Por: Mauricio Fernández Díaz
Ciudad Victoria.- El gobernador Américo Villarreal ha encarado con inteligencia el escándalo de Matamoros sin necesidad de mentir ni de hacer montajes para su autopromoción. Hay cooperación federal e internacional y también varios detenidos. Los mercenarios de la política, desde luego, han fabricado una historia de horror que nadie les compra, como podrán comprobar en 2024, cuando se repita la tendencia electoral del pasado 19 de febrero, en la que Morena aplastó a la candidata del PAN Imelda Sanmiguel.
El incidente de Matamoros ha revelado el carácter real de los involucrados: del gobernador, su temple médico (serio, calculador) para manejar el conflicto. El del PAN, el uso de la farsa y la mentira para ganar espacios en el poder, como ha sido toda la carrera de Francisco García Cabeza de Vaca.
Si los tamaulipecos liquidaron al panismo en 2022, en este año terminaron de rematarlo. No hay forma de que una persona con dos dedos de frente vote por el PAN mientras vea las caras de Ismael García, Luis René Cantú y Gerardo Peña ahí.
Como las moscas al excremento, así se precipitaron los panistas sobre el escándalo de Matamoros para dañar al gobernador y la imagen de Morena. Tras de ellos, algunos gusanos les siguieron el juego y propalaron la guerra sucia. ¿Han logrado que el pueblo se voltee en contra del doctor Américo Villarreal? Por supuesto que no.
En realidad, los conservadores llevan dando alaridos contra la 4T desde octubre del año pasado, cuando inició la administración de Villarreal Anaya. En su ruin estrategia atacaron al hijo del gobernador y recalentaron el caso de Sergio Carmona, con evidencias falsas de contubernio entre Morena y delincuentes.
Esa campaña duró cuatro meses continuos, pues se extendió hasta enero de este año. Panistas y aliados habían dado todo de sí para desgastar al gobierno estatal morenista y hacer que lo repudiara la gente. Pero el resultado los decepcionó: en vez de ganar la elección extraordinaria de senador, la perdieron por una diferencia de tres a uno.
Tres a uno: es el tiro en la frente que le dejó Morena a los panistas tamaulipecos. Por lo anterior, toda su campaña basura había fracasado.
Se entiende, pues, que Cabeza de Vaca y sus cachorros saltaran de emoción por el incidente de Matamoros, en el que fueron secuestrados cuatro estadounidenses y después mataron a dos de ellos. Mediocres como son para crear estrategias de comunicación, repitieron los mismos mitos en contra del doctor y su gobierno para culparlos de la inseguridad.
El deseo que late en sus corazones es que, ahora sí, los tamaulipecos se traguen sus cuentos y vuelvan a votar por ellos. Pero no hay peor ciego como el que no quiere ver, según dice el refrán. Ya atacaron durante cuatro meses al doctor Villarreal y su gobierno, y no consiguieron ni el 25 por ciento de la votación. ¡Morena obtuvo el 72 por ciento de las preferencias!
Esa sí es la verdadera masacre que le ha propinado la 4T a los panistas en Tamaulipas, y es la que se avecina en 2024, o quizás peor si de verdad postulan al Cachorro Cantú y a Francisco García de Vaca para algún cargo.
Aunque el panismo tenga la derrota asegurada el año entrante, no cejará en su guerra sucia contra el doctor y su partido, y es previsible que caigan más bajo en sus calumnias. Dos o tres puntitos menos a la 4T pueden aumentar el número de sus plurinominales (pues no les alcanzará para más), y eso los estimula a seguir con su lluvia de fango.
El único que está recibiendo el ataque es el gobernador Américo Villarreal, y ciertamente a él lo eligió la mayoría, pero en una república no hay gobierno de un solo hombre. Su gabinete también juega un rol fundamental en la realización de las metas, que son las aspiraciones de todos los tamaulipecos.
Por esa razón, los secretarios tienen la obligación moral (y constitucional) de dar la cara a los mentirosos y defender la verdad y la institución del Poder Ejecutivo, al que también pertenecen por una cuestión de confianza.
Es inadmisible que se escondan en sus oficinas mientras el gobernador recibe el fango enemigo. Salvo mínimos casos, como Lucia Aimé Pastor, de la SET, y Jesús Lavín Verástegui, de Administración, nadie informa ni comparte avances de gobierno.
Urge que Héctor Villegas, el Calabazo, difunda las acciones de la Secretaría General; urge que Sergio Hernando Chávez, de Seguridad Pública, se defienda solo y no aparezca acompañado siempre de Irving Barrios, el Fiscal que dejó Cabeza de Vaca como herencia funesta. Urge saber cuántos proyectos de inversión atraerá Ninfa Cantú, pero uno disruptivo como la Gigaplanta de Tesla, en Nuevo León, y no las migajas de las maquiladoras. Urgen anuncios en favor de la mujer, por medio del instituto estatal, a tantas madres de desaparecidos, y no solo usar moñitos rosas.
Según un trascendido, hay una instrucción a secretarios para que se abstengan de dar entrevistas y “sobresalgan” más que el gobernador. Esto es un disparate y un abuso contra el doctor Villarreal, quien necesita labor de equipo en momentos de crisis, no dictar monólogos.
Este miércoles 15 el gobernador presentará su Primer Informe de Gobierno. Que a partir de hoy, los secretarios estatales se pongan la camiseta y den la batalla junto con el doctor Villarreal contra los reaccionarios y sus mentiras. La ciudadanía se los pide.