Sentido Común
Mauricio Fernández Díaz
Tampico y Reynosa, municipios situados en los extremos tanto de la geografía como de la ideología política tamaulipeca, son la muestra palpable de que la buena o mala gobernanza no se define por partidos sino por capacidades, habilidades y la óptima administración de los recursos públicos.
Como ejemplos tenemos al morenista edil de Reynosa Carlos Peña Ortiz y al del PAN el tampiqueño Chucho Nader
En un comparativo, el del norte Carlos Peña Ortiz, queda ante la sobria figura de Chucho Nader como un mozalbete iracundo, engreído y soberbio, que llegó al puesto de edil no por su trabajo político, ni mucho menos por su ancha carrera en el partido fundado por AMLO; Su llegada fue producto de oscuras negociaciones entre su panista madre Maki Ortiz y la cúpula de MORENA representada por Mario Delgado; Para analistas políticos la brecha entre la lucha por la candidatura y la definición de la misma fue cerrada con muchos millones de pesos sacados de las finanzas públicas de Reynosa, en ese tiempo en manos de la madre del Junior Carlos Peña. Éste se trepó en el tren morenista y en brazos de su madre logró llegar a la presidencia de Reynosa
El reverso de la moneda; En el sur, Chucho Nader llegó a la presidencia de Tampico con una robusta carrera dentro de la administración pública, pasando por encima de la imbatible -hasta esa elección- Magdalena Peraza Guerra, que había sido ya en dos ocasiones alcaldesa, una por el PAN y otro por la alianza PRI-Verde y PANAL La diferencia en la votación no dejó lugar a dudas; 11 mil sufragios enterraron los anhelos perazistas para dar paso a la una nueva etapa signada por el progreso y la buena administración de Chucho Nader.
Aún más; La diferencia es abismal si hablamos de eficiencia administrativa, gasto público y obras, rubros en el que Chucho Nader ha destacado positivamente a escala nacional, convirtiendo a Tampico en referente y ejemplo de lo que un municipio puede llegar a crecer en todas las áreas cuando se ejerce la disciplina presupuestal, se prioriza el trabajo por encima de la política y se consagran e integran los esfuerzos de todos en un mismo objetivo; El beneficio de la ciudad y sus habitantes.
No obstante que el presupuesto de Reynosa es casi el doble que el de Tampico ( 2 mil 512 millones 117 mil 475 pesos, contra mil 224 millones, una diferencia de Mil 288 millones de pesos) el edil del norte ha demostrado una brutal incapacidad para convertir esta inmensa fortuna en fuente de bienestar para sus gobernados quienes conocen más a su presidente por los escándalos legales en que está envuelto, la docena de amparos que ha tramitado y la muy vigente orden de aprehensión en su contra por uso de recursos de procedencia ilícita y otros, que por sus obras en beneficio de esa ciudad fronteriza.
En tanto el del sur ha logrado la hazaña de que los tamaulipecos lo perciban como un excelente gobernante más allá de colores partidistas, al del norte le pesa, lo ahoga pertenecer a un partido donde su líder moral exige no mentir, no robar y no traicionar.
Con trabajo demostrado y empatía con los tampiqueños, Chucho logró su reelección al derrotar sin mucho trabajo a la priista conversa al morenismo Olga Sosa.
Carlos Peña buscará ser reelecto utilizando para ello no el trabajo realizado sino lo que mejor domina su madre; la compra de votos con el dinero de los reynosenses.
Imaginen por un momento que el edil de Reynosa fuera el del sur y viceversa… ¿Cómo imaginan que estarían ambas ciudades con los presupuestos que manejan? Pobre de Tampico; atraso, corrupción y olvido. Reynosa, recobrando su grandeza.