¡Es el Congreso, estúpido!
La Comuna
José Ángel Solorio Martínez
Un reto vital, tienen MORENA y el PAN, en Tamaulipas el 2024: obtener el control del Congreso del estado. Para los guindos, es de toral relevancia lograr números favorables -es decir: la mayoría calificada, que representa más de las dos terceras partes del pleno-; para los azules, es más ligero el reto: apropiarse de los escaños necesarios para que los morenistas no los arrinconen, con cifras que los faculten para promover sin oposición los cambios constitucionales tan ansiados.
No está sencillo; ni para unos, ni para otros.
MORENA, con todo y que sigue manteniendo buenos índices de aceptación, tendrá que echar mano de su mayor potencia, toda vez que los grupos de poder, de interés y de gobierno, que tienen su asiento en los municipios, parecen impulsar la balcanización de la autoridad regional; los albiazules, porque van en evidente picada, por el monopolio partidista de un grupo más cercano al bandolerismo que a la militancia partidista.
Las dos terceras partes de la Legislatura -si Pitágoras no miente- serían nada más y nada menos que 24, derivado del conjunto del Poder legislativo tamaulipeco: 36 parlamentarios.
24, es el resultado mágico para el lopezobradorismo.
Con eso, se va de gane.
Para los panistas, la cosecha numérica obligada de legisladores, es de 13, con lo cual, seguirían manteniendo un dominio estratégico basado en una minoría de alto protagonismo.
Haciendo una proyección para la elección del próximo año, los panistas podrían llevarse seis o siete diputados plurinominales, de los 14 de representación proporcional (RP) -plurinominales-; el PRI 2 y el PRD, 0.
Haciendo cuentas probables: la coalición PAN-PRI-PRD, podría agenciarse de 8 a 9 parlamentarios por la vía de RP.
Es decir: sólo le faltarían ¡cuatro o cinco de mayoría, para frenar los cambios constitucionales que sueña la IV T en Tamaulipas!
Las alcaldías, pasaron a segundo plano. (O deberían pasar). La guerra entre MORENA y los PRIANISTAS, tendrá su mayor rispidez en la contienda por los escaños de la próxima Legislatura.
Es de vida o muerte, tanto para un bando como para el otro.
Si la IV T, obtiene esos 24 curules, el cabecismo pasará a ser un ente del pasado; si el bloque encabezado por el PAN, se apropia de 13 diputados, habrá hecho añicos la administración estatal: el Fiscal, el Poder Judicial y otras entidades públicas -hoy en el morral de CdeV- continuarán entorpeciendo la buena marcha del gobierno estatal morenista.
¿Es necesario, mencionar la relevancia del Congreso local?
¿Hay que recordarlo a MORENA, que ha sufrido en carne propia los efectos de tener una mayoría no calificada, o lo que es lo mismo: vivir y operar como la minoría mayor en el parlamento?
Parece ser el momento, de enfocar la atención de las estrategias en los diputados; no en las alcaldías, que son importantísimas sin duda, sólo que el escenario las pone en un plano segundario ante las necesidades de una IV T, a quien le apremia remover los residuos del ex gobernador, Francisco García Cabeza de Vaca que tanta asfixia ha provocado a los Poderes del estado.
¿Y dónde está MORENA?
Se desconoce.
Parece ser parte, de esa estela de miles de desaparecidos que nos ha puesto universalmente en la lupa de la opinión pública mundial.
¿Y por dónde andan los precandidatos?
Igual: esperan, que les den la candidatura en charola y en la cama.
La IV T, debería entenderlo: sin la mayoría calificada en el Congreso local, será el actual, uno más, de los sexenios perdidos para los tamaulipecos.