Por: Mauricio Fernández Díaz
Podría dividir a los tamaulipecos acueducto del Río Pánuco
Ciudad Victoria.- La zona centro de Tamaulipas pierde cada vez más sus reservas de agua y esto atenta contra el abasto para consumo humano y agrícola; actuar de inmediato ya no es una opción: es un deber. El único plan que se ha elegido para resolverlo es sacar agua del río Pánuco y llevarla a Ciudad Victoria. El problema es que en la zona sur están en desacuerdo, y las poblaciones de Veracruz y San Luis Potosí tampoco aceptan esa trasferencia.
En temas fundamentales es preciso partir de principios claros: el primero sería este: hay que garantizar el derecho humano al agua de los victorenses; segundo: hay que buscar soluciones sustentables; y tercero: hay que adoptar herramientas tecnológicas en todos los órdenes (del hogar al trabajo) para el uso racional agua.
En los últimos meses, la Comisión Estatal de Agua de Tamaulipas (CEAT) ha dado prioridad al problema que cunde en Ciudad Victoria por la escasez y la sequía. Esto es un acierto por donde quiera que se lo vea. Su siguiente paso ha sido buscar agua hasta debajo de la tierra para surtir a la capital, pero en esto ha fracasado.
Básicamente, Tamaulipas ha emprendido dos caminos para resolver el problema del desabasto: perforar pozos y traer agua del río Pánuco.
El primero ya fracasó: una empresa ucraniana perforó en dos puntos de la capital a una profundidad, al principio, de 600 metros, que se convirtieron después en 1000; nunca salió agua.
El siguiente proyecto, el más ambicioso y presentado como solución definitiva, es construir un acueducto desde el río Pánuco hasta la presa Vicente Guerrero, en el centro del estado.
Si el plan para resolver la crisis hídrica es tomar el agua donde quiera que la encuentren y entubarla tierras arriba, no se está atacando realmente la raíz del problema: el aprovechamiento del recurso disponible, en las condiciones actuales de sequía.
Las fotografías de la desembocadura del río Pánuco, donde aparecen los muelles y el centro histórico de Tampico, son engañosas. Da la impresión de cargar mucha agua, como un Amazonas, pero solo es la confluencia del cauce principal y sus ramales, ya que río arriba hay partes desecadas por la falta de lluvias.
Pero la respuesta técnica provino del Colegio Mexicano de Ingenieros y Arquitectos: el acueducto del río Pánuco es inviable porque no cuenta con la disponibilidad suficiente de agua para su construcción. Hay meses del año, de acuerdo con datos históricos, en los que sería imposible trasvasar el líquido por su bajo nivel.
El acueducto sería un prodigio de ingeniería por sus características. Debe pasar de una elevación de 10 metros a 310 metros sobre el nivel del mar, y tener una longitud de 570 kilómetros. Descargará primero en la presa Vicente Guerrero y después en la Marte R. Gómez, para pasarle agua a Nuevo León.
De aquí se deriva el obstáculo más grande para su construcción: el costo, valorado en 40 mil millones de pesos a precios actuales.
La terrible sequía que se pasea por Ciudad Victoria ha llevado a los capitalinos a obsesionarse con este mega-acueducto. Y lo mismo le pasa a los regiomontanos, quienes han aceptado aliase con Tamaulipas para realizar la obra.
Para su desdicha, en la zona sur del estado simplemente repudian este plan; y lo mismo sienten en San Luis Potosí y Veracruz, entidades de conexión con el Pánuco. Este río es casi una deidad en la huasteca, y la intención de explotarlo como si fuera un tinaco les resulta abominable, pero también perjudicial para el medio ambiente.
Jesús Chiw Vega, director de la Conagua Cuenca Golfo Norte de la Conagua, reconoció que el proyecto enfrenta “mucha oposición” en Tamaulipas. Como hemos explicado, no hay rechazo en todo el estado, sino únicamente en la región sur.
En caso de duda sobre esta discrepancia entre tamaulipecos, el 4 de marzo, durante la mañanera, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo respetar el descontento ciudadano «Eso no se acepta por la gente de Tamaulipas y es perder tiempo, hay que buscar otras opciones».
Según la Conagua, el presidente no rechaza la obra por inviable sino por la falta de tiempo, ya que un proyecto así toma al menos tres años, y al Jefe del Ejecutivo federal le quedan menos de 24 meses en el cargo.
En Sentido Común hemos criticado la ineficacia de Raúl Quiroga como director de la CEAT y responsable de resolver con la mayor inteligencia esta clase de temas. Corregimos: no son simples temas; es una crisis que ya va creciendo.
Mientas, la presa Vicente Guerrero parece un charco desde la estratósfera celeste, y le queda menos del 16 por ciento de almacenamiento. Sentimos decirlo, pero viene lo peor para los victorenses. ¿De qué medios disponen los ciudadanos para enfrentar el desabasto?
No de tinajas llenas ni de borbotones en la llave. La CEAT ha activado un “semáforo del agua”, que básicamente solo informa: “Hay agua (luz verde), falta agua (luz amarilla), sálvese quien pueda (luz roja)”.