Por: Mauricio Fernández Díaz
Ciudad Victoria.- Mediante sobornos y trampas, Acción Nacional se apoderó en 2022 de la Junta de Coordinación Política (Jucopo) del Congreso de Tamaulipas, cuando en derecho le correspondía a Morena presidirla. Usurpando moralmente la 65 Legislatura, cambió las leyes para extender el poder de Francisco García Cabeza de Vaca después de su periodo, imponiendo a cercanos suyos en organismos autónomos. Pero el que a hierro mata, a hierro muere y, con apoyo de dos diputadas panistas, la junta ha regresado a su legítimo ganador, la diputación morenista. Es el momento oportuno para hacer algunas reflexiones de lo que nos espera con la 4T como líder del Legislativo y la falta de contrapesos.
En la sesión del viernes 13 de enero, el diputado de Morena Eliphalet Gómez presentó una iniciativa para modificar diversos ordenamientos de la Asamblea. Se aprobó con 19 votos a favor y 11 en contra, a pesar de la molestia de los panistas, que la tacharon de inconstitucional. En ese momento, se nombró a la morenista Úrsula Salazar Mujica nueva presidenta de la Jucopo.
Ahora será ella quien haga circular toda la actividad legislativa, política y hasta administrativa del Congreso de Tamaulipas. Es decir, asume un poder inmenso. Con su nombramiento echan al panista Félix “El Moyo” García, quien utilizó al Congreso para beneficio del cabecismo. Sin embargo, Úrsula Salazar no tiene una trayectoria destacada en el servicio público que nos ofrezca una idea de lo que hará.
Hay de ella, al contrario, pésimas referencias y rumores sin confirmar, algunos hasta publicados en una denuncia en su contra presentada por el PAN. Eso es insuficiente para juzgarla y, debido justamente a esas lagunas, debería responder algunas preguntas que este cambio suscita en la política local.
Con ella como presidenta, ¿habrá un parlamento abierto, que tome en cuenta la opinión de los ciudadanos, o manejará solamente su agenda política?
¿Será gestora de necesidades o traficante de influencias?
¿Buscará apoyos a migrantes, a mujeres violentadas, a trabajadores despojados de sus derechos o buscará apoyos para su beneficio personal?
¿Impulsará el desarrollo de los municipios o los extorsionará? ¿Fiscalizará imparcialmente a los alcaldes?
¿Combatirá el nepotismo, la corrupción y la transa, o los multiplicará?
En suma, ¿será diferente a la Jucopo del PAN, será lo mismo, o será peor?
Conocemos al PAN cabecista: corrupto y autoritario; en ningún ámbito mostró interés sincero por el desarrollo social o la educación.
Pero sustituir a este partido por otro no provoca tampoco un cambio mágico, no significa remplazar malo por bueno de manera directa.
Reemplazar al PAN por Morena solo es un cambio de partido; no implica ningún logro per se para los ciudadanos. Pude ser para bien, desde luego; pero, igualmente, puede ser para mal. La moneda está en el aire y nada puede concluirse todavía.
Tamaulipas enfrenta pesados obstáculos para su crecimiento, desde elementales, como el abasto de agua, hasta complejos y de soluciones transversales, como educar a las nuevas generaciones en los conocimientos que demanda la economía moderna. Sin olvidar el siempre difícil y doloroso de la inseguridad, que parece estar retoñando nuevamente.
Tamaulipas enfrenta muchos rezagos, y el Congreso del Estado puede ayudar a darles solución. Eso se esperaba con los panistas pero defraudaron inmediatamente la confianza ciudadana. Ahora toca a Morena y, en particular, a Úrsula Salazar, ser la conductora de este esfuerzo.
Por el lado político, será fundamental que ejerza su autonomía frente al Poder Ejecutivo, pues la mayor desgracia para una sociedad y sus gobernados es la complicidad entre autoridades o eliminar los contrapesos. Ejemplos de esa corrupción están en el PAN de Cabeza de Vaca, Gerardo Peña y el Moyo García, pero también los hay más atrás. Si Tamaulipas está endeudado y más pobre, es por eso.
Así que desde hoy pongamos los ojos en Úrsula Salazar Mojica, en su agenda, sus encuentros, sus giras y sus resultados. En su momento reconoceremos los logros que consiga como líder del Congreso del Estado. Pero esto lo sabremos hasta 2024, cuando se haga el recuento de su trabajo.
Por hoy, se gana tranquilidad por la salida del PAN de la Jucopo. Pero aún no hay nada que celebrar.