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MORENA Tamaulipas; se busca liderazgo.

Por Mauricio Fernández Díaz

Tiene pólvora mojada Morena Tamaulipas frente a oposición

Ciudad Victoria.- Los gobiernos de Morena se encuentran bajo presión intensa de sus opositores; es la agitación natural en tiempos de lucha político-electoral. Al presidente López Obrador lo tunden con el tema de los migrantes y la tragedia en Ciudad Juárez, dónde murieron 39 de ellos. Al doctor Américo Villarreal lo intentan debilitar con el de la inseguridad. Pero hay una diferencia importante, ya que el tabasqueño es un líder histórico y lo protege ese escudo. Al doctor Villarreal lo debe proteger su gente y, sobre todo, su partido a nivel estatal. Y este último está claramente en deuda.

Todo indica que va a repetirse la historia de Enrique Torres, exdirigente estatal de Morena. Fundó el primer Comité Directivo morenista en 2015, bajo los mejores augurios, pero se convirtió, sucesivamente, en un líder apático, traidor, tierno y ridículo. Nunca ha habido un dirigente tan insignificante como él. Transitó con una ausencia absoluta en los siete años que duró su presidencia, y el único día que apareció fue para rechazar a Américo Villarreal como candidato a la gubernatura.

En aquella época, Enrique Torres y su comité podían comportarse como espectros sin afectar en nada el avance morenista, pues la atención estaba puesta en el gobierno panista de Cabeza de Vaca y su caudal de errores, y todo mundo podía verlos y condenarlos. Pero eso cambió. Ahora gobierna Morena, y se vuelve indispensable la unidad política para enfrentar la reacción.

Y es aquí donde aparece Yuriria Iturbe Vázquez, la actual presidenta del Comité Directivo Estatal; o más bien deberíamos decir desaparece. ¿Alguien recuerda cuándo fue la última vez que expresó un mensaje político o fijó su postura sobre algún asunto de interés público? Nadie sabe ni dónde está mientras la oposición se cierne sobre el gobernador y emprende campañas de odio contra morenistas tamaulipecos.

Acción Nacional, perdedor de la elección, no desperdicia oportunidad para agigantar el mínimo conflicto o accidente y culpar a la administración del doctor Villarreal. Son campañas de libro, es decir, de una vieja costumbre que los actores políticos juegan para posicionarse en el interés de la gente y también para dividir a la sociedad.

Sin embargo, nadie cree en las palabras de Ismael García ni de Luis Cantú, alias el Cachorro, las figuras activas del PAN en Tamaulipas. Pero no toda la crítica proviene de ellos; también se dan algunas expresiones de ciudadanos o caciques regionales, derivadas de alguna necesidad pendiente, que pueden causar cierta inestabilidad cuando se mezclan con partidos políticos.

El papel de Morena Tamaulipas es dar la cara a estos charlatanes y defender el triunfo del 2022 gracias al apoyo de la gente. Pero pareciera que no hay comité estatal; su presencia en la vida pública es nula; nunca se le escucha en el debate, en la confrontación de ideas, en la comunicación con la gente. Es como si solo hubiera utilizado el voto de las personas para darles la espalda después de la victoria. Y nos referimos estrictamente a Morena Tamaulipas, no al movimiento a nivel nacional.

El partido se mantuvo acéfalo durante la campaña a la gubernatura de 2022; los dirigentes nacionales pospusieron continuamente la designación del nuevo comité para atender primeramente la sucesión estatal. Ese periodo, sumado a la era de silencio de Enrique Torres, dejó virtualmente al estado sin comité directivo de la 4T.

Es importante decir que las carencias de la población, como seguridad, agua y servicios de salud, afectaron la imagen del PAN y fueron parte de la agenda que enarbolada por Morena. La función de los partidos es servir de voceros de los ciudadanos frente al poder, de abogar por sus problemas.

Por eso era urgente la elección de un nuevo Comité Directivo Estatal en Tamaulipas, pero uno real, joven y moderno, no un teatro de sombras como el creado por Enrique Torres.

La elegida para encabezar esta delicada labor fue Yuriria Iturbe Vázquez, una completa desconocida fuera de Ciudad Victoria. Tan insigne extraña fue aprobada unánimemente por los 90 consejeros estatales del partido el 28 de agosto de 2022.

De entonces a esta fecha, Iturbe Vázquez ha aparecido en un par de ocasiones y se ha sumergido en el anonimato, donde permanece hasta hoy. En la guerra mediática y declarativa que sostiene el PAN con Morena, ella hace lo mismo que Enrique Torres: nada. Lleva por los menos siete meses devengando un sueldo de 60 mil pesos mensuales desde la comodidad de su casa. Y siendo ella el general del batallón morenista, sus artilleros terminan imitándola y tampoco disparan una sola vez contra el enemigo.

En los tiempos convulsos que preceden a las elecciones generales de 2024, ningún actor político puede quedarse callado o esperar a que alguien le pida moverse. Más aún, los dirigentes políticos tienen el deber de llamar a la acción o de defender lo ganado. Pero ninguna de estos dos propósitos los cumple Yuriria.

Aunque el PAN tenga a las peores figuras como jefes (Ismael y el Cachorrito) pueden inmiscuirse por mera conveniencia en algún conflicto social que se desarrolle en el estado, y sembrar en la gente, si no el panismo, por lo menos descontento. Y en un país plagado de insuficiencias y padecimientos como el nuestro, el descontento social está siempre vigente.

Ha llegado la hora de que Yuriria Iturbe Vázquez se ponga a trabajar, e igualmente todo su comité, porque fueron elegidos para eso. Lo que han hecho hasta ahora es casi un apoyo a los panistas.

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