Detona Space X a Brownsville; Matamoros espera
El aterrizaje del proyecto espacial en Boca Chica modifica desde hace 10 años la vida cotidiana y pese a impactos negativos, ya se ve una importante ‘explosión’ de la economía
Hace 10 años, los lugareños de Boca Chica, Brownsville, un pequeño pueblo texano de apenas 20 casas y a menos de 40 kilómetros de Matamoros, Tamaulipas, prácticamente no dieron importancia al “ruido” y movimiento que surgían en su terruño.
Una década fue suficiente para que la modernidad espacial que ahí nacía, a través del proyecto SpaceX, atrajera la atención mundial y diera a luz al gigante cohete gris Starship que alcanzó su punto explosivo este jueves en un dramático espectáculo del que fueron testigos miles de matamorenses, otros mexicanos y turistas estadounidenses desde la Playa Bagdad, en Tamaulipas.
En 2013, SpaceX, la empresa aeroespacial del hombre más rico del mundo, Elon Musk, “aterrizó” en Boca Chica y de inmediato compró todas las propiedades que pudo y que no tenían agua entubada ni drenaje. También adquirió hectáreas frente al mar del Golfo de México que rodean el Parque Estatal Boca Chica, Refugio de Vida Silvestre Boca Chica y Área de manejo de Vida Silvestre Las Palomas, zonas naturales protegidas.
Con un “pelo de gato” que restó de su fortuna de 273,000 millones de dólares, Musk iniciaba una drástica transformación en el último rincón de la frontera México-Estados Unidos, en la zona del Golfo.
“Esto es el progreso. Podemos adaptarnos”, declaró hace un año Jim Crawford, un jubilado de 76 años, al prestigiado medio de comunicación británico BBC. Pero el hombre ya tenía una seria duda, “no creo que sean muy cuidadosos con el medio ambiente”, y la sustentó: “cortaron muchos árboles y este es un santuario de aves. Ahora hay menos pájaros”.
Y la pesca, pasatiempo favorito de Crawford, ahora tiene que esperar para “cuando no cierran la playa” y la agenda de SpaceX no programe alguna prueba.
Sin embargo, el Juez del condado de Cameron y Alcalde, Eddie Treviño mira más allá de simplemente ir a pescar. “Ese compromiso e inversión de SpaceX en Boca Chica ha inspirado a muchas personas a estar entusiasmadas con el futuro de Brownsville, del condado de Cameron y del Valle (de Texas)”, le dijo también a la BBC. “Nadie pudo imaginar que lanzaríamos cohetes desde nuestro patio trasero (de sus casas)”.
Brownsville, con casi 200 mil habitantes incluidos cientos de origen mexicano, hace vida común con Matamoros, desde donde se trasladan otros cientos de sus nativos o residentes que trabajan o estudian “del otro lado”. Pero esto se empezó a alterar en Brownsville desde hace 10 años.
“Se está volviendo un poco más diversa porque más gente de fuera se está mudando aquí, debido a compañías como SpaceX. Eso nos puso en el mapa”, aceptó Roy de los Santos, comisionado por el Distrito 3 de Brownsville. El funcionario es presidente del Sombrero Festival, el que junto al Charro Days y Mr Amigo honran hasta hoy las raíces latinas y dan vigencia a la amistad Brownsville-Matamoros. Más pronto que temprano Musk y SpaceX también impactarán estas celebraciones en la ciudad de Texas y a su población, con un 30 por ciento en la pobreza, de acuerdo con la Oficina del Censo de Estados Unidos. A lo que ya “le pegó” es en el valor inmobiliario en el norte de Brownsville.
La renta de una casa de 3 habitaciones pasó de mil 500 dólares a 2 mil 400 de 2021 a 2022 y el precio de una casa de 4 habitaciones, de 287 mil dólares a 349 mil de marzo de 2021 a diciembre del mismo año. Hace 20 años,Brownsville cargaba el peso de ser “la ciudad con más pobres” en todo Estados Unidos.
Entonces no había cohete que explorara un futuro mejor. Pese a las consecuencias ya enlistadas por la llegada del proyecto espacial, sin duda hoy tiene una mejor expectativa de desarrollo económico y social que podría detonar también al sur del río Bravo, en Matamoros.
“En Brownsville siempre hubo pobreza. Pero hace una década, que coincide con la llegada de SpaceX, se empezaron a ver cambios en los edificios del centro de la ciudad”, presumió el nativo, Bruno Zavaleta, un agente inmobiliario. “Jamás pensé que Brownsville tendría un concesionario de Tesla”.
Locales comerciales flanquean a Elizabeth St., calle principal de Brownsville que va a dar al puente internacional y la une con Matamoros. Y en calles cercanas ya se observan nuevos negocios y restaurantes. Brownsville y Boca Chica mantienen una estrecha relación, sin importar que haya quien diga que “Boca Chica Beach es la playa de Brownsville” o que es “la playa de los pobres”, sin costo por entrada por carecer de desarrollo inmobiliario y servicios.
Al empezar a recorrer los 40 kilómetros que las separan, sobre la Ruta 4, se puede apreciar vegetación local y variedad de aves que en humedales se alimentan y reproducen. La región no escapa al ojo controlador migratorio que enfoca la carretera. La playa de Boca Chica termina en la desembocadura del Río Bravo, frontera natural con México, como del otro lado finaliza la Playa Bagdad, en Matamoros, Tamaulipas. Conforme se avanza en la Ruta 4 irrumpen en el horizonte las gigantescas torres de ensamblaje y almacenamiento de SpaceX. Hace un año, justo en abril, seguían en marcha trabajos en el complejo SpaceX, renombrado Starbase con que los citadinos identifican al área de Boca Chica.
Elon Musk decidió que en Boca Chica se desarrollaría la nave espacial “Starship/Super Heavy” y desde aquí enviar de nuevo al hombre a la Luna en 2025…y luego a Marte. El proyecto del lanzamiento de Starship debía obtener primero autorización de la Oficina de Transporte Espacial Comercial de la Administración Federal de Aviación (FAA). Un requisito crucial, la evaluación del potencial impacto ambiental, se cumplió fácilmente, pues la propia FAA concluyó “sin impacto significativo” y lo dio a conocer en junio de 2022.
“La acción propuesta no afectaría la calidad del ambiente humano”. El jueves 20 de abril de 2023, el Starship, de 120 metros de largo y 9 metros de diámetro, estalló a 4 minutos de su lanzamiento cuando había recorrido más de 30 kilómetros en el espacio. Paró el cronómetro de la hora y 30 minutos de vuelo programado, en órbita y que cruzaría sobre el Atlántico, África, el mar Índico y el Pacífico para impactar al norte de Hawái. Pero eso parece no importar por ahora, mientras SpaceX y Starship u otro cohete descubran sobre Brownsville -y con alta probabilidad en Matamoros- un polo de desarrollo principalmente económico que también haga explosión, si no en 4 minutos, sí en 4 o un poco más de años.