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Crisis en el campo; Fracasa Damaso Anaya

Sentido Común
Mauricio Fernández Díaz

Productores de sorgo en crisis; “puras promesas hace el secretario” aseguran

Ciudad Victoria.- En este 2023, las calamidades que más han sufrido lo productores de Tamaulipas son la sequía y Dámaso Anaya, Secretario de Desarrollo Rural; la sequía, por las mermas que provoca; y el funcionario, por su falta de palabra. Por lo menos la naturaleza no engaña y, cuando deja de llover, ya sabe uno a qué atenerse. Pero las promesas de la autoridad son como los espejismos: se parecen a la ayuda y son nada.

El problema empezó con la desaparición del programa federal Aserca, que apoyaba directamente a agricultores, y de Financiera Rural, que otorgaba créditos blandos. En el caso de Tamaulipas, esto arrojó a los productores de sorgo a colocar su materia prima según los altibajos del mercado de precios.

Como todo mundo sabe, el costo de los insumos para el campo se fue hasta las nubes debido a la inflación; fertilizantes, combustibles, semillas, transporte, todo se encareció desde los ciclos de 2020 en adelante y hasta el presente, en 2023. Los sorgueros tuvieron que cubrirlo con sus ahorros y préstamos, pues ya no podían detener los cultivos. Sin embargo, confiaban en que el producto se vendiera a buen precio este año.

Pero ocurrió la peor pesadilla para los agricultores de Tamaulipas: el precio internacional del sorgo se desplomó. Con la cotización actual, no recuperaban lo invertido.

En 2022, la tonelada de sorgo alcanzó un precio de 6,200 pesos; con ello, los productores recuperaron la inversión y sacaron adelante a sus familias. Para el ciclo de este año, la tonelada se cotiza en 4,300 pesos, lo que llevaría a la ruina a los agricultores.

Los productores han estimado que la tonelada de sorgo se ha depreciado 36 por ciento en año, en tanto que los costos de producción aumentaron hasta un 40 por ciento. La ayuda oficial, como en cualquier país del mundo, es obligada para evitar el quiebre de pequeños y medianos agroempresarios.

Angustiados por su panorama económico, enviaron en mayo solicitudes de ayuda a la Ciudad de México, pero no obtuvieron respuesta; enviaron lo mismo a la capital de Tamaulipas, y recibieron el mismo silencio. Entonces, iniciaron las protestas.

De mayo a la fecha, los productores han realizado cinco bloqueos en la carretera federal 101, a la altura del punto conocido como Y griega, en el municipio de San Fernando. Aunque se vio a personajes del PAN confundidos entre los campesinos, las demandas eran justas: recibir del gobierno un precio de garantía mejor que el internacional.

Son 40 mil productores del estado en peligro de quebrar bajo las condiciones actuales del precio del sorgo. De hecho, ya están endeudados por la inversión ejercida en la etapa de cultivo y los costos de almacenaje.

Fue entonces que intervino Dámaso Anaya Alvarado, Secretario de Desarrollo Rural, a nombre del gobierno del estado. En reuniones privadas (aseguran los agricultores), el funcionario se comprometió a gestionarles una ayuda que compensara los gastos. Aquí tuvieron lugar los primeros espejismos, pues los sorgueros le creyeron.

Los días vuelan, los meses huyen, y el sorgo sigue igual. El secretario no dio plazos ni información sobre el método de pago. Al finalizar el mes de junio, los integrantes de la Unión Agrícola Regional de Tamaulipas, se sienten timados por el funcionario.

Quizás el perfil de Dámaso Anaya Alvarado explique esta situación. Es un experto en sanar caballos, borregas y bueyes; lo sabemos por varios ranchos. También es un excelente profesor. De granos, producción, costos y cultivos, no sabe nada. Es un médico veterinario zootecnista. En broma, al interior del gobierno le llaman Olgo (por Olga Sosa, otra sin perfil para el puesto).

Recientemente, corrió la versión de que su secretaría ya preparaba los apoyos, pero sería efectivo únicamente para productores con una superficie menor a 20 hectáreas. Es decir, ya se va encogiendo el compromiso oficial.

Este límite vuelve la ansiada ayuda en una anécdota pasajera, ya que de los 40 mil productores en esta situación, el 70 por ciento tiene más de 20 hectáreas, y no se trata de mega empresarios ni latifundistas, sino de pequeños y medianos productores.

Quizás el veterinario Dámaso Anaya se confía de que no hizo públicos sus compromisos con los sorgueros, ni que los comunicó a la prensa. Lamentablemente, ni eso lo salva: los productores dicen tener grabaciones de esas platicas.

Que el resto de los secretarios estatales se miren en el espejo del titular de Desarrollo Rural: si eres incapaz de cumplir compromisos, no abras la boca.

Los productores están que ni los calienta el sol, ni los enfría el secretario Dámaso Anaya Alvarado.

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