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Gobierno de Carlos Peña es una maldición para Reynosa

Por Mauricio Fernández Díaz

Ciudad Victoria.- Un pueblo perseguido como el judío nunca hubiera alcanzado su libertad de haber tenido un conductor o un patriarca débil e inseguro. Sus enemigos, claramente más fuertes, los habrían aniquilado. Los egipcios y los filisteos se imponían en número y poder, pero no contaban con lo más valioso: un Moisés y un David, la voluntad y la astucia. Hoy, Reynosa es un pueblo rezagado social y económicamente, donde los habitantes desesperan por salir de sus problemas. Pero solo cuentan con Carlos Peña Ortiz para salir adelante. ¡Que dios los agarre confesados!

El alcalde de Reynosa no tiene ni la menor idea de los deberes de un presidente municipal, o no la tenía, porque parece que ya se enteró. Y lo que vio lo hizo esconderse debajo de la cama.

Hombre astuto, de ideas, como el rey David, no es. Ya quisiera que le arreglasen su conflicto judicial para deshacerse de la orden de aprehensión en su contra. Pero no sabe cómo.

Hombre indomable, de carácter, como Moisés, tampoco se le ve, y la sola comparación es risible. Ni siquiera puede garantizarse la seguridad a sí mismo y prefiere irse dormir a Texas, Estados Unidos.

Creyó que la única tarea del alcalde era reponer las lámparas de alumbrado público y rellenar los baches de cemento. Para tan poca responsabilidad, ciertamente, no se requieren grandes cualidades. Por eso ahora se nota confundido, desorientado, porque lo real no coincide con lo que imaginó.

El acalde es el médico y es el enfermero de su ciudad. La debe curar y la debe cuidar de sus males. Si el gobierno federal es el principal proveedor de recursos, allá debe correr a pedir ayuda; si es el gobierno estatal, también. Como los médicos y los enfermeros, el alcalde nunca descansa o no debería. ¿Es demasiada responsabilidad? Lo es; por eso no cualquiera debe ser presidente municipal.

Y los males de Reynosa, por cierto, son muchos. De eso debería encargarse Carlos Peña en este momento, de buscar expertos, de explorar soluciones, de plantear propuestas.

Reynosa es el municipio con mayor cantidad de pobres en la entidad: 203 mil 850 personas (Informe Anual sobre la Situación de Pobreza y Rezago Social 2023). De esta cifra derivan todos sus problemas subsecuentes.

En Reynosa, hay 167 mil personas en situación de pobreza por carencias sociales. También, se estiman cerca de 100 mil en esa condición debido a sus ingresos, es decir, a que ganan muy poco, no encuentran trabajo o los servicios básicos son muy altos con relación a su economía personal.

En Reynosa viven 261 mil sin acceso a seguridad social; es la gente que trabaja en la informalidad, revendiendo cosas u ofreciendo algo a cambio de un poco de dinero. Por mucho que se esfuercen a lo largo de los años, no obtienen vacaciones pagadas, apoyos económicos ni derecho a jubilación. Nada.

En Reynosa hay 127 mil personas sin acceso a la salud, sea de Pemex, del IMSS o del ISSSTE. No se encuentran inscritos ni en los nuevos programas que buscan atender a este grupo de población.

En Reynosa viven 31 mil personas sin calidad ni espacios de vivienda. La causa es el encarecimiento de los alquileres y el costo mismo de las casas, incluso de los materiales de construcción. Además, 10,500 personas carecen de servicios básicos.

De hecho, en Tamaulipas aumentó la población total de pobres, al contabilizarse un millón 339 mil 800 personas, con 197 mil 300 personas en pobreza moderada y 142 mil 500 en pobreza extrema, según el informe 2023. Y, como queda dicho, Reynosa es el municipio con más pobres.

Este el pueblo que yace en manos de Carlos Peña Ortiz. En él ponen sus esperanzas de crecimiento, desarrollo y bienestar.

Para atravesar sus dificultades, el pueblo de Tampico tiene a Chucho Nader, segundo mejor alcalde de México; los de Altamira, a Armando Martínez Manríquez, el cuarto mejor alcalde del país; y el de Ciudad Madero, a Adrián Oseguera Kernion, el noveno a nivel nacional.

El hombre que guía a Reynosa es Carlos Peña Orozco, el número 67 de los 150 más importantes de México.

El pueblo de Reynosa no se merece el desempleo, la inseguridad, la baja inversión pública, las calles oscuras y sucias. Tendrá que esperar al año 2024 para retomar su destino; ya falta menos.

Porque lo que tiene hoy no es un gobierno, sino una maldición.

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