Por: Mauricio Fernández Díaz
Ciudad Victoria.- Primero parecía eterna la salida de Francisco García Cabeza de Vaca y ahora sentimos correr el tiempo demasiado aprisa. Aquella controversia constitucional para validar o no su desafuero y la eventual detención resultaron angustiantes hasta el horror. Se sumaron después las impugnaciones electorales, en medio de crispaciones sociales, y nadie le veía fin al laberinto de procesos judiciales. Sin embargo, como no queriendo la cosa, se cumplen los primeros 100 días de gobierno de Américo Villarreal Anaya.
García Cabeza de Vaca ya es historia y nos alegramos de ello. También es cuestión de tiempo para llevarlo ante la justicia a que pague por sus abusos. Pero esaes una tarea de fiscales y abogados y hay que dejarlos tranquilos para el éxito de su esfuerzo. Ya tenemos nuevo gobernador, y va mostrando señales de sus preocupaciones como servidor público.
En una entrega anterior hicimos un recuento de los avances y soluciones que ha logado ya el doctor Villarreal Anaya como titular del Ejecutivo estatal. El más importante de todos fue el político, ya que un conjunto de reformas leoninas aprobadas por los panistas habían disminuido su poder, y esto era un factor de inestabilidad. Como lo dijimos oportunamente, ya logró subsanarlo.
También se ha ganado la confianza de los inversionistas nacionales y extranjeros, como líder y gobernador, y ha participado ya en reuniones con empresarios para conocer los proyectos de 2023 y años siguientes.
Dejamos constancia de estos resultados significativos de Américo Villarreal, tomando en cuenta las circunstancias difíciles con que asumió el mando. Muchos de estos logros son del conocimiento público y marcan el rumbo de la entidad en los próximos meses: salud y medicinas para todos, crecimiento, educación y empleo. Va colocando los cimientos de su sexenio.
Los que merecen calificarse en estos primeros cien días de gobierno, más bien, son los secretarios del gabinete estatal, ya que de ellos depende el cumplimiento de las políticas promovidas por el doctor Villarreal.
De hecho, en Sentido Común publicamos una semblanza crítica de los integrantes del gabinete, con base en su experiencia y conocimientos, desde el primer día de gobierno. A punto de cumplirse los cien días, vemos que acertamos en todas.
En aquel análisis de los nombramientos otorgados por el doctor Villarreal destacamos la capacidad y reputación de la mayoría de los funcionarios invitados, pero también señalamos a aquellos de menor perfil. Y no tanto porque nos lo pareciera a nosotros, de manera subjetiva, sino comparándolos con sus propios compañeros, de mayor experiencia y habilidades.
Por lo pronto, sigue en su grisura y desubicación Karina Lizeth Saldívar Lartigue en la Secretaría de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente. No informa, no propone y no presenta; de hecho, cero comunicados en casi cien días. No nos extraña, sinceramente: venía de ocupar una jefatura en el gobierno municipal de Ciudad Victoria. Y, ¿qué es el gobierno de Ciudad Victoria, sino la casa de los Locos Adams, de pura risa y absurdos que hace?
En tanto, Ninfa Cantú Deandar sigue siendo una excelente editora pero incompetente secretaria de Desarrollo Económico. Sabedores de esto, no ha aparecido en las reuniones con inversionistas y el gobernador Américo Villarreal. La personalidad que imprime el doctor con su sola presencia y trayectoria basta de momento para dar confianza a los empresarios sin que intervenga Cantú Deandar. Nos enteramos que ni los alcaldes la toman demasiado en serio y se la saltan.
Han sido cerca de cien días en los que tampoco ha destacado Adriana Aguirre de los Santos en la Secretaría de Desarrollo Social, un área específicamente de mucha grilla y operación política, nada de lo cual conoce. “Mujer honesta, trabajadora y dedicada” dijo escuetamente la reseña oficial que se difundió tras su nombramiento; y eso ha de ser, como otras miles, como cualquier otra. Nadie le exige a Adriana preparación ni conocimientos sobre pobreza y desarrollo en Tamaulipas.
Igualmente, Sergio Hernando Chávez García, secretario de Seguridad Pública, ha vivido un inicio agitado. Mienten quienes afirman que Tamaulipas arde en inseguridad, pero tampoco se pueden negar las primeras crisis que ha tenido, la más importante de las cuales es el plagio y asesinato de Elena Lavín Montemayor, reconocida señora de la sociedad victorense. También se han denunciado desapariciones en carretera, así como de señoritas y adolescentes. Urge ya una estrategia con diagnóstico, plazos y resultados.
Afortunadamente, las secretarías que cargan el peso de las decisiones fundamentales han estado a la altura de las circunstancias. Vicente Hernández Navarro en Salud; Adriana Lozano Rodríguez en Finanzas; Tania Contreras López en el Jurídico; Aimé Castillo Pastor en Educación; y, de manera notable, Jesús Lavín Verástegui en Administración y Héctor Villegas González en la General.
Más que un reconocimiento, pues solo cumplen un mandato con la sociedad, estos funcionarios se han ganado, en estos cien días, la confianza del gobernador y de la gente, y la confianza, señoras y señores, es todo.
A los otros, a los que hemos omitido, no les alcanza ni para un cero por su insustancial aportación. Pero están iniciando; pueden continuar y demostrar que tienen algo que dar a Tamaulipas. Eso esperamos.
En resumen, el gobernador Américo Villarreal Anaya ha sabido recuperar en poco tiempo las facultades eliminadas de su cargo, y ahora puede emprender la transformación ansiada, eliminando hasta el último panista que quede por ahí. Sin embargo, también debe medir el desempeño de sus colaboradores mensualmente, porque algunos no están dando el kilo y los retos exigen personas muy preparadas, comprometidas y, por qué no, valientes.