Sentido Común
Mauricio Fernández Díaz
Ciudad Victoria.- Por el bien de los tamaulipecos, que desean vivir en democracia para que nadie se perpetúe en el poder, se debe apoyar a la administración 2022-2028 a sacar a Jorge Espino Ascanio de la Auditoría Superior del Estado (ASE). Su presencia es un insulto al juego limpio del sistema político estatal, pues claramente es un funcionario impuesto por Francisco García Cabeza de Vaca. Espino Ascanio está ahí para que nadie se entere de los gastos ejercidos por el exgobernador y otros panistas.
Solo un fariseo como Cabeza de Vaca hace campaña desde Estados Unidos para presumir sus dudosos éxitos sociales y económicos pero reescribe las leyes estales para dejar subordinados suyos y evitar que lo exhiban.
Ese Francisco que grita en video que Tamaulipas tenía seguridad y crecimiento durante su administración, en realidad, oculta información porque no mejoró ni la economía, ni el empleo ni el clima de paz en el estado.
Ha hecho trampa a todos los ciudadanos para seguir manteniendo el poder sobre varios órganos autónomos y estropear los planes de la sociedad, aunque él piense que el afectado es el gobernador Américo Villarreal. Son las familias tamaulipecas quienes pagarán las consecuencias del endeudamiento y el derroche de gastos causados por la administración cabecista.
Por eso la salida de Jorge Espino Ascanio es de crucial importancia para cumplir el compromiso de atacar la corrupción y juzgar a los responsables del desvío de recursos públicos. Un problema como la falta de medicamentos en los hospitales del estado tiene su origen, entre otros, en el desorden administrativo que dejó el PAN.
Con Jorge Espino Ascanio en la ASE nunca podremos conocer, por ejemplo, a quiénes asignó contratos Gloria Molina, la ex secretaria de Salud, ni el procedimiento que siguieron.
Tampoco puede esperarse de él un compromiso con los principios de legalidad e imparcialidad que el cargo amerita, ya que existen pruebas documentales de contratación de familiares suyos en varias dependencias estatales en tiempos de Cabeza de Vaca, incluso en la ASE. Habla pésimamente de él y su familia la grabación en la que el hijo trata de extorsionar a regidores de Reynosa para quedarse como alcalde.
Por todo lo anterior, urge sacarlo de la Auditoría Superior del Estado. La 65 Legislatura del Congreso ya lo sentó ante una comisión de diputados locales, el martes 24 de mayo, para que responda por la aprobación exprés de 42 cuentas públicas de 2021 en los últimos días de la legislatura anterior, dominada por el PAN.
Adoctrinado seguramente por abogados panistas, Espino Ascanio defendió su “autonomía” de gestión para conservar esos expedientes con la etiqueta de resueltos. Sobre todo, se obstinó mantenerlos en sus cajones sin dejar que la 65 Legislatura los pudiera al menos leer. Pura soberbia, terquedad y mentira, lo mismo que Francisco García Cabeza de Vaca.
Ante la prensa, Jorge Espino soltó el siguiente mantra: “La Constitución nos obliga a coordinarnos. Coordinación no habla de subordinación”.
La Comisión de Vigilancia de la Auditoría Superior del Estado le clavó la lanza con la que ha de comenzar la caída de Espino Ascanio: una solicitud por escrito para que entregue las 42 cuentas públicas de 2021 que tiene con él.
¿En verdad creen los cabecistas, titiriteros de Jorge Espino, que la ASE es una órgano jerárquicamente igual que el Poder Legislativo, y por lo tanto, intocable? No somos expertos en Derecho, pero solo enunciarlo suena absurdo.
La Constitución Política del Estado de Tamaulipas no establece explícitamente si los diputados locales pueden solicitar información al Auditor Superior del Estado. Sin embargo, en muchos sistemas constitucionales y marcos legales, los diputados suelen tener la facultad de solicitar información a organismos estatales, incluido el Auditor Superior, como parte de sus funciones de fiscalización y control del gobierno.
Bastará entonces con promover un acción ante un juez federal por el desacato de Espino Ascanio en perjuicio de la soberanía Legislativa, de la asamblea ciudadana. ¿Entenderá el mecánico electricistas que ni fuera ni arriba del pueblo hay nada? Pues parece que sí (según él): la Auditoría Superior del Estado
Y si esas jurisprudencias no quedaran claras, una lectura de la carta magna estatal no dejará dudas del papel de los diputados locales y del auditor:
Artículo 58, párrafo 6, Constitución Política del Estado de Tamaulipas (Son facultades del Congreso): … Revisar las cuentas públicas de los poderes del Estado, de los ayuntamientos, de los órganos con autonomía de los poderes, de las entidades estatales o municipales y de todo ente público que administre o maneje fondos públicos….Para la revisión de las cuentas públicas, el Congreso cuenta con la Auditoría Superior del Estado, como órgano técnico de fiscalización superior… La coordinación y evaluación del desempeño de dicho órgano estará a cargo del Congreso de conformidad con lo que establezca la ley.
Con la solicitud desatendida para entregar las cuentas públicas, el desacato de Jorge Espino Ascanio es un hecho y facilita su separación del puesto.
En realidad, es de Francisco García Cabeza de Vaca de quién urge sacudir al estado, ya que sigue influyendo en órganos autónomos a través de personeros. Y los tamaulipecos han expresado ya su preferencia política en las últimas dos elecciones: no al PAN.