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Raul Quiroga enloquece; Propone multar a escuelas que gasten agua.

Sentido Común
Mauricio Fernández Díaz

Empresas y particulares desperdician el liquido y eso “no lo ve”

Ciudad Victoria.- El presidente Andrés Manuel López Obrador ha puesto en práctica la austeridad republicana para dar el ejemplo a los demás funcionarios públicos; viaja en vuelos comerciales, haciendo antesala como cualquier ciudadano, y se detiene a comer, durante sus giras, en fondas populares. No lo ha hecho desde hace una semana ni dos, sino desde hace cinco años. Ha demostrado que el suyo no es “un gobierno rico con un pueblo pobre”.

Sin embargo, algunos funcionarios de Tamaulipas rechazan seguir este ejemplo y prefieren gastar en comodidades para ellos, pasando el costo a los más vulnerables.

Esta actitud contraviene no solo al Presidente sino también al gobernador Américo Villarreal, quien anunció que su administración se ajustaría a un plan de austeridad y a un uso socialmente responsable del presupuesto.

Esta elección por el gasto discreto no es solo un asunto de principios de la 4T sino una necesidad práctica del gobierno del estado, ya que Francisco García Cabeza de Vaca dejó endeudado a Tamaulipas (16 mil millones de pesos), y comprometió a la nueva administración con pesadas obligaciones de pago.

Pero hay algunos secretarios y directores estatales acostumbrados todavía a ver a los necesitados hacia abajo y a no tomar en cuenta los problemas de la pobreza, empeorados ahora por la ola de calor y la falta de agua.

Un gobierno humanista es el ideal de la nueva administración de Tamaulipas. La Cuarta Trasformación entiende este humanismo en el proverbio: “Nada humano me es ajeno”, que alude a un forma de servicio público consagrado a aliviar las carencias de la sociedad, especialmente los que menos tienen, en contraste con el pensamiento neoliberal, que solo se interesa por las metas macroeconómicas.

Bueno, bajo esa óptica, muy poco humanistas se están viendo la Secretaría de Educación de Tamaulipas y la Comisión Estatal del Agua (CEAT) en el abasto de este elemento natural en las escuelas públicas, a las que asisten, en general, niños de escasos recursos.

La CEAT está decidida a cuidar el valiosísimo recurso debido a la grave escasez en el estado, particularmente en el centro del país, calificada ya de histórica. Y ciertamente debe aplicar con rigor los castigos a quienes hagan mal uso, desperdicien o hasta roben el vital líquido; pensamos al vuelo en ciertos negocios que, a escondidas, consumen más de lo que pagan. Pero, ¿son los niños pobres, los de escuelas públicas, estos ladrones de agua?

Aunque usted no lo crea, así parece: la Comisión Estatal del Agua de Tamaulipas ha amenazado a los más humildes con aumentarles la tarifa del vital líquido si exceden el límite permitido. Dicho límite será de 20 litros por alumno. Después de esa cantidad, la CEAT les va a dar una buena lección, cobrándoles muy caro. Y para alguien de escasos recursos, ciertamente no hay peor tortura y humillación que pagar lo que no se tiene.

Una cuota de 20 litros equivale a un botellón de agua. En cada descarga del inodoro, se pierden, en promedio, 6 litros. Supongamos que van dos veces al baño: eso le restarían 12 litros a la cuota. Quedarían 8, lo que ya es una cantidad limitada. El consumo del agua está directamente ligado a las altas temperaturas. Y en estos días se han superado los 45 grados Celsius. 8 litros de agua quizás son apenas suficientes, siempre y cuando no sientan demasiado calor, ni tengan exceso de sudoración ni traigan problemas de salud latentes.

Parece una medida extrema utilizar la amenaza para conseguir un ahorro del agua. Ni en las villas miserables de África impondrían tan inhumana acción.

Por lo pronto, es un plan en el que trabaja la CEAT con la Secretaría de Educación, que encabeza Lucía Aimé. Aunque solo es plan, lo alarmante es que lo tomen en serio y que hayan comenzado a analizar su implementación. Es decir, lo quieren hacer.

«Esto con el propósito de fomentar la cultura del agua, que los niños aprendan a cuidarla por arriba del volumen que se les va a dotar y se les va cobrar, es una acción que pretende nos ayuden los maestros para el cuidado del agua», dijo Raúl Quiroga Álvarez, director del CEAT.

Se trata del mismo funcionario que propuso bombardear nubes y perforar a 400 metros de profundidad para resolver la falta de agua. Ni una gota obtuvo de ambas tonterías.

«Digamos que arrancamos con 20 litros diarios regalados para cada persona en las escuelas. Si se pasan de ahí, tendremos que cobrar, y de eso se trata, de una mejor cultura del agua».

Con estas palabras quiso convencer a la prensa de su proyecto. Esperemos que Lucía Aimé sea más humanista y lo rechace.

Esta medida fascistoide se une a la licitación que acaba de anunciar Jesús Lavin, secretario de Administración, para adquirir vehículos nuevos asignables a funcionarios de primer nivel. Seguro que se necesitan, pero sacrificar el bienestar de los niños de escuelas públicas por dar facilidades a los burócratas es algo que siempre han hecho los gobiernos neoliberales, no los humanistas.

Se nota que muchos integrantes del gobierno de Tamaulipas no pertenecen (ni pertenecerán) a Morena.

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