El premio “patito” de Carlitos: cortina de humo ante su desgobierno y corrupción
Por: Vicente Hernández
“No es el poder lo que corrompe, sino el miedo. El miedo a perder el poder corrompe a quienes lo ejercen, y el miedo al castigo desde el poder corrompe aún más a quienes están sujetos a él.”
«Aung San Suu Kyi»
Hace unos días los habitantes de Reynosa leyeron en las páginas de algunos de los diarios, redes sociales, revistas y noticieros televisivos, que esta fronteriza ciudad fue elegida para darle el premio al “buen gobierno 2022” que por desgracia encabeza aun el “Pollito en fuga” Carlos Peña Ortiz, y la mayoría de los que habitan esta ciudad se preguntaron: ¿Premio Nacional al Buen Gobierno Municipal 2022? en que estarían pensando los integrantes del Consejo Directivo del Instituto Nacional de Administración Pública A. C. en la Ciudad de México al otorgarle a la sufrida ciudad de Ruinosa Ta,ta,ta,ta,maulipas el mencionado premio, y peor aún, este galardón fue en reconocimiento a su administración como ‘Ciudad Educadora” y en el colmo; que esta administración ha beneficiado a más de 200 mil personas en los últimos años.
Esta “distinción” fue en febrero de este año, pero en mayo del 2022 (año galardonado) al buen gobernante Carlitos Peña le recetan una orden de aprehensión, emitida por un Juez de control que confirmó y emitió la orden de aprehensión en contra de Peña Ortiz como resultado de una solicitud del titular de la Fiscalía Especializada en Combate a Delitos de Corrupción Raúl Ramírez Castañeda, en base a una denuncia presentada por Marcelo Olán Mendoza, el ex director de contraloría Social en el Ayuntamiento de Reynosa, quien denunció a Carlos Peña Ortiz ante la Fiscalía de Justicia de Tamaulipas por presunto lavado de dinero, además de múltiples identidades y lo que le resulte.
La denuncia presentada por Marcelo Olan tiene un cierto tufo a chantaje, ya que consiste en que Carlos Peña habría adquirido un predio de mil 500 hectáreas con valor de 15 millones de pesos en el municipio de Cruillas, y del cual se cuenta con contratos de compra-venta, sin que se justificara dicha compra con el sueldo que ganaba en ese momento Carlos Peña, pero que de acuerdo a lo argumentado por el hijo de la exalcaldesa Maki Ortiz, se trataba de una donación, también en la denuncia presentada por Marcelo Olan ante la Unidad de Inteligencia Financiera y Económica (UIFE), Carlitos Peña es señalado de tener múltiples identidades con varios nombres y actas de nacimiento con fechas distintas.
Y digo que tiene tufo a chantaje, porque me resulta curioso que Marcelo quien es conocido como un abogado de profesión, activista social y filántropo, y no obstante haber apoyado en la campaña a su acusado, el entonces candidato de Morena a la alcaldía de Reynosa, y porque después de obtener el triunfo, sin querer retirar la demanda es nombrado, o recompensado, por el alcalde Peña Ortiz como Director de Contraloría Social, (hasta su reciente renuncia el 30 de septiembre del año pasado) pasando de acusador a colaborador de su gobierno municipal, por su parte el alcalde Carlos Peña no se cansa de repetir que en su caso no hay delito que perseguir, porque en la compra-venta de un predio en San Fernando, la operación se realizó con dinero licito procedente de su familia (léase Maky Ortiz), en cuanto a falsificación de documentos para adquirir varias identidades, asegura que solo cuenta con un acta de nacimiento, y una credencial de elector, y que en su momento presento pruebas de su inocencia por los presuntos delitos de que se le acusa, sin embargo Carlitos que clama a gritos inocencia, ha gastado mucho dinero en abogados, así como en más de nueve amparos, de los cuales uno, a uno, fueron quedando sin efecto, entonces la interrogante es: ¿Sera que Marcelo le sabe algo más que lo que se ha ventilado en los medios, y por eso mantiene el control de los hilos para poder negociar? ¿Qué tenebrosos secretos guardara el activista social para tener bajo control al alcalde reynosense?
Pero la pregunta del millón de pesos es; como carachos un supuesto Instituto Nacional le otorga el “Premio Nacional por buen Gobierno” a un ayuntamiento cuyo titular está más ocupado en defenderse para que no lo refundan en el frescobote, en hacer grilla barata, y buscar su reelección como alcalde, que está más lejos que un monje tibetano trepado en la punta del Monte Everest, y esa distinción como “Ciudad Educadora” ¿a quién carajos educa? Porque los señores del crimen organizado entran sin ninguna educación a negocios, plazas, bares, y oficinas de gobierno, para realizar sus ajustes de cuentas y masacres, así como tampoco los funcionarios municipales tienen tantita educación para embolsarse todo lo que se puede, y permite el alcalde, no se diga durante el “año de Hidalgo” mientras las colonias sufren por la escasez de agua, falta de alumbrado público, inseguridad y muchas más carencias, mientras el ”Pollito” Peña Ortiz se compra premios, y distinciones, que utiliza como cortina de humo para ocultar su incapacidad y corrupción. ¡¡Que poca madre!!