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Usan secretaría de Administración de la UAT para enriquecerse

Fuentes fidedignas. Por: Isaias Alvarez

Con justa razón, la FGR inició un expediente por corrupción y uso de empresas factureras en contra de la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT); entre los implicados figura Hugo Guerra García, primo de Francisco García Cabeza de Vaca, quien se hizo rico después de ocupar la secretaría de Administración de la universidad. Los tamaulipecos, y principalmente los jóvenes, fueron los agraviados. Ahora es el turno de Marco Antonio Batarse Contreras de ejercer la misma secretaría, pero muchos abrigan los peores augurios.

Guerra García deshonró el objetivo de “orientar las funciones universitarias íntegramente al servicio de la sociedad, con conciencia humanista, esfuerzo solidario, sentido de pertenencia e identidad nacional por encima de cualquier interés ideológico o individual” (artículo 5, fracción IV del Estatuto Orgánico).

Sin embargo, la comunidad universitaria duda profundamente que Marco Antonio Batarse sí lo pueda cumplir ahora que releva a Hugo Guerra.

El señor Guerra García representa como nadie el legado cabecista: abuso de autoridad, historias de desvíos, engaños y saqueos, uso de instituciones con fines políticos y  partidistas. La FGR le acreditó un desfalco de 428 millones de pesos al presupuesto de la UAT.

Esto creó la necesidad de elevar el perfil de los funcionarios universitarios, un deseo en la sociedad de moralizar a la UAT con personal capaz, honesto y respetable, todo lo que no fue en la administración de Hugo Guerra.

Este anhelo tendrá que esperar; la llegada de Marco Antonio Batarse Contreras a la secretaría de Administración de la UAT no se ajusta nada a la aspiración de cambio y renovación.  Batarse es símbolo de tiempos viejos y muy superados en la política estatal; ni siquiera tiene carrera en la institución, salvo un paso temporal por Comunicación Social. Y nadie lo imagina colocando a la UAT “al servicio de la sociedad, con conciencia humanista… por encima de cualquier interés ideológico o individual”.

Para empezar, Marco Antonio Batarse trabajó en el gobierno de Cabeza de Vaca como adscrito a la Secretaría General de Gobierno, a las órdenes de Pedro Silva, conocido operador del PRI. Intrigar, urdir y delatar, esas eran las tareas del “Flaco” Batarse, como lo llaman sus conocidos, sentado a la mesa del café María Bonita de la Estación Arce.

Es importante señalar la única especialidad conocida de Batarse para formarse una idea de lo que hará como secretario de Administración de la UAT: la política. Es un obsesivo del control y la operación en territorio. Para nada está pensando en poner a la universidad “al servicio de la sociedad”.

Su nombre circuló en publicaciones como responsable de movilizar personas al mitin nacional de Morena el pasado 18 de marzo. En una captura de pantalla, se mostraba un diálogo entre personal de la UAT en la que alguien pedía 180 mil pesos para el pago de los autobuses que llevarían a la gente a la Ciudad de México. Nadie verificó la autenticidad del documento, pero justamente hubo integrantes de la universidad en aquella concentración.

Batarse tiene también una denuncia por acoso sexual, con el número 1320/2022 en la Fiscalía de Justicia del Estado. Incluso este asunto está impregnado de política ya que la denunciante es María Guadalupe N, esposa de Jorge Espino, el auditor Superior que aún no ha podido remover el grupo de Morena en el Congreso.

Este tipo de denuncias suelen tener otros fines y no se originan precisamente por un ataque sexual. Pero el hecho cuenta; el funcionario es investigado por uno de los delitos más imperdonables de esta época, en la que se busca la igualdad y el respeto a la mujer.

Como secretario de Administración, Marco Batarse podría ponerse el traje de villano al interior de la universidad en las próximas semanas. El sindicato está en negociaciones con la institución para acordar el aumento salarial de este año, con el precedente de 8 por ciento de inflación. Este indicador sirve de base para calcular el aumento real de los salarios, ya que ofrecer menos que la tasa resultante sería un engaño.

Pues bien, de acuerdo con grupos de empleados universitarios, la idea de Guillermo Mendoza, rector de la UAT, es darles un minúsculo 3 por ciento; se trata de una primera postura, pero se cree que la universidad no ofrecerá más de un 6 por ciento, lo que representará una pérdida para el personal, ya que la inflación fue superior. ¿Es esa la transformación soñada por los trabajadores universitarios? Marco Antonio Batarse juega un papel decisivo en esta decisión, ya que puede sugerir una mejora o darle el tiro de gracia a los sindicalizados con un aumento ínfimo.

Los grandes cargos son así: también están llenos de grandes desafíos. La secretaría de Administración de la UAT puede ser la máxima realización o la peor pesadilla para Marco Antonio Batarse. Si no lo cree, que se mire en el espejo de Hugo Guerra.

La universidad tiene mucho dinero. Este año le autorizaron un presupuesto de casi 4,367 millones de pesos. La sociedad se siente tranquila de no ver más esa cantidad en manos de Hugo Guerra García, pero hay una profunda decepción con la llegada de Marco Antonio Batarse. Por sus antecedentes, nada hace pensar que será mejor.

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