-Sindicato de Maquiladoras se cae a pedazos
-Ha perdido a más de 6 mil afiliados
-Santos Francisco y Susana Prieto, van por más
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Raúl Hernández Moreno
Resulta increíble, pero el Sindicato de Maquiladoras se cae a pedazos.
En menos de 8 meses, ya ha perdido más de 6 mil afiliados, lo que en el anterior sexenio panista, hubiera sido imposible.
Perder más de 6 mil afilados, no es cualquier cosa. Actualmente hay más de 38 mil obreros en las maquiladoras y el sindicato de la CTM tiene cautivos a poco más de la mitad.
El sindicato acaba de perder el contrato laboral con la planta Caterpillar, en el parque industrial Oradel. De 450 obreros, 239 le dijeron no a la CTM, contra apenas 171.
Al secretario general del Sindicato de Maquiladoras Luis Eduardo Martínez, le están fallando sus delegados, más interesados en proteger sus prebendas salariales, que en abogar por sus compañeros.
El problema es que por desatender a los obreros, se pierden contratos y esos delegados resultan dañados, al quedar sin empleo. Justo castigo a sus torpezas.
Hasta el fin del sexenio estatal del PAN, el Sindicato de Maquiladoras y su secretario general Luis Eduardo Martínez tenían todo el apoyo y recursos económicos del gobierno.
En cada elección fluían cantidades millonarias para promover el voto a favor de los candidatos del PAN y esto le permitía al sindicato organizar eventos masivos. Mover gente, cuesta.
Hoy los tiempos han cambiado. Ya no hay ese apoyo amplio y desmedido de las autoridades estatales y eso ha permitido que el Sindicato Nacional de Infraestructura y el de la diputada federal Susana Prieto le arrebaten maquiladoras a la CTM y van por más.
El Sindicato de Maquiladoras esta en caída libre. Sigue teniendo mayoría de afiliados, pero eso no significa que sea por toda la eternidad. En los sindicatos, como en todo, hay ciclos. ¿Será la hora cumplida, de la actual dirigencia? El tiempo lo dirá.
Pareciera que a diferencia de Pedro Pérez Ibarra y José María Morales Domínguez, anteriores secretarios generales, a Luis Eduardo le hace falta más roce con los delegados y obreros. Necesita atenderlos, platicar con ellos, escucharlos.
De hecho, si le hubiera tocado ser dirigente en los tiempos de la CTM de Fidel Velázquez, hubiera sido removido al perder la primera maquiladora. Esa ausencia de una CTM fuerte, es lo que le ha permitido dar bandazos y pasar del PRI al PAN.
Cuando el sindicato estaba en el PRI se quejaba de que solo le daban una o dos posiciones en la planilla de regidores y creían merecer más; con el PAN, no le han dado ninguna regiduría. Eso sí, los recursos económicos fluyeron con generosidad, pero sin llegar a los trabajadores.
Está bien que Luis Eduardo se reúna y conviva con los gerentes de las maquiladoras, pero haría bien en llevar a varios de sus delegados, para que se vea una apertura democrática y que juntos decidan qué es lo que más le conviene a los trabajadores y a las empresas.
Santos Francisco, secretario general del Sindicato Nacional de Infraestructura se ha dedicado a ofrecer un trato respetuoso y amable a los obreros de las maquiladoras, lo que ha merecido sumar adeptos.
Además, los defendió con abogados pagados de su bolsa, cuando fueron despedidos o por sus empresas o por orden del sindicato, que no tolera la disidencia. Santos arropó y defendió a los despedidos y les ayudó a ganar demandas.
El sindicato cetemista puede aventarse la balandronada de decir que sigue siendo el más fuerte, ¡pero aguas!, nada es para siempre. Quizá, incluso sea sano un relevo generacional, antes de que una avalancha obligue a una salida forzosa.
O por lo menos, que haya una sacudida y sean retirados los delegados eternos que han hecho del sindicato una vida de privilegios, a costa de sus representados.
Algo se tendrá que hacer, para no morir de inanición. Si el sindicato no reacciona, se seguirá desmoronando, perdiendo contratos laborales y por ende fuerza sindical y política.
Por lo pronto, hoy nadie se cree aquello de que el Sindicato de Maquiladoras hace ganar a los candidatos, pues le falló en el 2021, 2022 y 2023 al PAN y antes tampoco ayudó al PRI a ganar en el 2013 y 2016.
El sindicato puede ayudar a ganar, pero no decide las victorias políticas.
