pensaría que un hombre de su edad ya se contenta con una comida en un restaurante o con una rebanada de pastel en una cafetería, acompañado de sus nietos, como hacen las personas que llegan a la plenitud. Pero esa no ha sido su elección. Las imágenes cuentan la historia de un hombre poco moderado: tres mil invitados, comilona, música y alcohol, un convivio que nada le envidia al de un junior treintañero. El líder quiso decir a todo el estado: “Tengo poder”, y lo exhibió ostentosamente el martes 15.
Que no se engañe el ciudadano por las multitudes que se agruparon en ese festejo. Detrás de las porras y las ovaciones al líder magisterial se escondía una necesidad imperiosa; los tres mil invitados fueron ahí por interés, no por convicción. Son maestros de Tecnologías y de Inglés, docentes eventuales, que piden una base laboral. Ningún trabajador de planta, satisfecho de su puesto, acudió a perder el tiempo al Polyforum Victoria, lugar del bailongo.
Él lo sabe, por eso abusa de su puesto con la necesidad de los maestros jóvenes y de los que no han alcanzado las prestaciones completas. Les exige adoración y obediencia a cambio de solucionar su situación laboral.
El cumpleaños número 77 de Rodríguez Treviño fue solamente un acto de vanidad y exhibicionismo. Ojalá se organizaran reuniones entre el sindicato y los maestros, con la misma coordinación y entrega, para elevar la educación de los niños tamaulipecos.
En el lenguaje político, el líder de la sección 30 del Sindicato de Trabajadores de la Educación quiso enseñar músculo, dientes, armas. Esto lo hacen las figuras que piensan competir con otros por algún cargo jerárquico o de responsabilidad. Él no ha dicho nada, pero no existe casualidad en un evento de esta magnitud y la proximidad de las elecciones del 2024.
No obstante las impresiones positivas que este despliegue le granjea, también hay negativas, segundas lecturas que pueden ponerlo en la línea de un proceso judicial o en la destitución como líder del poderoso sindicato en Tamaulipas.
Las consecuencias legales por esta osadía pueden incluso evitarse si se negocian las protecciones adecuadas, pero las consecuencias políticas ya están en marcha y tarde o temprano lo alcanzarán. Estos no son los tiempos de Eugenio Hernández, el gobernador más inútil que se haya tenido en Tamaulipas, cuando Ciudad Victoria era un lugar parecido a La Casa de los Famosos.
Arnulfo Rodríguez ha querido ocupar el lugar del líder estatal más influyente en la actualidad, el que puede mover a Tamaulipas en la dirección que guste, y en eso comete un error estratégico: Tamaulipas ya tiene un líder así, y se llama Américo Villarreal Anaya.
El gobernador no tiene necesidad de armar jaleos delante de las cámaras, con miles de seguidores obligados, para enseñar su fuerza. Ya la mostró el 5 de junio de 2022, en la elección que ganó por el voto de la gente. Ahora se aplica en asuntos prácticos y de trascendencia para el estado en su papel de Jefe del Ejecutivo.
No hay lugar para dos líderes estatales o dos conductores de pueblos; al presumir su mega fiesta de cumpleaños, Arnulfo quiso trepar por encima de la figura del doctor Villarreal y de quien se le ponga enfrente. Incluso pretende intimidar a la Secretaria de Educación, Lucía Aimé Castillo, por si acaso le llegara a negar ciertos favores que le estará pidiendo en los próximos años.
Esta clase de políticos (pues los líderes sindicales lo son) ya no tienen cabida en los tiempos de las tecnologías de la información y menos en los de la Cuarta Transformación. Son chantajistas, autoritarios, triviales y altamente corruptos. Tratan a sus bases como ganado, no como personas. Y si los funcionarios estatales lo permiten, también a ellos los usan como ganado.
Tanta exhibición de poder puede serle contraproducente al secretario general de la sección 30 en estos tiempos, cuando el panismo anda sediento de venganza desde que cayó en desgracia su líder, el malogrado Francisco García Cabeza de Vaca.
Los excesos y derroches de Arnulfo pueden llamar la atención en cualquier momento de Irving Barrios, incluso del Fiscal Anticorrupción. El Poder Judicial está en manos de los panistas, enemigos de la 4T y de todos sus aliados. Incluso el Instituto de Transparencia y la Comisión Estatal de Derechos Humanos la manejan ellos.
Este grupo poderoso ha metido en un puño a varios políticos morenos e incluso a Marco Batarse, nuevo secretario de Administración de la UAT.
De hecho, a veces ni es necesario cometer un delito ni portarse mal. Basta que lo quieran procesar, como fue el caos de Mario Lopez.
A menos, claro está, que Arnulfo Rodríguez batee doble, que juegue con Dios y con el Diablo. Con Arnulfo todo es posible, hasta un sindicato panista.