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2024; Inicia guerra electoral

Por: Mauricio Fernández Díaz

Ciudad Victoria.- En política no existe la casualidad, y los recientes ataques a alcaldes morenistas son como los últimos estremecimientos de un moribundo; es la estrategia corriente utilizada por el PAN con la intención de frenar a sus rivales. Elecciones van y elecciones vienen desde 2020, y todas las han perdido, pero eso no los desanima, menos cuando la cuenta regresiva del proceso de 2024 avanza rápidamente y crecen las ambiciones personales.

Ha iniciado formalmente la lucha política por los comicios del año entrante, que están considerados como los más importantes del país en este siglo. Tamaulipas es uno de los escenarios decisivos de esta batalla debido a que los conservadores ejercieron el poder en la entidad y están decididos a recuperarla al precio que sea. Por ese motivo, no hay intervención del azar en los ataques a figuras de la 4T, sino un plan meditado.

Está en juego nada menos que la silla presidencial, pero también 128 cenadurías, 500 diputaciones federales, 9 gubernaturas, 31 congresos locales y 1580 ayuntamientos que deberán renovarse. A causa de la debilidad institucional del sistema político mexicano, estos cargos, con frecuencia, tienen un poder casi ilimitado y esto los convierte en objeto de ambición de muchas personas.

Se ha llegado incluso al asesinato con el fin de eliminar a un rival o al titular de un cargo público para que el suplente lo sustituya. Afortunadamente, son casos raros y situados en etapas aisladas, sin continuidad.

Pero debe recordarse que en las últimas elecciones se ha vivido un clima inseguro y hostil en exceso, con precandidatos, nominados, representantes, seguidores y simpatizantes de partido secuestrados o amenazados. Estas son las marcas más evidentes que deja el ansia de poder en nuestra clase política.

Por cierto, otras marcas del hambre de poder y la codicia son las calumnias lanzadas contra el alcalde de Matamoros, Mario López, la «Borrega», a quien algunos informadores engañados o vendidos tratan como a un delincuente sin presentar ninguna prueba. Ya sabemos que en las campañas de lodo no se utiliza prueba alguna para señalar y condenar, pero el grado de invención, en este caso, es grotesco e inverosímil.

El único pecado de Mario López es contar con la aprobación la gente y ser el político más competitivo del estado, como lo demostró en la pasada elección, en la que obtuvo más de 100,000 votos, la cifra más alta de todos los alcaldes. Este liderazgo de la Borrega es la obsesión de sus rivales, quienes saben de su fortaleza en el terreno político. La única manera de alejarlo de las grandes candidaturas de 2024 es provocando falsos temores y sospechas hacia él. Olvidan que el alcalde de Matamoros siempre se ha enfrentado con obstáculos y los ha vencido.

Las virtudes de la Borrega son mayores si se considera la competencia que sostiene también con los compañeros de su partido. No hay envidia perfecta si no se suman los de casa a los enemigos, y este es el caso del alcalde matamorense. El crecimiento de Mario López preocupa tanto a panistas como a morenistas, y no es improbable que coincidan en las recientes campañas de desprestigio.

A los sensibles y timoratos de Morena les ofendió la respuesta de la Borrega cuando descalificó el método de las encuestas para asignar candidaturas, ya que la popularidad no refleja el perfil, la experiencia ni los conocimientos de la persona. Tiene razón: hay que postular a personas convincentes y capaces antes que famosos. Pero la honestidad de estas ideas disgustó a los morenistas menos comprometidos con la izquierda, porque en realidad no lo son.

A pesar del fuego amigo, los únicos autores de las injurias pasadas son los panistas, particularmente los exfuncionarios de Cabeza de Vaca, quienes repetirán las provocaciones en otros municipios con presencia de la 4T. Estos movimientos son casi de manual básico en contiendas políticas, Acción Nacional se ha degradado a tal extremo que ahora utiliza lo más básico.

Por eso acaba de aparecer también una publicación en contra de la secretaria de Finanzas, Adriana Lozano, con la finalidad de desgastar la imagen del gobernador Américo Villarreal y toda la 4T. Quieren inculpar a Lozano en sobornos y actos de corrupción, cuando los que cometieron eso fueron los cabecistas. Aquí no importa la verdad, la evidencia ni la formalidad, sino el morbo y el escándalo, que corresponden al estilo de Soto.

De este modo, el PAN ha desatado sus perros de presa, que corren con la baba cayendo del hocico detrás de las figuras de Morena. Hoy son Mario López y Adriana Lozano, pero ayer fue Héctor Villegas y Vicente Hernández los objetivos. Hasta ahora, nada les ha hecho esta campaña, pero pueden generar división y rencores.

La guerra va para largo; de hecho, se mantendrá todo el año, ya que los líderes de Acción Nacional tiene un romance especial con Tamaulipas: nombraron consejero nacional a Francisco García Cabeza de Vaca, y esto tampoco es una casualidad. Sin embargo, Morena dará su respuesta a los panitas en el informe de marzo.

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