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De nada sirvió el delegado JR en Coahuila

Sentido Común
Mauricio Fernández Díaz
No pudo con el paquete

Ciudad Victoria.- Ya sabemos que Andrés Manuel López Obrador es de la “vieja escuela” política, famosa por organizar megaestructuras electorales con seguidores, militantes y hasta figuras con cargos públicos. Todos deben colaborar con el partido para ayudarlo a ganar, tal y lo como lo hacía el PRI de 1940 a 1999. Con ese propósito, partieron legisladores federales de Tamaulipas a Coahuila, pero fallaron en su cometido.

Trascendió que el mes pasado, en una reunión con los integrantes de Morena en el Congreso de la Unión, el Presidente les había pedido que se sumaran a los operativos electorales para apoyar a los candidatos de Coahuila y el Estado de México. Los legisladores cercanos a uno de los dos estados con elecciones irían a ese territorio. De este modo, a los de Tamaulipas les correspondería Coahuila.

Este llamado convocaría forzosamente a la acción a los diputados federales Erasmo González, Olga Juliana Elizondo, Claudia Alejandra Hernández, Blanca Araceli Narro y Elva Agustina Vigil.

También debían estar ahí los senadores José ramón Gómez Leal, el “JR”, y Lupita Covarrubias. Las sugerencias del Presidente no son tales, sino órdenes.

De todos los legisladores tamaulipecos, de quien sí quedaron registros de su actividad en Coahuila es del JR, ya que el partido lo nombró delegado para el proceso electoral en aquella entidad.

Algunas tareas debieron cumplir los diputados federales por aquellas tierras, pero quien recibió una responsabilidad mayor fue José ramón Gómez, el cuñado de Cabeza de Vaca.

De acuerdo con medio nacionales, al JR le tocó negociar con Ricardo Mejía para que depusiera su candidatura con el PT y apoyara a Armando Guadiana, el abanderado de Morena.

José Ramón habría ofrecido posiciones al equipo de Mejía y otros beneficios en la elección de 2024 en caso de sumarse a Guadiana, pero ningún ofrecimiento dio resultado.

Para los planes de Morena, era crucial llegar en unidad a la jornada del domingo 4 de junio, ya que Ricardo Mejía, exsubsecretario de Seguridad del Gobierno Federal, dividía el voto opositor al enfrentar a Guadiana. Eso le daba amplia ventaja al candidato del PrI, Manolo Jiménez, para ganar.

José Ramón no pudo convencer a Mejía de renunciar a su candidatura. De última hora, los líderes nacionales del PT y el Partido Verde se declararon en favor de Armando Guadiana, pero esto tampoco anuló la candidatura de Ricardo Mejía.

Los candidatos de Morena a las gubernaturas estatales son personas muy cercanas a López Obrador. Curiosamente, las encuestas para seleccionarlos siempre coinciden con él. Al Presidente no le gusta perder y menos cuando compiten sus consentidos, como Armando Guadiana y Delfina Gómez, esta última en el Estado de México.

Pero la debacle de Coahuila estaba escrita: cayó el lopezobradorismo en aquella entidad, representado en Armando Guadiana, un empresario minero, explotador de carbón, al que relacionan con los hermanos Moreira, del PRI.

La misión del JR, y de algunos diputados federales tamaulipecos, fue un fiasco. Simplemente, no pudieron con el paquete.

Los funcionarios que llegaron a ayudar se toparon con un desorden monumental en los equipos morenistas. Los Siervos del Bienestar no hallaban a los beneficiarios. En el Estado de México, por ejemplo, agarraron al alcalde de Chucándiro Michoacán, Iván Guadalupe López, de Morena, con una pistola y dinero en efectivo. En Saltillo, se denunció la compra de votos a través de despensas.

A las 20:00 horas del domingo, Armando Guadiana reconoció su derrota, pero culpó al gobernador priista Miguel Riquelme de orquestar una elección de estado. Pese a la ayuda foránea, perdía el protegido de López Obrador.

Estos procesos dejan una elección ejemplar en la clase política, sobre todo en los integrantes de Morena: deben participar en las campañas y en las estrategias electorales sean de donde sean. El partido los obliga y los vigila.

Este compromiso, casi juramento de sangre, fuerza a diputados federales, senadores y diversos funcionarios a separarse de sus cargos para servir al partido, situación que desprotege a la agenda ciudadana, aunque esa labor la cumplan sábados y domingos. Fueron elegidos como representantes populares los siete días de la semana, no cinco, y al involucrarse en asuntos electorales demuestran que su vocación como servidores públicos está limitada por su militancia política.

En el Estado de México Morena se alzó con la victoria, pero el margen de diferencia fue algo estrecho para la cargada que se armó a Delfina Gómez, la ganadora. Los resultados de ambas elecciones, considerando la ventaja entre el primero y segundo lugar, ofrecerán una interesante lectura acerca de las preferencias reales y sus consecuencias en 2024.

Para los legisladores tamaulipecos, la elección en Coahuila fue una prueba no superada. La verdad, Morena no tiene figuras con arrastre en Tamaulipas, líderes que con su solo nombre atraigan a miles personas a donde estén. En la oposición tampoco hay opciones; así que en 2024 ganará quien despliegue el mejor operativo el día de la jornada electoral.

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