Hace siete años, en 2016, con su triunfo arrasador en las urnas, Francisco García Cabeza de Vaca tuvo la oportunidad de pasar a la historia como el político que cambiaría las cosas de fondo en Tamaulipas.
Con la legitimidad que le dieron poco más de 700 mil votos en las urnas, Cabeza de Vaca tuvo la gran oportunidad histórica, pero… la desperdició, la dilapidó, la tiró a la basura.
En vez de cumplir con las expectativas ciudadanas expresadas en el ejercicio democrático, el exgobernador prefirió cumplir con sus caprichos personales y familiares.
Eso fue lo que se percibió desde los primeros meses de su gobierno: en vez de que estableciera contacto con los diversos sectores de la sociedad a lo largo y ancho del estado, con las distintas corrientes de la clase política tamaulipeca, Cabeza de Vaca optó por desaparecer del escenario, por frecuentar su casa en McAllen, Texas, o por pasarse los fines de semana en su rancho de Soto La Marina.
El primer año de la administración estatal cabecista se caracterizó por la parálisis: las decisiones correspondientes al Poder Ejecutivo nomás no aterrizaron.
En algo sí estaba trabajando el equipo administrativo y financiero de Cabeza de Vaca, en lo oscurito y en secreto: en la construcción de una compacta red de contratistas y proveedores que fueron los grandes beneficiarios de su sexenio.
Los rumores de los pagos de comisiones que fluctuaban entre un 30 y un 40 por ciento se esparcieron por toda la entidad, desde Nuevo Laredo hasta Tampico. Eran cantidades desorbitantes que ni siquiera en la peor época de las 8 décadas y media del régimen priista llegaron a cobrarse.
Ahora, de acuerdo con la Auditoría Superior de la Federación, ya se conoce buena parte del monto económico al que ascienden las irregularidades perpetradas en el sexenio anterior: más de 18 mil millones de pesos.
Lo dijo con toda claridad el actual gobernador Américo Villarreal Anaya hace unos días en su primer informe: la administración pasada se caracterizó por contratos fantasmas, obras no realizadas y compras a precios inflados.
Cabeza de Vaca tuvo la oportunidad histórica de hacer bien las cosas en Tamaulipas. La tuvo y la dejó ir…
Hoy, desde McAllen y Dallas, Texas, que son las ciudades entre las que se mueve, quiere dar lecciones de gobernanza vía redes sociales. Ya ni la burla perdona.
Como sucedió a lo largo de seis años, una vez más, se equivoca y, lo peor, no se da cuenta. Su soberbia, su bravuconería lo ciega.
Convertido ahora en una caricatura, en un político desesperado por obtener protección, Cabeza de Vaca se pone los guantes a la distancia.
Por lo visto, quieren que vayan por él. Al paso que lleva, por el ritmo de sus tuits, lo va a lograr.
Al tiempo.
LA INVITACIÓN PARA CELEBRAR EL BICENTENARIO DE TAMPICO
Tal como dicta la tradición, el Cabildo de Tampico invitará hoy al Cabildo de Altamira para conmemorar la fundación de la ciudad de las jaibas.
En esta ocasión, existe un ingrediente más que especial: se festejará el bicentenario de Tampico.
El Cabildo porteño, encabezado por el alcalde Chucho Nader, estará a las 2 de la tarde en la Palapa del Champayán en Altamira, para entregar de manera formal la invitación al presidente municipal de Altamira, Armando Martínez, así como a síndicos y regidores de esa ciudad, para que asistan el próximo 12 de abril a la celebración.
Como es ya una costumbre, ese día se realizará una sesión extraordinaria conjunta con carácter de solemne en la Plaza de Armas de Tampico.
Y PARA CERRAR…
Anote el nombre de la legisladora y profesora Blanca Narro Panameño como aspirante de Morena y sus aliados a la diputación federal por el Séptimo Distrito en la elección de 2024.