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Morena Tamaulipas se dividirá en caso de postular a un priista

Por:Mauricio Fernández Díaz

Ciudad Victoria.- Caliente, caliente, igual que este inverno, se vive el proceso interno en Morena Tamaulipas para elegir al candidato de la senaduría vacante. Solo hay una posición en juego, pero han aparecido 12 aspirantes; de ese tamaño es la efervescencia (o la ambición) al interior de la 4T. Es la reacción natural de los políticos cuando ven la facilidad de ganar, ya que en este caso la izquierda es amplio favorito. Los morenistas dan por hecho de que la gente vota por las siglas y no por el candidato; a ese grado llega su devoción. Los guasones afirman que hasta Francisco García de Vaca ganaría si lo postulara Morena. Sin embargo, un conflicto serio amenaza al movimiento.

Morena no ha querido entender que los candidatos sí importan, como lo demuestran las elecciones en las alcaldías de la Ciudad de México y la gubernatura de Nuevo León, donde perdieron sus abanderados. Pasarán algunos años para saber si los triunfos en otros estados son consecuencia de la lealtad ciudadana o de cierta coerción sobre los gobernadores salientes, sobre todo del PRI, que aceptaron embajadas después de entregar el poder a la 4T. Con toda su fortaleza, el movimiento de López Obrador no es indestructible, aunque haya un mito que lo afirme.

La izquierda lopezobradorista tampoco puede sostenerse únicamente de los agradecidos de los programas sociales porque no aportan la mayoría suficiente para garantizar los triunfos, aunque generan mucha votación. La fórmula del éxito sería una mezcla de esa población con un candidato popular o famoso entre la gente. En los comicios del 5 de junio fue la imagen del doctor Américo Villarreal la que inclinó el resultado a su favor y no los simpatizantes de la 4T que, a pesar de ser numerosos, no son masivos en Tamaulipas.

Otra realidad que Morena Tamaulipas no quiere ver son los militantes, los que pusieron la primera piedra del partido cuando todo mundo prefería estar en el PRI o el PAN. Los fundadores desean que, si alguno de ellos no fuera seleccionado como candidato, por lo menos le propusieran a personas afines o con sus mismos intereses, personas dedicadas a la lucha social. Pero todo se viene abajo cuando el Comité Ejecutivo Nacional nomina a un “invitado” o externo como abanderado.

Esos simpatizantes que traen bien puesta la camiseta han coincidido con las encuestas más serias en que el mejor perfil para la candidatura es Mario López, la “Borrega”. Aprueban sus resultados en Matamoros, su actitud de servicio y su compromiso con los más vulnerables. Se enfrentó a García Cabeza de Vaca, en defensa de la autonomía municipal, y lo venció en tribunales. Será difícil hallar en cualquier otro mayor demostración de lealtad.

Pero la posibilidad de ganar la senaduría vacante ha atraído a un enjambre de vividores, como la carroña a las moscas, que no quieren esforzarse más allá de estampar su foto y su nombre en la boleta. Ellos son Felipe Garza Narváez, Adolfo Sierra Medina, José Luis Moreno Hernández, Nury Romero Santiago, Jaime Moreno Garza, Marcelo Olán Mendoza, Alex Pérez Santana, José Ramón Gómez Leal, entre otros.

Uno que parece traer comparsa detrás es Erasmo González Robledo, diputado federal, presidente de la Comisión de Presupuesto. Al maderense lo impulsa un grupo dentro de Morena, a pesar de que lo consideran un morenista pirata o artificial.

Si la lista recién mencionada ya provoca aburrimiento por esos personajes sin talento ni mérito, el caso de Erasmo González envuelve todo eso y una carga enorme de culpa. Es de la estirpe priista más rancia que hay en Tamaulipas, a pesar de cierta juventud que aún se le pueda atribuir. Incluso algunas lideresas de Ciudad Madero no saben que ya está en Morena – nos aseguran testigos–, de tan familiar que sigue siendo en el PRI.

Formado con Lupe González Galván y protegido por Egidio Torre Cantú, no hay un ápice de pueblo ni de sentido social en Erasmo, salvo con las cinco señoras que siempre ha ayudado porque las utiliza después para jalar votos.

Así, envuelto en su bandera priista, y pasando por encima de la historia de Morena, llega Erasmo González Robledo a la interna para competir por la candidatura. Si permiten a la militancia expresarse en las encuestas, Erasmo volverá a sus tareas con las manos vacías. Pero primero deben permitir que los verdaderos morenistas tomen la voz.

Más le vale al Comité Ejecutivo Nacional no manosear las encuestas que se aplicarán, porque ya han empezado a ocurrir cosas extrañas, como siempre con el presidente de Morena, Mario Delgado. Según la convocatoria, el 12 de diciembre era la fecha para anunciar a los precandidatos aprobados; esta etapa se corre hasta el 22 de diciembre. También, el compañero o compañera de fórmula ya no se publicará el 13 de diciembre sino el 22 del mismo.

Que Mario Delgado retrase todo lo que quiera el anuncio, pero que se abstenga de postular a un priista o a un advenedizo, que son lo mismo.

Ni los simpatizantes ni las figuras de la 4T en el estado agacharán la cabeza; ese es el mensaje que circula entre las bases. Recordemos que en Guerrero los seguidores de Félix Salgado Macedonio reventaron la interna en las narices del mismo Mario, el 17 de diciembre de 2020. No lo dejaron leer el resultado porque temían que favoreciera a Pablo Amilcar Sandoval, y no a Félix.

Y este lunes 12, en Coahuila, acaba de suceder algo similar. La Comisión de Encuestas declaró al senador Armando Guadiana abanderado de Morena para la gubernatura del estado. Mario Delgado secundó el resultado, pero la alegría les duró poco. Ricardo Mejía, subsecretario de Seguridad y perdedor de la interna, la tachó de amañada y sesgada. A continuación, acusó a Guadiana, su compañero, de ser compadre del priista Miguel Riquelme, el actual gobernador, y hasta de los Moreira. Es decir, mensajes de odio o, mejor dicho, mensajes de Caín.

Y en Tamaulipas, la paz y la unidad del Morena penden de un hilo más delgado que un cabello. A ver si resiste el 22 de diciembre.

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