Le falla CEAT al gobernador; no encuentra agua subterránea
Por:, Mauricio Fernández Díaz
Ciudad Victoria.– Sensatamente, el gobierno de Tamaulipas ordenó buscar agua en el subsuelo de la capital, ante la falta de presupuesto para construir el acueducto. De no hacerlo, los victorenses sufrirían una aguda escasez en el año; estaba comprometido con ellos a conseguirles el vital líquido. Por tal motivo, comenzó la perforación de pozos profundos en diversos puntos, y todos los augurios eran optimistas. Pero ahora cunde el nerviosismo: no han hallado nada.
El tema del abasto lo puso el gobernador Américo Villarreal en manos de la Comisión Estatal del Agua (CEAT), y en este organismo recae la solución directa del problema. Por eso forma parte de la administración estatal, para que ejerza su especialidad, pues el doctor, lógicamente, no puede asumir él solo todas las funciones.
Con mucho boato y estridencia, el pasado 2 de diciembre, un grupo de funcionarios estatales anunció un proyecto para perforar pozos profundos en Ciudad Victoria. La finalidad era aumentar la reserva de agua para consumo de los habitantes, ya que se esperan sequías y altas temperaturas en 2023. Si bien el doctor Américo Villarreal encabezó el evento, el responsable de dicha obra fue el director de la CEAT. En él recayeron las expectativas de solución para la ciudad sedienta.
Se anunció que una empresa ucraniana (SEMPER) construiría los pozos, y que los trabajos contaban con la certeza de estudios satelitales y el uso de tecnología avanzada. El margen de fracaso era cero. ¿Cómo podrían estar equivocados los científicos y las herramientas geológicas más modernas?
Pues lo estaban, pero en ese momento se desconocía. Todo era aplausos, sonrisas y felicitaciones. Más de uno se imaginaba un duchazo a regadera abierta gracias a las nuevas fuentes de abastecimiento.
Detrás del Polyforum, la barrena cavó y cavó y cavó, hasta llegar a 400 metros de profundidad. Y allá, abajo, hallaron lo mismo que arriba: nada de agua.
“En lo estudios previos, sí había, pero no se ha encontrado”, dijo, desconcertado, Raúl Quiroga Álvarez, director general de la CEAT. Desde luego, ahí no acaba el proceso. Seguirán perforando, romperán “unos ciertos materiales” para ver si mana el vital líquido.
En la segunda perforación, ubicada por el Libramiento a Tampico, la situación es más decepcionante, pues ya se superaron los 400 metros de profundidad sin ganar una gota de agua. Para que se den una idea, el cenote más profundo del mundo, El Zacatón, situado en Aldama, Tamaulipas, tiene un fondo de 339 metros. Solo un robot de la NASA ha bajado hasta el lecho de esta maravilla natural.
Satélites, escaners, computadoras, todo lo que antes vaticinaba el éxito del proyecto ahora no significan nada. “No podemos garantizar que realmente haya agua”. Estas fueron las últimas palabras dichas por Quiroga Álvarez a la prensa.
Su respuesta cayó como la revelación de un médico a un enfermo desesperado: “Lo sentimos, el tratamiento no ha funcionado”. En Ciudad Victoria, esa desesperación es un déficit de 500 litros de agua por segundo. Para satisfacer la demanda debe surtir 1700 litros por segundo. Bueno, ya bajaron más de 400 metros en dos pozos, y ni aire salió.
Con sequía, sin agua en pozos profundos y con el descenso en la presa Vicente Guerrero, se acaba de anunciar el inicio del tandeo de agua, es decir, que se limitará el abasto a unas horas y a algunas zonas.
¿Cuánto le ha costado a Tamaulipas perforar los pozos secos? “Ellos asumieron el riesgo de la inversión, el nuestro es muy mínimo”, respondió, veloz, Raúl Quiroga. Con ellos se refiere a los ucranianos. Qué generosos son, piensa uno, a pesar de estar en guerra.
Si volteamos a Nuevo León, donde también perforan pozos profundos actualmente, nos encontramos con el panorama contrario. De tener 6, después de la crisis del año pasado, la empresa estatal Agua y Drenaje de Monterrey los aumentó a 20, los cuales, en conjunto, les aportarán 2000 litros por segundo.
Son pozos cavados a una profundidad de 700 a 2000 metros. De los 20, ya tienen los estudios de 6 para comenzar la extracción. Lo lograron sin el uso de satélites ni empresas extranjeras sino con un equipo de técnicos de Agua y Drenaje de Monterrey, de la Facultad de Ciencias de la Tierra de la UNAL y geólogos externos. Según Juan Ignacio Barragán, director general de la paraestatal, no habrían cavado ni un centímetro si no estuvieran seguros de hallar agua.
“Un pozo profundo es muy costoso, su construcción puede oscilar entre los 18 y los 30 millones de pesos. Por eso hay que tener la mayor precisión posible para su exploración”.
Al comparar el ejemplo de Tamaulipas con el de Nuevo León, solo podemos formular ciertas preguntas.
¿Cuánto ha costado, en realidad, el contrato con la empresa ucraniana SEMPER?
¿Ha venido solamente a perder 60 millones de pesos?
¿Quién le recomendó esa compañía a la CEAT? ¿Cuándo se licitó esa obra?
En aras de la transparencia, Raúl Quiroga debería responder estos cuestionamientos. Porque le está quedando a deber a los victorenses y al gobernador Américo Villarreal.