Las antifeministas
La Comuna
José Ángel Solorio Martínez
Los dos principales cuadros políticos tamaulipecos, féminas, viven, actúan y han gobernado -desde las alcaldías- justamente con una óptica excluyente, marginadora y antifeminista. Una y otra, ostentan una conducta egocéntrica -y por lo mismo egoísta- con sus congéneres: no han dejado que ni una destaque a su lado, han apagado luces de otras damas y han evitado rodearse de mujeres talentosas en las administraciones públicas que han conducido.
Carmen Lilia Cantú Rosas y Maky Ortiz Domínguez, son vivientes ejemplos de la cultura de la hiena: no respetan ni a las de su misma especie; son capaces de destruir a la mujer que brille a su lado.
Esa patología es más marcada en Cantú Rosas. Acostumbrada a promover su figura política a través de costosas prendas y a enfatizar en ello cotidianamente, la pinta de cuerpo entero: una petulancia que explica la aversión a aparecer con agraciadas damas en el quehacer diario como alcaldesa.
Pocas son las titulares de las diferentes secretarías del Ayuntamiento.
No acepta, ninguna competencia.
No soporta otra luz, que no sea la suya en su rostro.
Como dicen en el ejido: no puede ver ojos en otra cara.
La alcaldesa de Nuevo Laredo, no parece tener odios o celos políticos contra las féminas; no, más bien se puede especular, ese rechazo es producto de su renuencia a sentir competencia en los ámbitos del atractivo personal. De otra forma: no desprecia a sus competidoras en los asuntos de la política; lo que le repugna, es sentirse desbancada de las miradas de admiración por otras presencias estéticas.
El caso de la Makyiavélica, es de otro cuño. Confía más en los varones, para el despliegue de sus tácticas para mantener el poder. Sólo tiene una dama de confianza: la tesorera, Esmeralda Chimal. Por casi media década, ha manejado los dineros del municipio.
No promueve chicas en su equipo, por un solo motivo: quiere evitar, que su hijo Makyito, sea empequeñecido por mujeres que podrían despuntar con mayores talentos para la administración pública y para la política.
La doctora, no la mueve tanto su fobia hacia las mujeres; es una cuestión estratégica. No quiere poner cerca de su retoño a chicas que le resten brillo.
A pesar de ser la política que más ha lucrado en el estado con el derecho de la equidad de género en las candidaturas -cada que hay una contienda interna, saca su ADN de mujer, para con ello, ganar a participantes hombres, sin mayores talentos que su femineidad-, en Reynosa las administraciones que encabezó no promovió un solo cuadro femenil; y ahora que opera como el poder tras el trono de su hijito, el resultado ha sido el mismo: no hay espacios relevantes para las damas.
En el pasado reciente, también la alcaldesa Leticia Salazar -en Matamoros- actuó como verdadera política antifeminista. De similar contextura que Cantú Rosas -incluso ideológicamente: era también panista-, no dio permiso para que las mujeres panistas destacaran. Cuentan, que tenía miedo de estar al lado de personas que le quitaran la atención del público.
Ni a su hermana Verónica, dio espacio para que agradara su capital político en la ciudad.
Es más: Letty, actuó contra Verónica, como si fuera su principal enemiga. Tuvo que desplegar una actividad sin el apoyo de su exitosa hermana.
¿Habrá mayor antifeminismo, que despreciar a su propia hermana?
Carmen Lilia y Maky, son antifeministas beneficiadas por la larga lucha de auténticas feministas que por décadas insistieron en la igualdad y la equidad para avanzar en los procesos democráticos del país.
La neta: no hay mujeres más lángaras en la política tamaulipeca, que la Makyiavélica y la Lady Garnachas…